Sketch-busters CVIII: Henry Flint

Este dibujo es sin duda el primero que consigo fuera de España, y aunque todavía no he ascendido al siguiente nivel friki de coleccionista de sketchs, capaz de viajar más allá de nuestras fronteras para asistir a salones o a jornadas en otros países, sí que he tenido la fortuna de hacer coincidir una visita a un lugar de obligado peregrinaje para los aficionados al comic -Forbidden Planet- con una multitudinaria sesión de firmas. Y ahora, como siempre, paso a explicarme.

Recordarán que hace un par de semanas realizamos una escapada fugaz a Londres en la que nuestro único objetivo era disfrutar de la ciudad, de sus museos, de sus pubs y de sus lugares emblemáticos. Entre pintas, fish and chips y paseos por el Thamesis dejamos hueco para visitar la librería Forbidden Planet, que no encontramos en nuestro primer periplo londinense. Dos semanas antes del viaje se hizo público anuncio de una sesión de firmas multitudinaria a la que acudirían muchos autores relacionados con la revista 2000 AD. Aunque apetitosa, la sesión no habría significado demasiado para mí de no ser por la presencia en ella del dibujante Brett Ewins, ilustrador de Juez Dredd, Hellblazer... y una de las series que más honda impresión me han causado en todas y cada una de sus lecturas, Skreemer. Tuve la fortuna de coincidir con el guionista Peter Milligan hace unos años en Expocomic, y no quise dejar la ocasión de tener el tomo firmado por el dibujante así como de intentar conseguir un dibujillo de Vete Skreemer o de Victoria Chandler, protagonistas de tan inquietante y compleja obra de post-apocaliptic-noir. Esta vez nos plantamos en la librería sin problemas, localizamos el lugar de la sesión y estuvimos babeando por allí ante los estantes repletos de camisetas, figuritas, muñecos y tebeos de toda clase y condición. Llegado el momento nos apostamos en el sitio designado manteniendo un asomo de orden de llegada en la improvisada cola...

Hasta que la encargada de cuidar a los autores nos dijo a todos los presentes que allí no había colas, ni puestos ni orden ni concierto. Los autores estarían encantados de atendernos a todos, de firmar los albumes allí expuestos, de hacer dedicatorias y de fotografiarse con los aficionados, pero al mogollón. Lo que en España -y ejemplos sobran, así que no hagan que sea demasiado específico, por favor- habría supuesto poco menos que una masacre allí se convirtió en una desmadrada sesión de firmas en la que cada cual iba al autor que le interesaba, podía charlar un momento con él y pedir el dibujo correspondiente. Dado que Ewins no aparecía de momento acudí a Dan Abnett, tercero en discordia de la para mí memorable etapa de la Legion de Super-Heroes guionizada por él y por Andy Lanning y dibujada entre otros por un inmenso Olivier Coipel. Sin apretones ni empujones, con panchitos y nubes recubiertas de chocolate en la mesa central había un ambiente de caos agradable en el que además constate algo que ya sospechaba, que los frikis, coleccionistas y sketch-busters somos iguales en todas partes y presentamos un patrón de actuación similar.

Desgraciadamente para mí, pronto se hizo patente que Ewins no iba a aparecer por motivos de conexión de transporte, lo cual me acabó confirmando la azoradísima encargada de los autores que me pidió excusas en todo momento. Dado que no quería desperdiciar la ocasión, y obviando otro de mis objetivos principales para un futuro post, me decanté por el dibujante Henry Flint, otro ilustre artista asociado al agente de la ley duro y malhumorado por excelencia de la ci-fi británica, que plasmó en un par de minutos sobre una pila de comics allí dispuesta.  Que habiendo allí no menos de cinco dibujantes dispuestos a repartir sketchs a diestro y siniestro, y servidor se volviera sólo con dos dibujos da muestra del contenido entusiasmo y la pérdida de capacidad depredadora que vengo sufriendo ya desde hace unos años. Eso sí, y a falta del Veto anhelado, aquí les dejo un monolítico Juez Dredd.