sábado, abril 11, 2009

La señal: ¿Tienes la locura?

Mya (Anessa Ramsey) y Ben (Justin Welborn) acaban de tener una apasionada relación en casa de este último. La conexión e intimidad entre la pareja es total pero Mya debe regresar a casa antes de que su marido sospeche. Pese a que su relación parece reciente, Ben muestra una entrega y una devoción total hacia una Mya indecisa y temerosa de lo que su marido pueda pensar. A pesar de todas sus reticencias, la paraja ha decidido abandonar la ciudad esa misma noche y han concertado una cita en la estación de tren de Terminus. Mientras ella se viste Ben comprueba cómo todos los canales emiten una desagradable señal por la televisión que consiste en imágenes difusas y en unos tonos continuos y estridentes.


De camino a casa Mya lleva puestos unos auriculares y escucha una cinta que Ben le ha preparado. La gente se comporta de forma errática y alterada, y comienzan a producirse asaltos de forma incontrolada e inesperada. Algo comienza a flotar en el ambiente, una sensación de terror y anormalidad que Mya, aislada en su mundo musical, comienza a percibir justo antes de entrar a casa. Allí, su marido Lewis (A. J. Bowen) está viendo un partido de fútbol con unos colegas. La violencia se desata también allí cuando la señal aparece en el televisor, y el mundo de Mya y Ben se convertirá en una verdadera pesadilla cuando cada uno por su cuenta intente llegar hasta la estación de tren. La locura transmitida como un virus mental por la televisión, la radio y los teléfonos contagiará a casi todo el mundo y la muerte acechará en cada esquina, en cada casa en la que busquen refugio, en cada desconocido que solicite ayuda, en cada ser querido que haya adquirido la locura...
La señal fue concebida desde el primer momento como una suerte de cinematográfico cadáver exquisito en el que los cineastas David Bruckner, Dan Bush y Jacob Gentry escribían y dirigían una película que narrando una misma historia se dividiría en tres segmentos o "transmisiones" claramente diferenciados en tono, estructura y protagonismo. Cuando el proyecto se dio a conocer hace ya un par de años las informaciones eran un tanto confusas e inducían a pensar en una suerte de Rashomon apocalíptico en el que una misma situación nos sería narrada desde el punto de vista de cada uno de los tres principales protagonistas: Mya, Lewis y Ben. Esa técnica narrativa, empleada muchas veces y que recientemente ha ofrecido resultados aceptables -Snake Eyes, Brian de Palma- o deleznables -En el punto de mira, Pete Travis- no es la finalmente empleada en La señal, sino que partiendo de ese encuentro establecido por los dos amantes se crean tres historias que transcurren al mismo tiempo pero que se nos van contando de manera secuencial -con algún flash-back para rellenar los huecos argumentales-, lo cual permite tener tres piezas de cine diferenciadas entre sí e igual de estimulantes y apasionantes y al mismo tiempo contar una historia que lejos de estancarse o reiterarse una y otra vez progresa inexorablemente hacia su conclusión.

La transmisión 1.0, Locos de amor, está dirigida por David Bruckner, y es la parte más tensa del film, la que debe establecer desde el comienzo la inestabilidad, locura y desesperación del nuevo mundo creado por la emisión de esa seña de origen e intenciones desconocidas que ha transtornado a todo el mundo transmitiéndoles una locura salvaja e irracional que en algunos casos no resulta fácil separar de la verdadera persnalidad de cada uno. La segunda transmisión, El monstruo celoso, dirigida por Jacob Gentry, es una set piece bizarra y sangrienta pero contada siempre con un negrísimo y cafre sentido del humor que nos introduce en un escenario único -casa unifamiliar- en el que se va a celebrar una particular fiesta. Capaz de arrancar una sonrisa al espectador y congelársela en el plano siguiente ofrece algunos de los momentos más duros de la película. Finalmente, la transmisión 3.0, Huida de Terminus, está dirigida por Dan Bush y nos lleva por un viaje físico y mental en el que los protagonistas deberán mirar en el interior de sí mismos por mucho que les aterre lo que allí vayan a encontrar. Si el primer segmento es una historia de terror al uso de 28 días después, la parte central podría haber estado escrita perfectamente por Roger Avary o Quentin Tarantino y mezcla a partes iguales humor absurdo y violencia salvaje, mientras que la parte final combina a partes iguales la elegante puesta en escena de una historia de abstracta ciencia ficción con la intensidad de sentimientos de un drama romántico.
Hace ya un par de añitos que el avance de la película, sus subyugadoras imágenes y el maravilloso empleo de la canción de Lou Reed Perfect Day -por cierto, al emplear una versión no autorizada de la canción tuvieron que retrasar el estreno de la película unos meses-, me impulsaron a escribir este post. La película todavía no ha emcontrado distribución en España así que he tenido que recurrir a medios virtuales para poder verla y disfrutarla en su justa medida, que en el caso de La señal ha sido mucha. Resulta paradójico que una película rodada en 13 días con un presupuesto de 50.000 dólares le haya mojado la oreja en términos artísticos a decenas de producciones que contaban con mejores medios, pero afortunadamente el talento de los Bush, Gentry y Bruckner ha sabido brillar con la intensidad suficiente como para poder poner en marcha cada uno por separado sus propios proyectos, a los que, dado lo mucho que padecí/disfruté con La señal, pienso prestar toda mi atención.
Para acabar, les recomiendo que visiten la web de la película, en la que además del trailer e información sobre actores y directores encontrarán una galería fotográfica comentada por los propios protagonistas, reflexionando sobre sus personajes o sobre la historia. Déjense contagiar un poco por la locura...

2 comentarios:

Bor Harper dijo...

Anda, no sabía que la habías visto. Yo lo hice hace unos meses con un ataque de gripe y fiebre y fue toda una experiencia.

A mi me gustó mucho.

Plissken dijo...

Yo también la vi hace una par de meses, Bor Harper, y a pesar de que me gustó muchísimo no había encontrado el tiempo para dedicarles unas lineas. En este caso, una película que estuvo por encima de las expectativas que me había creado sobre ella. ¡Un abrachooo!

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