jueves, abril 29, 2010

Snuff: Una pornográfica historia de amor

Cassie Wright fue una de las actrices de cine para adultos más importantes de su época. Puedes llamarlo entretenimiento erótico. Pornografía. Porno. Cine para machacarábanos, pelaplátanos y engrasamanubrios. Con decenas de películas, Cassie se convirtió en una de las actrices más reconocibles de la industria y en una verdadera estrella para los onanistas de medio mundo. Lo consiguió gracias a películas como Horizontes Marranos, o Taladrar a un ruiseñor, o El cartero siempre se corre dos veces, o Chitty Chitty Gang Bang. Cada película rodada por ella se convertía en un verdadero acontecimiento de la industria y sustentaba un lucrativo negocio de réplicas de partes concretas de su anatomía o de su figura entera. Gracias a su entregada labor en películas como La dimensión descoñocida, o Historia de dos suciedades, o El nabo de Oz, o Los melones de la ira. Pero la juventud de Cassie Wright fue languideciendo al mismo tiempo que su fama y los esfuerzos por mantenerse bella, joven y en el candelero la fueron conduciendo a producciones cada vez menos sofisticadas. Nada de continuar con su serie bélica Primera Zorra Mundial: Dentro de las Trincheras o Segunda Zorra Mundial: El Desembarco, ni de Moby Dick: Batalla de arpones. Su última producción conocida apenas fue un estreno de tapadillo titulado ¡Lassie, córrete, ahora! Nada mejor para resucitar la carrera de una estrella del porno en decadencia que tener una buena idea, y la persona de la gran idea fue...


Sheila tiene un conocimiento enciclopédico sobre las hazañas y desviaciones sexuales de muchos personajes históricos, desde la antigua Roma, pasando por el Medievo hasta llegar a la moderna industria del porno. Orgías, venganzas sexuales y trucos de tocador rudimentarios para mantener la belleza y la vitalidad sexual. En homenaje a la emperatriz romana Mesalina, Sheila propone a Wright una hazaña sexual que la colocará en los libros de historia, un record que nadie más querrá batir por los sacrificios que entraña. Sheila organizará los detalles, montará la producción y será la asistenta personal de Cassie Wright en el rodaje del mayor gang bang jamás rodado, reventando por mucho el record establecido por Annabel Chong. Cassie Wright se enfrentará al reto de mantener relaciones sexuales continuadas de cualquier clase con 600 hombres. Sin parar. Hasta que su cuerpo aguante y su nombre se convierta en leyenda. Pero para ello se necesitan candidatos como...


El joven marcado con el número 72 lleva un ramo marchito de rosas que va deshojándose al tiempo que los candidatos van entrando de tres en tres en el set de rodaje. Con su cuerpo joven y esmirriado en calzoncillos, con los dedos manchados de salsa para ganchitos, mira las pantallas que emiten la filmografía completa de Cassie Wright incesantemente y suspira por conocer a su madre. Porque él es esa leyenda urbana que afirma que existen niños del porno, niños concebidos durante el rodaje de una escena que luego fueron dados en adopción porque sus madres no podían hacerse cargo de ellos. El número 72 va a conocer a su madre y la va a sacar del mundillo aunque tenga que hacer añicos para ello su sueño de batir records, aunque tenga que arruinar las esperanzas de fama y notoriedad de gente como...


El número 137 toma una pastilla estimulante de color azul tras otra. Ignorando los efectos secundarios como la taquicardia, el sudor frío o la ceguera toma más y más pastillas para lucir una erección que destaque por encima de las de sus compañeros. Porque necesita volver a estar en el candelero. Porque necesita acabar de forma pública y notoria con las sospechas de homosexualidad que han destruido su carrera como actor de televisión de éxito en una serie policíaca. Ansias de volver a la fama y de escapar de los propios fantasmas, de huir del pasado y de demostrar que se es mejor que los demás aspirantes a famosos de medio pelo u onanistas con ganas de conocer íntimamente a su estrella favorita, de demostrar que es mejor tío que ese mierda de...


El número 600 va a hacer todo lo que tenga que hacer para volver a las andadas, para cabalgar de nuevo como uno de los miembros más importantes de la industria pornográfica. Branch Bacardi fue el primer compañero de rodaje de Cassie, el tipo que lanzó su carrera, el miserable que arruinó su vida. Y ahora está en el punto final de la misma para asegurarse de que Cassie Wright logra el lugar que se merece en el olimpo de las estrellas porno y que él, como parte de su hazaña, recupera parte de la atención y de los proyectos que con el tiempo ha ido perdiendo. Porque el bronceado de Branch ya no luce también como antes, porque su virilidad ya no resulta tan espectacular como muestran los monitores en todas las escenas que compartió con Cassie Wright a lo largo de los años.


600 tíos esperando en un sótano. Cubiertos de loción bronceadora o de aceite para la piel. Con los dedos manchados de colorante amarillo para ganchitos o de salsa para nachos. Con el aliento oliendo a gominolas o a nubes de azúcar. Todos y cada uno de ellos esperando para conocer a una diosa en decadencia, a la única novia que les ha acompañado durante cada día de su vida, a la figura materna que nunca conocieron, a la leyenda de una industria con más esqueletos que glamour en el armario y con más juguetes rotos que viejas glorias. Bienvenidos al último puñetazo al estómago de nuestra sociedad perpetrado por Chuck Palahniuk.


Con dos años de retraso llega a nuestro país la penúltima novela de Chuck Palahniuk, algo que para un autor con su tirón mediático carece de toda explicación más allá del escabroso contenido de la novela, una inmisericorde mirada a las entrañas de una industria que vende belleza y sensualidad a costa en muchas ocasiones de la salud, la integridad y la dignidad de los que en ella participan. Un gran teatro de marionetas destinado a alimentar las fantasías de hombres y mujeres de todo el mundo que Palahniuk nos describe con su habitual sentido del humor, su habilidad para componer imágenes desagradables y fascinantes y el talento de contar una historia en primera persona desde cuatro puntos de vista diferentes y prácticamente en tiempo real. Dejando de lado el componente fantástico de sus anteriores novelas (Nana, Diario, Rant) y optando por una estructura más próxima a la novela que al libro de relatos (Fantasmas), Snuff nos cuenta el asalto de Cassie Wright al record mundial de sexo en grupo sin que en ningún momento la actriz tenga voz más allá de estos videos virales en los que el escritor entrevista a un trasunto de la actriz. Conocemos la historia y la motivación de los personajes a través de las voces divergentes de Sheila, 72, 137 y 600, que componen una peculiar triada de personajes mostrando cuatro facetas de la industria claramente diferenciadas: el consumidor habitual de las películas y productos derivados, el neófito forzado por las circunstancias y marcado por ello de por vida, el tipo metido hasta las trancas en una industria que da pocas opciones a los que no salen de ella a tiempo y la persona crítica con sus entresijos y sus consumidores a los que desprecia profundamente.


Los seguidores de Palahniuk estamos de enhorabuena al poder leer y disfrutar finalmente esta novela que mantiene al cien por cien el estilo del escritor, y sigue al pie de la letra las directrices de su estilo minimalista, las repeticiones de mantras o frases a lo largo de la narración o la enumeración de anécdotas referidas a la sexualidad en la historia, a la industria del porno o a las técnicas -en algunos casos crueles, dolorosas y macabras- empleadas para mantener la belleza y la carrera en el Hollywood dorado de los años 20 y 30, emparentando de esa manera la industria actual del porno con el nacimiento del cine. Cruel y divertido, irónico y reflexivo, escéptico e inmisericorde, el libro da pocas salidas a sus personajes pero sí muchas al lector que ve desarrollarse ante sus ávidos ojos un particular teatro griego de rencillas, venganzas, decepciones, miserias y tragedias humanas y, porqué no, también amor devoto e incondicional y ansias de redención en un mundo que en ocasiones da poca o ninguna esperanza para ello. Como no podía ser menos, el libro que cualquier lector de este blog debería leer ahora mismo. O mañana a más tardar. Podéis creerlo.

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