sábado, septiembre 30, 2006

La casa infernal: Las imagenes del horror

En 1973, y con el propio Matheson plasmando su novela en forma de guión cinematográfico, llega La leyenda de la mansión del infierno (The legend of Hell House), dirigida por John Hough. Ya desde el principio se puede hablar de una fiel adaptación de la novela, condensando la acción en lo esencial y eliminando escenas redundantes o difíciles de plasmar en pantalla con los medios de la época.

El argumento es el mismo, con lo que no volveré a incidir en él, y en el transcurso de la acción pocas sorpresas se esconden para los lectores de La casa infernal. Para los que no habían leído el libro, el film se convierte en una experiencia terrorífica que sugiere antes que muestra, que avanza progresivamente en el ambiente de degradación psíquica y moral de los protagonistas, perfectamente escogidos para reflejar a los Sres. Barrett, a Miss Tanner y a Benjamin Fischer.


Precisamente el actor que encarna a Ben, Roddy McDowell (cuya dilatada carrera empezó con Qué verde era mi valle, pasó por las pelis del Planeta de los Simios como Cornelius y acabó en series B como Noche de Miedo) consigue dotar de la vida necesaria a su personaje, primero frágil y acobardado, cauto en la parte central del film y ya en abierta confrontación con la casa en el último tercio del metraje. Lo cierto es que cada actor debe lidiar con un papel que posee una carga y una complejidad psicológica importantes, nada habitual en el cine de terror al uso y que, una vez más, emparenta la película con The Haunting (Robert Wise, 1963), en la cual nunca se llegaba a aclarar si el encantamiento era un delirio de la protagonista o una presencia fantasmagórica real actuando en la casa de la colina.

Así, tenemos el matrimonio Barret, formado por Lionel, volcado en su trabajo, completamente convencido de la validez de sus teorías –casi hasta la soberbia-, tullido e impotente, cuyo amor apenas más que fraterno por su esposa Anne crea en esta una doble sensación –por un lado de represión de sus instintos, y por otro de frigidez física ante las dificultades para mantener relaciones con su marido. Si interesante para el devenir del relato resulta su relación, no menos interesante es el personaje de Florence Tanner, una medium con profundos sentimientos cristianos que nunca pudo superar el fallecimiento de su hermano a muy temprana edad y antes de que pudiera disfrutar de los placeres de la vida. Como sucede en la novela, la presencia que habita la casa, o las energías que allí actúan, utilizarán esas debilidades para ir infiltrando nuevas sensaciones, deseos, impulsos y mentiras entre los investigadores. Sólo Fischer, que conoce la verdadera magnitud de la maldad que allí mora, escudado firmemente con un escudo psíquico casi impenetrable logrará resistir esa maligna influencia.





Mención aparte, ya para concluir para el diseño de producción, que logra un caserón gótico y austero a la vez, polvoriento y deteriorado por los años de abandono, pero capaz de generar la necesaria sensación de ominosa amenaza que asalta tanto a los protagonistas como a los telespectadores. Si hasta consiguieron que le tuviera miedo a los gatos, con eso lo digo todo.

Aún disponible en DVD y en sus redes de distribución de archivos de seguridad habituales.

Posted by Picasa

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