viernes, octubre 03, 2008

Universo DC Flash 2: La senda del velocista

Este tomo se inicia con la conclusión del enfrentamiento con Alquimia, un villano con sed de venganza que pretende matar a un mafioso de tercera protegido por la policia y puesto bajo custodia de Wally. A lo largo de la frenética carrera para salvar la vida de Moe Migliani Flash deberá cuidar de sí mismo e intentar llegar a tiempo a la estación de tren desde la cual Linda pretende marcharse para iniciar una nueva etapa en otra ciudad. El personaje de Linda ya resultaba importante en la colección y en la vida de Wally, pero Waid recalca aquí la fuerza del personaje y de los sentimientos verdaderos que laten en la relación de pareja mezclando a la perfección la épica de la pelea entre Alquimia y Flash y la lírica de los pensamientos y la declaración de amor de Wally a la periodista. Tras una aventura tan frenética como esta encontramos un número de transición navideño, repleto de buenas intenciones, Un regalo perfecto. Jay y Wally evitan el robo de unos grandes almacenes y ayudan a un pobre diablo en apuros a salir del hoyo en que se encuentra. Buenos sentimientos, una pizca de acción y uno de los continuarás más salvajes de la historia son lo mejor de una historia de transiciónque da paso al arco argumental El regreso de Barry Allen.


¿Es posible que sea el difunto y llorado Barry Allen el que llama a la puerta del hogar de los Garrick? ¿Ha conseguido engañar a la muerte y al tiempo y regresar desde el confín del universo en el que perdió la vida? En un primer momento, y dentro de la alegría infinita por recuperar a alguien a quien consideraban definitivamente perdido, todos reaccionan con una extrema cautela y muestran unas mínimas reservas ante la milagrosa resurrección. Poco a poco Barry demuestra recordar lo suficiente de su antigua vida al tiempo que acompaña a Jay y a Wally en sus labores de ayuda a la comunidad y de lucha contra el crimen. Uno recupera a su discípulo y amigo más querido, el otro a su tío y amigo, a su modelo definitivo y al ideal que lleva honrando durante años. Pero poco a poco el poso de incertidumbre latente ante las oscuras circunstancias del regreso de Barry va creciendo ante una serie de indicios que apuntan a que la situación es anómala. El Flash más grande de todos los tiempos se muestra engreído, demasiado lanzado en las acciones heróicas y ajeno a las consecuencias de sus actos, insensible a las heridas sufridas por sus camaradas. En una acción contra los hombres del misterioso Consorcio Wally escucha perfectamente a un rabioso Barry Allen declarar a un contrincante malherido que él es el único y verdadero Flash las ciudades gemelas. El shock para Wally es brutal, pues su idolatrado modelo no sólo siente que han usurpado su lugar sino que no agradece la continuación de su legado, una labor a la que Wally West ha dedicado su vida y ha sacrificado gran parte de su vida personal y familiar. La creciente locura que parece acometer a Barry Allen le lleva a abandonar a su sobrino y pupilo a una muerte casi segura en las instalaciones del consorcio, para desesperación de Wally, que debe lidiar con una situación extrema de vida o muerte y con la aniquilación de una figura idealizada e idolatrada durante años. Desorientado, sin motivación ni coraje para seguir en la brecha, Wally observa como las acciones de Flash son cada vez más brutales hacia los criminales y hacia los civiles cogidos en medio de batallas descontroladas.


Mientras tanto, las erráticas acciones de Barry llevan a Jay Garrick y a Johnny Quick (otro velocista de la Edad de Oro) a la búsqueda de Max Mercury, una figura legendaria entre los velocistas que se haya retirado desde los años cuarenta y cuyo consejo y guía resultará vital para afrontar los tiempos que se avecinan. Finalmente llega a manos de Wally un libro que ha viajado con Barry Allen desde un hipotético futuro, un libro firmado por la difunta Iris Allen y que narra la vida y milagros de Barry desde su origen hasta su muerte en la luna de Qward. El enfrentamiento con el impostor está servido, pero para ello Wally deberá ser más fuerte, más rápido y recordar las enseñanzas del hombre cuyo legado juró preservar y cuya memoria es necesario, ahora más que nunca, salvar del oprobio y la infamia. Que el enfrentamiento entre los Flashes tenga lugar en el museo consagrado a Barry no hace sino acentuar por un lado el sacrilegio del misterioso impostor hacia el legado de Allen y por otro las sólidas bases legadas por Barry, cuya integridad, honor, coraje y amistad sembraron en Wally la semilla de la que nacería uno de los héroes más grandes del Universo DC. La saga El regreso de Barry Allen se desarrolló entre los números 74 y 79 de la serie Flash, siendo el último un número doble, y en ella se establecía un cambio de guardia definitivo en el que mentor y alumno se equiparaban definitivamente y en el que el manto de Wally ya no era más un recuerdo de su tío muerto sino algo ganado por derecho propio que honraba a su predecesor. Además, resulta capital la incorporación al reparto de habituales de la serie de Johnny Quick (y más tarde de su hija Jesse, también velocista) y sobre todo de Max Mercury, o como le llaman sus amigos "el maestro Zen de la Velocidad", cuyas enseñanzas y particular forma de afrontar la vida servirán de ayuda a todos los miembros de la familia de Flashes. A modo de curiosidad decir que el tebeo fue editado en 1993 y presenta esa Biografía de Flash escrita por Iris Allen en 1997. Cuatro años después DC editaría la Historia de Flash por Iris Allen con la que se inició esta colección antológica.



No hay descanso para un velocista, y así, sin casi solución de continuidad, la vida de Wally vuelve a verse sacudida por la aparición de Frankie Kane, antigua novia con poderes magnéticos que ayudó a Kid Flash y a los Titanes bajo el nombre de Magenta movida por su amor dependiente y obsesivo hacia Wally. La ruptura entre ambos resultó especialmente traumática para ella, y ha vuelto a Central City para recuperar el amor de su vida. La complicación sentimental se añade a los problemas que está generando el Consorcio en la ciudad, y que motivan la aparición en la misma de Starfire y Nightwing, que buscan echar a un cable a su amigo y antaño compañero en los Titanos. Sobre estos dos pilares argumentales basculará la saga de cuatro números Back on track (En el buen camino, Flash 80-83) que nos deja un buen puñado de momentos dramáticos dignos del mejor culebrón romántico aderezados con dinámicas peleas y una carrera contra reloj para salvar la ciudad de una detonación nuclear en la que Wally se verá obligado a tomar una decisión de importante peso para el futuro: elegir entre la salud mental de Frankie o el bienestar de todos los ciudadanos de Central City.


Los siguientes números (84-85) enfrentan a Flash contra el villano Razer, un tipo de gran tamaño, armadura resbaladiza y que lanza cuchillas a gran velocidad que se haya implicado en un asunto de extorsión a los dueños de un centro comercial. La batalla entre ambos provocará serios daños a la propiedad y la amenaza de Razer será neutralizada a un alto precio. Sin tiempo para restañar las heridas de ese enfrentamiento en el camino de Wally se vuelve a cruzar Argos, personaje creado durante la saga Bloodlines (igual que Hitman, por poner otro caso) que lleva su guerra contra el crimen organizado a las calles de Central City. Cerramos el volumen con una nueva aventura navideña, en este caso aderezada con una extraña ola de calor y una ola de robos encubiertos, y en un enfrentamiento de Wally con Chillblaine, villano armado con una pistola de rayos congelantes que ataca en el momento más inoportuno, cuando se presenta una denuncia contra Flash por negligencia y denegación de auxilio a una víctima del ataque de Razer al centro comercial. Con las espadas en todo lo alto, y los nubarrones de un nuevo "juicio contra Flash" (de infame recuerdo para los aficionados a las aventuras del velocista escarlata) asomando por el horizonte se cierra el segundo volumen antológico dedicado a recopilar el Flash de Mark Waid.

He intentado que la reseña contara bastante, pero no todo, y por tanto hay unos cuantos momentos que quedan al albur de su lectura. No quiero robarle a nadie la sorpresa que supone el misterioso regreso de Barry Allen y todo lo que rodea a dicha historia, pues fue uno de mis momentos más emocionantes como lector de tebeos pijamosos. Épico, dramático y emotivo es un tebeo que me hizo enamorarme aún más del personaje y de un guionista que me ha dado muchas otras alegrías con el paso de los años. No me resisto a reseñar una pequeña pifia de maquetación en la edición, por otro lado modélica de Planeta de Agostini (se incluyen portadas, entrevistas a los autores, artículos de la época y fichas y reseñas que ayudan al neófito a sumergirse progresivamente en un universo que no dejará de complicarse de ahora en adelante), y es que para encajar todas las dobles páginas que hay en el clímax de la saga El regreso... se ha optado por partir una página en dos (198-199 de la edición de Planeta). Entendiendo la necesidad no sé si habría sido posible hacerlo de otro modo, introduciendo alguna portada de por medio o incluso una página en negro, como se ha hecho en otras ocasiones. Por lo demás, eso es todo, amigos. En unas semanas, el tomo 3, con el desembarco de la Primera Armada Española en el título y la celebración del número 100.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo todavía el primer tomo pendiente pero tu entrada me ha animado para colocarlo en la pila de "inmediatos".

Ya te contaré...

Impacientes Saludos.

Plissken dijo...

PAblo, espero que lo disfrutes la tercera parte o así de lo que yo lo disfruté en su momento. Sólo con eso ya te gustaría un montón. Y en el tomo 3 la saga de Impulso y el número 100 USA, un festival de acción y emoción dibujado por el nunca demasiado bien reconocido Óscar Jiménez. ¡Un saludo!

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