Trueno tropical ha sido todo un éxito en las listas de ventas de libros por su desgarrador relato de las vivencias en Vietnam de un soldado que participó en decenas de combates y resultó mutilado en uno de ellos. Como todo best-seller que se precie ha llamado la atención de la industria del cine, y el productor Les Grossman (Tom Cruise) ha adquirido los derechos para crear la película de guerra más cara de la historia. Al mando de la producción Grossman ha puesto a un novel director de teatro británico, Damien Cockburn (Steve Coogan), cuya incompetencia y bisoñez ha provocado que la producción ya acumule a los cinco días de rodaje... ¡¡dos meses de retraso y un gasto de más de cien millones por encima de lo presupuestado!!
En realidad los problemas de Grossman y de Cockburn se hayan en el plantel de actores escogido para interpretar al pelotón de soldados norteamericanos perdidos en la jungla vietnamita. Interpretando al personaje protagonista encontramos a Tugg Speedman (Ben Stiller), estrella del cine de acción -protagonista de la saga Scorcher I a V- que ha sufrido un batacazo comercial de proporciones épicas al interpretar a un disminuido psíquico en la película Jack el simple cuando él aspiraba a lograr reconocimiento de público, crítica y un para él merecidísimo Óscar de la Academia. Dándole la réplica está el ganador de cinco óscars Kirk Lázarus (Robert Downey Jr.), actor de método y protagonista de producciones "de calidad" que no ha dudado en pasar por el quirófano para oscurecer su piel y conseguir el papel de sargento de color del pelotón. El duelo de prima donnas está servido, y a él no van a ser ajenos el resto de actores de Trueno tropical: el actor cómico -a base de pedos y de travestirse, la bofetada a costa de Eddie Murphy es sonora- adicto a todo tipo de sustancias y excesos Jeff Portnoy (Jack Black); la estrella del hip-hop y patrocinador de bebidas energéticas Alpa Chino (Brandon T. Jackson) y el bisoño en cine pero experimentado en la vida Kevin Sandursky (Jay Baruchel).
Todos ellos pululan por la selva en un rodaje con retrasos, accidentes, peleas entre los actores por destacar dentro y fuera de plano, exigencias de lujo versallesco por contrato y charlas transoceánicas con agentes y productores para los que cada vez se hace más evidente que Trueno Tropical puede ser el fiasco más caro de la historia del cine bélico. Para encauzar la situación el autor del libro y a la postre consejero técnico, el mutilado de ambas manos Four Tayback (Nick Nolte) aconsejará a Cockburn una solución drástica y desesperada: abandonar a sus actores en medio de la selva para que conozcan el verdadero miedo y sepan cómo comportarse en la película. Tamaño despropósito no sólo convence al director sino que le sugiere una nueva dirección para la película, con otro estilo e intención. Por supuesto, nada saldrá como ninguno de ellos espera y la selva, los narcotraficantes, los actores, el veterano, el encargado de efectos pirotécnicos y el espectador van a vivir un carrusel de barbaridades, coñas, locuras y burradas que volverán a convertir la selva en una zona de guerra como hacía años que no sucedía.
Hace unos años pudimos ver algo similar en la cinta de culto Zoolander, en la que Stiller se cebaba en el mundo de la moda y los modelos/actor -¿o era actor/modelo?- en una comedia que era a ratos chusca, a ratos vergonzosa, a ratos inteligente, pero en todo momento divertida, y que como suele ser habitual en España fue vendida como otra Scary Movie de peseta. Tropic Thunder (me niego a usar el demencial subtítulo de los distribuidores españoles, que como siempre creen necesitar un reclamo para atraer a la mayor cantidad posible de público) emplea todos los recursos que la comedia gruesa pone a su disposición para hacer pupita a la industria hollywoodiense en general, al cine de acción en particular, y a las estrellas y al mundillo que las rodea más concretamente, ofreciendo retratos a medio camino entre el patetismo y la miseria humana de personajes como el agente encargado de representar a los actores (un impagable y muy divertido Matthew McConaughey) o el productor cuyo único interés es ganar dinero, y luego ganar más dinero y finalmente vender los dvd's de todo ello a mayor precio. En este caso es el actor Tom Cruise, oculto bajo un maquillaje grotesco, el que se encarga de parodiar alguno de sus papeles más recientes, de machacar la figura del empresario productor engreído, ególatra, egoísta y miserable y a la vez reírse de sí mismo como actor y como, no lo olvidemos, productor.
Dejando claro el objetivo primordial del escarnio, resulta espectacular la cantidad de clichés que aparecen ridiculizados sin piedad alguna. La obsesión por lograr premios y reconocimiento a costa de aceptar papeles con taras físicas o psicológicas evidentes es una de las convenciones retratada sin piedad, y que curiosamente más revuelo ha levantado a raíz de ciertas críticas que acusan a la película de reírse de los discapacitados psíquicos cuando en realidad lo que cuestiona es la oportunidad o el oportunismo de fingir ser otra persona -como es el caso de Lazarus y su sargento negro- o padecer una disminución para obtener un galardón. Pero esa cuestión no es sino otra más de las cruelmente despachadas por Stiller y compañía en esta comedia gamberra que se ceba en los actores adictos a las sustacias de toda clase, en los mercachifles que venden sus productos a costa de su imagen, en las escuelas y métodos actorales, en las exigencias ridículas y absurdas que los actores demandan a la hora de rodar, en los duelos interpretativos en los que antes que el talento está en liza el ego de las estrellas, en la defensa de causas benéficas o medioambientales por motivos meramente publicitarios, en la exageración del género bélico y en algunas convenciones del cine reciente...
En ese aspecto las referencias son también muy jugosas, desde Platoon con su famoso acribillamiento a cámara lenta y amenizado con música clásica a Forrest Gump y su rescate con explosión mastodóntica de fondo, sin olvidarnos, claro, de Apocalipsis Now, obra maestra indiscutible a costa de la cual se hace una broma doble, interna en el particular viaje a las tinieblas actorales de Speedman y Lazarus, y externa -metacinematográficamente hablando si se quiere- reflejando el tormentoso rodaje de aquella con making off repleto de vicisitudes y dificultades incluido. Pero no se preocupen ustedes, que Stiller y Justin Theroux (ambos dos actores y guionistas de la peli aunque el segundo no aparezca en la misma) ayudados por Etan Cohen (de los Cohen de toda la vida pero sin parentesco con Joel y Ethan) no se olvidan de otras películas ambientadas en la zona, como Rambo, El cazador y hasta el mismísimo Puente sobre el río Kwai recibe su particular homenaje.
No se equivoquen. No estamos ante una comedia sofisticada ni sutil, pero es que el mundo que parodia y ridiculiza -aunque siempre dentro de un orden y con un fonde de cariño, ya que Stiller y compañía no son tontos y saben dentro de qué parametros se mueve el mundillo en que viven y trabajan- es tan excesivo, falso y pantagruélico como la película en cuestión. El variopinto reparto proporciona la suficiente variedad de registros como para satisfacer a la mayor cantidad de público posible, desde el humor totalmente obsceno y grueso servido por Black, al gestual de Stiller (este tío pone unas caras y se mueve como pocos cómicos hoy día), al más verbal de Downey Jr. Hay bastantes gags que apabullan por exceso (estoy pensando en los dos duelos de salivazos que protagoniza Stiller o en el bailecito final de Grossman), y otros que a fuerza de ser repugnantes provocan en el espectador la carcajada nerviosa (el que acontece a costa de la cabeza decapitada al final tenía a media sala riendo), pero el conjunto resulta aceptablemente satisfactorio y coloca a la película junto a Bowfinger el pícaro como los mejores espejos deformados que reflejan una realidad a nivel de industria del espectáculo que analizada fríamente debería ponernos los pelos de punta: mercantilización del sufrimiento propio y ajeno, despilfarro salvaje, egocentrismo, mezquindad institucionalizada...
Dos últimos apuntes para finalizar sobre aspectos formales de la película. Por un lado, destacar como excepcional acierto la campaña viral de publicidad de la película, con el trailer del falso making off Lluvia de locura, haciendo mofa y befa del famoso relato del tortuoso rodaje de Apocalypse Now, Hearts of Darkness: A Filmmaker's Apocalypse, u otras lindezas como el reparto principal creando su video viral a posta y riéndose de paso de sus estrenos previos este mismo año o los trailers falsos que sirven de prólogo a la película y que también hacen pupita a las comedias chuscas à la Eddie Murphie (The fatties), las pelis de acción descabelladas y sus secuelas (Scorcher V) y las producciones de calidad con historias de amor probables pero un tanto descontextualizadas (Satan's alley). Y ya para acabar, me gustaría destacar el diseño de los títulos de crédito finales, que este año han deparado maravillas conceptuales como los de Wall-E, o los de esta película, que recupera los créditos con imagen de cada actor a la vez que aparece su nombre -al estilo de las viejas producciones corales de Hollywood en las que amortizaban todavía más de esa manera la participación de repartos inmensos repletos de estrellas-, con el añadido de que el fotograma se convierte en una ilustración que bien pudiera aparecer en un comic. Para no destriparles la película, salten al minuto con quince segundos del video -evitando de paso parte del grotesco baile que Grossman/Cruise se marca a ritmo de hip-hop- o no lo vean directamente si tienen pensado disfrutar en un futuro de este Trueno Tropical, que tiene en mí, al igual que las mencionadas Bowfinger o Zoolander, un rendido y devoto admirador.
En realidad los problemas de Grossman y de Cockburn se hayan en el plantel de actores escogido para interpretar al pelotón de soldados norteamericanos perdidos en la jungla vietnamita. Interpretando al personaje protagonista encontramos a Tugg Speedman (Ben Stiller), estrella del cine de acción -protagonista de la saga Scorcher I a V- que ha sufrido un batacazo comercial de proporciones épicas al interpretar a un disminuido psíquico en la película Jack el simple cuando él aspiraba a lograr reconocimiento de público, crítica y un para él merecidísimo Óscar de la Academia. Dándole la réplica está el ganador de cinco óscars Kirk Lázarus (Robert Downey Jr.), actor de método y protagonista de producciones "de calidad" que no ha dudado en pasar por el quirófano para oscurecer su piel y conseguir el papel de sargento de color del pelotón. El duelo de prima donnas está servido, y a él no van a ser ajenos el resto de actores de Trueno tropical: el actor cómico -a base de pedos y de travestirse, la bofetada a costa de Eddie Murphy es sonora- adicto a todo tipo de sustancias y excesos Jeff Portnoy (Jack Black); la estrella del hip-hop y patrocinador de bebidas energéticas Alpa Chino (Brandon T. Jackson) y el bisoño en cine pero experimentado en la vida Kevin Sandursky (Jay Baruchel).
Todos ellos pululan por la selva en un rodaje con retrasos, accidentes, peleas entre los actores por destacar dentro y fuera de plano, exigencias de lujo versallesco por contrato y charlas transoceánicas con agentes y productores para los que cada vez se hace más evidente que Trueno Tropical puede ser el fiasco más caro de la historia del cine bélico. Para encauzar la situación el autor del libro y a la postre consejero técnico, el mutilado de ambas manos Four Tayback (Nick Nolte) aconsejará a Cockburn una solución drástica y desesperada: abandonar a sus actores en medio de la selva para que conozcan el verdadero miedo y sepan cómo comportarse en la película. Tamaño despropósito no sólo convence al director sino que le sugiere una nueva dirección para la película, con otro estilo e intención. Por supuesto, nada saldrá como ninguno de ellos espera y la selva, los narcotraficantes, los actores, el veterano, el encargado de efectos pirotécnicos y el espectador van a vivir un carrusel de barbaridades, coñas, locuras y burradas que volverán a convertir la selva en una zona de guerra como hacía años que no sucedía.
Hace unos años pudimos ver algo similar en la cinta de culto Zoolander, en la que Stiller se cebaba en el mundo de la moda y los modelos/actor -¿o era actor/modelo?- en una comedia que era a ratos chusca, a ratos vergonzosa, a ratos inteligente, pero en todo momento divertida, y que como suele ser habitual en España fue vendida como otra Scary Movie de peseta. Tropic Thunder (me niego a usar el demencial subtítulo de los distribuidores españoles, que como siempre creen necesitar un reclamo para atraer a la mayor cantidad posible de público) emplea todos los recursos que la comedia gruesa pone a su disposición para hacer pupita a la industria hollywoodiense en general, al cine de acción en particular, y a las estrellas y al mundillo que las rodea más concretamente, ofreciendo retratos a medio camino entre el patetismo y la miseria humana de personajes como el agente encargado de representar a los actores (un impagable y muy divertido Matthew McConaughey) o el productor cuyo único interés es ganar dinero, y luego ganar más dinero y finalmente vender los dvd's de todo ello a mayor precio. En este caso es el actor Tom Cruise, oculto bajo un maquillaje grotesco, el que se encarga de parodiar alguno de sus papeles más recientes, de machacar la figura del empresario productor engreído, ególatra, egoísta y miserable y a la vez reírse de sí mismo como actor y como, no lo olvidemos, productor.
Dejando claro el objetivo primordial del escarnio, resulta espectacular la cantidad de clichés que aparecen ridiculizados sin piedad alguna. La obsesión por lograr premios y reconocimiento a costa de aceptar papeles con taras físicas o psicológicas evidentes es una de las convenciones retratada sin piedad, y que curiosamente más revuelo ha levantado a raíz de ciertas críticas que acusan a la película de reírse de los discapacitados psíquicos cuando en realidad lo que cuestiona es la oportunidad o el oportunismo de fingir ser otra persona -como es el caso de Lazarus y su sargento negro- o padecer una disminución para obtener un galardón. Pero esa cuestión no es sino otra más de las cruelmente despachadas por Stiller y compañía en esta comedia gamberra que se ceba en los actores adictos a las sustacias de toda clase, en los mercachifles que venden sus productos a costa de su imagen, en las escuelas y métodos actorales, en las exigencias ridículas y absurdas que los actores demandan a la hora de rodar, en los duelos interpretativos en los que antes que el talento está en liza el ego de las estrellas, en la defensa de causas benéficas o medioambientales por motivos meramente publicitarios, en la exageración del género bélico y en algunas convenciones del cine reciente...
En ese aspecto las referencias son también muy jugosas, desde Platoon con su famoso acribillamiento a cámara lenta y amenizado con música clásica a Forrest Gump y su rescate con explosión mastodóntica de fondo, sin olvidarnos, claro, de Apocalipsis Now, obra maestra indiscutible a costa de la cual se hace una broma doble, interna en el particular viaje a las tinieblas actorales de Speedman y Lazarus, y externa -metacinematográficamente hablando si se quiere- reflejando el tormentoso rodaje de aquella con making off repleto de vicisitudes y dificultades incluido. Pero no se preocupen ustedes, que Stiller y Justin Theroux (ambos dos actores y guionistas de la peli aunque el segundo no aparezca en la misma) ayudados por Etan Cohen (de los Cohen de toda la vida pero sin parentesco con Joel y Ethan) no se olvidan de otras películas ambientadas en la zona, como Rambo, El cazador y hasta el mismísimo Puente sobre el río Kwai recibe su particular homenaje.
No se equivoquen. No estamos ante una comedia sofisticada ni sutil, pero es que el mundo que parodia y ridiculiza -aunque siempre dentro de un orden y con un fonde de cariño, ya que Stiller y compañía no son tontos y saben dentro de qué parametros se mueve el mundillo en que viven y trabajan- es tan excesivo, falso y pantagruélico como la película en cuestión. El variopinto reparto proporciona la suficiente variedad de registros como para satisfacer a la mayor cantidad de público posible, desde el humor totalmente obsceno y grueso servido por Black, al gestual de Stiller (este tío pone unas caras y se mueve como pocos cómicos hoy día), al más verbal de Downey Jr. Hay bastantes gags que apabullan por exceso (estoy pensando en los dos duelos de salivazos que protagoniza Stiller o en el bailecito final de Grossman), y otros que a fuerza de ser repugnantes provocan en el espectador la carcajada nerviosa (el que acontece a costa de la cabeza decapitada al final tenía a media sala riendo), pero el conjunto resulta aceptablemente satisfactorio y coloca a la película junto a Bowfinger el pícaro como los mejores espejos deformados que reflejan una realidad a nivel de industria del espectáculo que analizada fríamente debería ponernos los pelos de punta: mercantilización del sufrimiento propio y ajeno, despilfarro salvaje, egocentrismo, mezquindad institucionalizada...
Dos últimos apuntes para finalizar sobre aspectos formales de la película. Por un lado, destacar como excepcional acierto la campaña viral de publicidad de la película, con el trailer del falso making off Lluvia de locura, haciendo mofa y befa del famoso relato del tortuoso rodaje de Apocalypse Now, Hearts of Darkness: A Filmmaker's Apocalypse, u otras lindezas como el reparto principal creando su video viral a posta y riéndose de paso de sus estrenos previos este mismo año o los trailers falsos que sirven de prólogo a la película y que también hacen pupita a las comedias chuscas à la Eddie Murphie (The fatties), las pelis de acción descabelladas y sus secuelas (Scorcher V) y las producciones de calidad con historias de amor probables pero un tanto descontextualizadas (Satan's alley). Y ya para acabar, me gustaría destacar el diseño de los títulos de crédito finales, que este año han deparado maravillas conceptuales como los de Wall-E, o los de esta película, que recupera los créditos con imagen de cada actor a la vez que aparece su nombre -al estilo de las viejas producciones corales de Hollywood en las que amortizaban todavía más de esa manera la participación de repartos inmensos repletos de estrellas-, con el añadido de que el fotograma se convierte en una ilustración que bien pudiera aparecer en un comic. Para no destriparles la película, salten al minuto con quince segundos del video -evitando de paso parte del grotesco baile que Grossman/Cruise se marca a ritmo de hip-hop- o no lo vean directamente si tienen pensado disfrutar en un futuro de este Trueno Tropical, que tiene en mí, al igual que las mencionadas Bowfinger o Zoolander, un rendido y devoto admirador.
7 comentarios:
A mi me costó un montón darme cuenta que Lazarus era Robert downey JrEs lo que tiene el screener
Grande Zoolander!!
-¿No habéis pensado que en la vida hay algo más que ser... sólo... osea... tremenda y rematadamente guapo?
-¿Es que no sabes que estoy "crazy"?
Esta última me vale a mi, juas
¡Tropic Thunder es un peliculón!
Ese vídeo de Black, Stiller, Downey Jr. y el sobrino es absolutamente genial.
- Ya estamos otra vez... otra vez.
Por cierto, en lugar de "cabeza de hierro" deberían haberlo traducido como "cabeza de lata" ¿no?
Mirims, encantado de tenerte de vuelta por aquí, y por la blogosfera ;D Yo lo de Robert Downey lo tenía “sabido” de antes, pero es verdad que hay planos en los que el actor parece más un clon joven, sobreactuado y negro de Al Pacino, jejeje.
-¿Y a ti que demonios te pasa?
-Ají, ají, tengo el pulmón negro…
Juls, hay mucho cachondeíto entre ellos. Si por algo se caracteriza Stiller, además de por su talento para la comedia, es de tener un montón de buenos amigos en la industria, y ese buen rollo se nota. Y sí, me imagino que el traductor no sabía a lo que se referían con lo de "cabeza de lata" y lo tradujeron literal...
¡Un saludo!
peliculosn!! xDD sabeis como se llama la cancion que baila les grossman a mediados de la peli? gracias
Caballero Anónimo, el tema es de Ludacris, Get back, y si quiere echar un ojo al videoclip original aquí lo tiene: http://www.youtube.com/watch?v=wJeZe50ut5A
¡A mandar!
Publicar un comentario