Los estragos que el virus Solanum ha causado a través de la historia han sido muchos. Antes de la Guerra Mundial Z hubo otros indicios que mostraron la aparición de muertos vivientes a lo largo y ancho del planeta con siglos de diferencia, sólo que quizá arqueólogos e historiadores no estuvieron preparados para comprender en toda su magnitud y complejidad el alcance de dicho fenómeno. El escritor Max Brooks, quizá la máxima autoridad mundial en el fenómeno Z y que nos ha legado tanto el manual de supervivencia imprescindible para hacer frente a la amenaza zombi como la crónica más completa de la guerra global que estuvo a punto de llevar a la raza humana a su extinción, nos deja en este caso un repaso a algunos de los ataques registrados más notorios y documentados que los infectados por el virus Solanum han realizado a lo largo de la historia de la humanidad.
Las señales estaban ahí, pero no habíamos sabido verlas. Una pintura rupestre en una cueva con restos humanos que mostraban señales de haber sufrido similares heridas en el cráneo. El motivo por el que los egipcios extraían el cerebro a los difuntos en sus prácticas funerarias. El origen de una de las más eficientes y estudiadas estrategias militares adoptada por el ejército de Roma. El peculiar rito iniciático de una ultrasecreta sociedad ninja. Las verdaderas causas de una cruenta rebelión de esclavos en una isla caribeña o el motivo por el que un buque repleto de esclavos desapareció en el olvido. El enfrentamiento de un destacamento de la Legión Extranjera con un enemigo aterrador. Los experimentos que japoneses y soviéticos desarrollaron, ya en el siglo XX, para conseguir el arma definitiva. Todo estaba ahí, ante nuestras narices, y nada pudimos hacer pese a eso para evitar el primer ataque registrado de la que sería la aterradora y apocalíptica GMZ.
La novela gráfica Zombi. Guía de Supervivencia: Ataques registrados es la continuación editorial de uno de los bombazos mediáticos más afortunados que la cultura Z ha sufrido a lo largo de historia, y que ha convertido al género de zombis infectados en cualquiera de sus variantes en uno de los más prolíficos actualmente. En un día como hoy, en que miles de personas van a estar pendientes del estreno en televisión de Los muertos vivientes, en la misma semana en que otros miles se disfrazaron de zombis por Halloween, o en la que servidor ha sufrido la lectura del último tomo de la serie de Kirkman y Adlard -porque Los muertos vivientes es una lectura tensa, compulsiva, nerviosa-, les traigo la reseña de este suerte de precuela en forma de novela gráfica de las aclamadas obras de Max Brooks Zombi: Guía de Supervivencia y Guerra Mundial Z.
Es el propio Max Brooks el encargado de describir de forma bastante concisa, casi como si se tratase de un manual de antropología o de un libro de historia, algunos de los encuentros que la humanidad ha padecido a lo largo de la historia con los infectados por el virus Solanum (este cachondo ha logrado eliminar la dicotomía zombis/infectados y en su universo de ficción los muertos vivientes son ambas cosas). El tono de las historias es frío, didáctico, expositivo, apenas hay lugar para la valoración de los hechos o para reflejar los sentimientos, no ya de los protagonistas históricos, sino del propio cronista ante el horror y la crueldad de lo contado. Las historias oscilan en extensión y tratamiento, desde la anécdota histórica (caso de la sociedad ninja, las tácticas de embalsamamiento egipcias o el horror del barco de esclavos) hasta los capítulos más elaborados en que se nos muestra una historia con su planteamiento, nudo y desenlace y que son a mi entender las más satisfactorias del libro (las ambientadas en Caledonia en época romana, en el Caribe en época colonial o en el norte de África en el siglo XIX). Las menos satisfactorias, al menos para mí, son las ambientadas en el siglo XX, y es que el estilo casi de exposición periodística y el carácter documental de esos acontecimientos no aportan prácticamente nada más que recalcar el carácter global de la amenaza y su aterrador camino hacia la infección mundial y los pacientes cero que afectaron a todo el planeta.
El dibujante encargado de ilustrar esta orgía de sangre, podredumbre y contagio a lo largo de los siglos es Ibraim Roberson, autor de origen brasileño que debutó en la industria con este trabajo y que por su versatilidad, claridad, dotes narrativas y rotundidad a la hora de plasmar las escenas de acción llamó inmediatamente la atención de las grandes editoriales. A día de hoy ya ha trabajado tanto para Marvel como para DC en colecciones como X-Men, Necrosha, DC Halloween Special, JLA: Cry for Justice, Catwoman o New Mutants. Un producto recomendable para los fans del fenómeno zombi que quieran un mínimo de calidad a cambio de su dinero y que, aún siendo un claro fenómeno de explotación de una franquicia, no engaña al lector. Ataques registrados y exposición de los mismos. Aceptablemente bien documentado y coherente con la historia de ese peculiar universo que Max Brooks nos ha llevado a visitar, supone el colofón hasta el momento de ese mundo Z que volveremos a visitar en el 2012 cuando se estrene esa adaptación cinematográfica protagonizada por Brad Pitt que elevará el género hasta cotas inéditas hasta el momento, cuando millones de fans del actor que jamás habrán visto una película de zombis, pasen por taquilla para sufrir y asustarse viendo a su estrella desenvolverse en la Guerra Mundial Z.
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