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La expedición se enfrentó a múltiples dificultades desde el primer momento. Las rutas elegidas por Franklin demostraron no ser las más validas, en tanto en cuanto los buques quedaron atrapados por el hielo y los mensajes para localizar a la expedición que debían ser depositados en puntos seguros no mostraban la verdadera situación de los buques. La comida enlatada ofreció un problema doble: por un lado los contratistas escogidos habían sido los más económicos, y más de la mitad de las conservas estaban completamente podridas o eran de una ínfima calidad. Por otro lado, el plomo de las latas afectaba a su contenido y muchos marineros mostraban signos de envenenamiento por dicha sustancia. La situación de la expedición Franklin era verdaderamente desesperada, la moral de la tropa escasa y la cohesión de su oficialidad mínima.
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La novela de Dan Simmons, El terror, está basada en los hechos reales narrados en los dos primeros párrafos. Haciendo uso de una extensa bibliográfia sobre la celebérrima expedición de Franklin y sobre la exploración de los polos en general, la novela hace gala de una ingente cantidad de información al respecto: composición y funcionamiento de las tripulaciones de los buques, rutinas de alimentación, mantenimiento de las naves y organización interna, rutas y meteorología local, población autóctona y costumbres de los mismos. La información, por abundante, no resulta farragosa en ningún momento, y los apuntes sobre distinciones sociales, rencillas provocadas por el uso o abuso de poder y disputas dentro de la tripulación se complementan con reflexiones sobre distintos aspectos de la vida en el siglo XIX como ciencia, pensamiento, literatura o relaciones sentimentales de diversa índole.
Copia de un dibujo realizado por el oficial Le Vesconte
La estructura del libro tiene una doble división, por un lado temporal y por otro atendiendo al personaje en el que un narrador omnisciente focaliza la acción. Así, en primer lugar, la historia comienza en 1847, con los barcos atrapados en el hielo y la criatura acosando a sus tripulaciones, y alterna los flashbacks con la narración lineal desde ese momento hasta que ambas confluyen y la narración ya no abandona un presente cada vez más terrible y deseperado. Por otro lado, cada capítulo está encabezado por el nombre de unos personajes y la localización espacio temporal del mismo, y un narrador en tercera persona desmenuza sus pensamientos, reflexiones y acciones que nos conducen a través de la acción pero prestando especial atención a ese personaje en cuestión. Franklin, Crozier y Goodsir son los personajes en los que más se focaliza la acción, con la salvedad de que este último mantiene un diario en primera persona que permite reflejar su personalidad y su angustia de un modo más cercano y terrible. Otros personajes con cierto peso en el desarrollo de la trama son el teniente Irving, encargado del cuidado de la esquimal Lady Silenciosa; el patrón de hielo Tom Blanky, protagonista de dos pasajes verdaderamente terribles y patéticos; el odioso y traicionero ayudante de calafatero Cornelius Hickey, cuyas malas artes a la hora de influir en la tripulación conducirán a desastrosos resultados o Harry Peglar, un marinero noble que mantenía una relación con otro mucho mayor que él, excepcionalmente cultivado y que había servido a Darwin en la expedición del Beagle. A través de las vivencias de cada uno de ellos seremos testigos de la narración, con sus tiempos cortos morosamente narrados, sus elipsis temporales dilatadas, sus acontecimientos vertiginosos y sus eventos más terribles y cruentos.
Grabado con una partida de rescate en la tierra del Rey Guillermo
Recomiendo la lectura de esta novela con fervor, aunque eso sí, poniendo grandes dosis de ganas y tiempo para adentrarse en una recreación verdaderamente creíble y absorbente de una expedición cuyos misterios sin resolver y enigmas permiten alimentar ficciones tan bien elaboradas y apasionantes como El Terror. Y ya, si me apuran, nada mejor que combatir los asfixiantes calores estivales con una buena dosis de nieve, hielo, escarcha y temperaturas bajo bajo bajo cero.
4 comentarios:
Simmons es un autor que vengo siguiendo desde hace bastantes años, te recomendaría Hiperyon y la Caida de Hiperyon en el terreno fantástico (con algunas gotas de terror), y en el género de terror dos títulos muy buenos pero descatalogados: Los vampiros de la mente y La canción de Kali.
Yo la tengo en la enorme pila de pendientes, a ver si me animo... Y a ella se sumará el nuevo tochazo de Simmons, sobre Charles Dickens y Wilkie Collins. Como soy más victoriano que explorador, esta me llama bastante más, pero también hay que echarle paciencia y ponerse...
Un abrazo, compañero.
Giusseppe, Hyperion me da miedo y pereza a partes iguales, por la extensión completa de la obra, pero creo que buscaré esos libros de terror. Me ha convencido y mucho esta novela. ¡Un saludo!
Fran, nuestra pila de pendientes es similar, un Anapurna de tebeos, libros y dvd's que no cesa de aumentar, jejeje. Aunque predomine el componente aventurero la verdad es que la sociedad de la primera mitad del XIX queda perfectamente reflejada. Y algo de explorador tendrás, picarón, que últimamente has estado investigando el tema ;D ¡Un abrazo, caballero, y mucha suerte en la aventura literaria recién emprendida!
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