Una misteriosa fuerza alienígena pretende sustraer la Isla de Alcatraz por entero, y Superman y los Titanes lo evitan, pero sólo consiguen llamar la atención del ser que ha orquestado la operación. El Subastador, una especie de intermediario galáctico que busca objetos de interés por todo el universo y luego los oferta al mejor postor, ha encontrado un nuevo mercado: la venta de los legendarios héroes terrestres. Para su desgracia, Superman y compañía son un hueso demasiado duro de roer y finalmente decide aceptar la oferta del Hombre de Acero de abandonar el planeta sin llevarse ningún "recuerdo". Pero antes de su partida, el Subastador deja caer una bomba: además de Superman y Supergirl los sensores de su nave han detectado a un tercer ser oriundo del planeta Krypton viviendo en la Tierra.
Ha pasado el tiempo y Superman sigue enfrentándose a amenazas de todo tipo, aunque hay algo que le sigue atormentando. La mención de un tercer Kryptoniano en la Tierra -y dándole credibilidad tras pasar lista a todos los kryptonianos, humanos y animales presentes en el planeta durante la visita del Subastador y comprobar que efectivamente sólo Supergirl y él estaban presentes-, la posibilidad de recuperar otro pequeño pedazo de su hogar y vislumbrar retazos de la vida que nunca conoció hacen que siga hasta la más leve pista de esa posible presencia en las más remotas localizaciones del globo. Para localizar a alguien que no quiere ser encontrado Supes recurre al mejor detective del mundo y al único al que ha confiado todo en su vida en los momentos de necesidad, a Batman. Mientras Robin y Cristopher se entrenan y juegan en la batcueva, una pista en apariencia completamente ajena a Krypton -unos pandilleros que han sufrido extrañas mutaciones y alteraciones de comportamiento- desvela la presencia de componentes químicos que proceden de dicho planeta, algo que conduce a Superman hasta una remota localización en los bosques californianos donde una misteriosa persona vive al margen de todo y de todos.
La presencia de Superman desvelará que allí se encuentra escondido un nuevo superviviente del planeta Krypton, alguien cuya historia no deja de ser sorprendente por sus profundas raíces en la mitología del personaje y por los poderosos resabios clásicos que posee la historia, una mezcla entre la Anábasis, la Odisea y la Eneida que acompaña a un grupo de los mejores guerreros de Krypton en su peregrinar maldito por un universo entero en su contra tras la desaparición de la poderosa metrópoli planetaria a la que sirvieron durante décadas. El último refugio posible para el último superviviente de ese pelotón fue el tranquilo planeta Tierra, aunque su elección no fue realizada al azar. La presencia poderosa y notoria de Superman serviría de alarma en caso de ataque y permitiría una huida al Tercer Kryptoniano, algo que podría suceder cuando el letal cazarrecompensas que se dirige a la Tierra a toda velocidad alcance su objetivo.
La primera parte de esta historia pudo leerse en los números 841 a 843 de Action Comics (Superman 1-3, volumen 2 de la edición de Planeta) y contó con guión de Kurt Busiek -con argumento de Fabian Nicieza- y arte de Pete Woods. La cercanía de esta historia con la saga de la Zona Fantasma, el regreso del General Zod y la aparición del pequeño Christopher Kent podían inducir a error en el lector y generar una incongruencia en la continuidad, algo por otra parte bastante frecuente en los tiempos que corren. Pero ahí estaba Kurt Busiek para recuperar el hilo de la historia y clarificar que la alusión del Subastador no sólo no se refería a Christopher Kent sino que tras ella se escondía una gran historia merecedora de ser contada por un equipo de lujo y disfrutada por los seguidores de Superman. En la saga El Tercer Kryptoniano (Superman 668-670 y publicados por Planeta en el tomo Superman: El Tercer Kryptoniano) Busiek hace lo que mejor sabe hacer, y lo hace como siempre, bien. Aplica su enciclopédico conocimiento de las series que guioniza para crear desde la nada una sólida historia que tiene sentido atendiendo tanto a lo que conocemos sobre la sociedad kryptoniana (agrupada en castas y con unos principios guerreros bastante acusados) como a sus principales personajes (la saga de militares que finaliza con el general Zod, uno de los villanos más temibles de Superman... en cualquier época). Partiendo de esa premisa, y sabiendo que está añadiendo nuevos elementos a la continuidad del personaje, la historia sigue muchos de los tópicos del género: presentación conflictiva, diálogo y revelación tras un enfrentamiento, conflicto con una amenaza exterior, traición y redención final. Lo hemos visto decenas de veces y lo seguiremos viendo otras tantas. Lo importante es tener la certeza de que el personaje está actuando de acuerdo con su forma de ser -con la que ha sido dotado por sus creadores- y obedeciendo a las reglas impuestas por la lógica interna del relato, que es algo que muchas veces los guionistas olvidan y los lectores no podemos pasar por alto. Y eso es algo que Busiek ha demostrado saber hacer a la perfección en prácticamente todos los trabajos de su carrera, desde aquel lejano Liberty Project a cualquiera de sus sagas en Los vengadores o en alguno de los momentos más emocionantes de Astro City. Los encargados de ilustrar el ajustado guión de Kurt Busiek son Rick Leonardi y Dan Green, que crean una narración espectacular y repleta de momentos de acción aderezados con elementos de space opera. El estilo de Leonardi se ha simplificado bastante en los últimos tiempos, acentuando su angulosidad y capacidad de síntesis al máximo sin perder un ápice de su característica habilidad narrativa, algo en lo que se parece cada día más al maestro Simonson.
Por cierto que éste es el encargado de dibujar el Superman 666 (incluído igualmente en el tomo), también con guiones de Busiek, tebeo con ínfulas de número especial que no deja de ser una boutade conmemorativa de tan satánica numeración que enfrenta al Hombre de Acero con un ser demoníaco que pretende derrotarle en el plano de los sueños y arrojar el alma de Superman a los fosos más profundos y ardientes del Infierno. Poco puede hacer Simonson, que despliega su habitual repertorio de onomatopeyas imbricadas en el diseño de la páginas, sus espectaculares juegos de luces y explosiones, su dominio a la hora de reflejar seres monstruosos, para plasmar una historia que peca de un tanto confusa y, visto el desarrollo y resultado final de la misma, pretenciosa.
6 comentarios:
Mantengo desde hace tiempo una discusión permamente, aunque a ratos, sobre Kurt Busiek con Sergio. Yp creo que Nusiek es un escritor de solo dos historias: o escribe una "busqueda del héroe", o escribe un "otros mundos."
La "búsqueda del héroe", lo que significa ser un héroe, la lleva escribiendo desde Liberty Project, y la ha visitado en Marvels, clarísimamente en Thunderbolts, en Vengadores (con la llegada de Triathlon), en Astro City (con la historia del Monaguillo), en Arrowsmith (ese Fletcher que se inscribe en el ejército buscando la gloria y se encuentra con una cruda realidad) y hasta en Superman, con esos primeros números de Supes sin poderes pero siempre dispuesto a "hacer lo correcto".
El "otros mundos" también es una constante. Es lo primero que hizo con los Vengadores, lo que Astro City o Arrowsmith son en su totalidad, lo segundo que ha hecho en Superman con Pacheco (un Camelot Falls inacabado... vergüensa de tusijos!!) y de lo que va básicamente Trinity, donde para más inri ha vuelto a sacar a una Morgana LeFay, versión DC, por supuesto.
NADA de esto impide que sea un brillante escritor, con el que he disfrutado muchísimo durante estos años, y seguro que seguiré disfrutando muchos más.
Mr. Plissken me ha picado usted, probaré este tomaco de Planeta, que estamos en mes de sequía.
Ehhh, un momentooooo...
¿Me has eliminado de "los amigosd de Plissken"????...
Pero, pero, pero... ¿yo a tí que te he hecho?
Penitenciagite!!!
Alberto, ottia, con el cambio de widget y el paso a Blogger me olvidé de su enlace... ¡y ni siquiera me había dado tiempo a comentarlo en el blog en la entrada de hoy! Arrepientome y antes de acabar en la hoguera virtual le devuelvo al lugar del que las prisas y los dichosos widgets le sacaron temporalmente ;D
No me parecen malos temas recurrentes a la hora de abordar una industria llena de convenciones y tópicos, la verdad, y más aún si el guionista la aborda con un sentido clásico a la hora de narrar una historia y de presentar unos personajes. Personalmente me encanta la manera en que mezcla la épica con la emotividad, la emoción con el sentimiento, y es que creo que Busiek más que muchos otros pretende llegar antes al corazón que al intelecto. Por cierto, la saga de Camelot Falls, ¿no acababa con el enfrentamiento submarino con Arion? Dejo pendiente para el futuro un repaso a la mejor historia de Superman de los últimos, eh, sesenta años, que usted ya ha disfrutado y comentado más que acertadamente :D.
¡Un abrazo, caballero!
Comentario repetido por mí, comentario suprimido.
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