El pasado sábado fui al cine con un mar de dudas en la cabeza. ¿Terror ruso de bajo presupuesto? ¿Humor británico mezclado con ciencia ficción? ¿Terror británico cavernoso y femenil? Al final ganó la segunda opción, porque era la sala con menos espectadores, y cuantos menos seamos, pues eso, más tranquilitos y más disfrutaremos de la peli.
La guía del autoestopista galáctico. Basada en un show radiofónico -emitido por la BBC en 1978 en seis entregas- que su creador, Douglas Adams, concibió en Austria mientras, borracho y tumbado en el suelo, miraba las estrellas y acariciaba su Guía del Autoestopista Europeo. Debido al éxito obtenido por esas emisiones, Adams desarrolló otra tanda de programas y comenzó a escribir la primera de las novelas de la que acabaría siendo “una trilogía en cinco partes”. En 1981 la BBC emitiría una serie de televisión de seis capítulos adaptando la obra. La popularidad de su autor y de La guía... ha hecho que ésta también haya servido de base para adaptaciones al comic, videojuegos...
La guía del autoestopista galáctico. Basada en un show radiofónico -emitido por la BBC en 1978 en seis entregas- que su creador, Douglas Adams, concibió en Austria mientras, borracho y tumbado en el suelo, miraba las estrellas y acariciaba su Guía del Autoestopista Europeo. Debido al éxito obtenido por esas emisiones, Adams desarrolló otra tanda de programas y comenzó a escribir la primera de las novelas de la que acabaría siendo “una trilogía en cinco partes”. En 1981 la BBC emitiría una serie de televisión de seis capítulos adaptando la obra. La popularidad de su autor y de La guía... ha hecho que ésta también haya servido de base para adaptaciones al comic, videojuegos...
Esta epopeya de ciencia-comedia-ficción que los Monty Pithon habrían podido interpretar perfectamente fue un proyecto largamente gestado. Una de esas producciones que siempre están a punto de empezar a filmarse pero que por uno u otro motivo se quedan en el limbo de los proyectos olvidados. La muerte de Adams de un infarto al corazón, con tan sólo 49 años de edad, en el 2001, le impidió llegar a ver plasmado en la gran pantalla su peculiar universo de seres extraños, razas taradas y máquinas absurdas.
Estos son los antecedentes al film en cuestión. Producida con pasta de la Disney The hitchhiker’s guide to the galaxy fue dirigida por Garth Jennings e interpretada por Martin Freeman, Sam Rockwell, Mos Def, Zooey Deschannel y Bill Nighy, siguiendo un guión escrito por el propio Adams. Intentaré comentar algunas cosas de la peli sin destripar en exceso el argumento, repleto de sorpresas, giros y momentos delirantes propios del mejor humor absurdo inglés -del que los Monty Pithon serían sus máximos representantes y con los que Douglas Adams llegó a colaborar gracias a su amistad con Graham Chapman-.
Arthur Dent (Martin Freeman) se despierta una mañana. Su casa tiembla. Una escuadra de demolición tiene la orden de derribarla. El progreso determina que justo allí se levante una vía de circunvalación. Además, el proyecto lleva meses expuesto en el ayuntamiento antes de que Arthur se percate de su existencia. Por una de esas extrañas ironías del universo, que según el narrador, “suceden continuamente”, nuestro planeta se halla EXACTAMENTE en la misma situación que la casa de Arthur, sólo que a escala universal... De ello es advertido –y rescatado in extremis- por su extraño amigo Ford Prefect (Mos Def), autor del best-seller interplanetario La guía del Autoestopista Galáctico. Ford se dedica a viajar por los diferentes mundos y galaxias haciendo un peculiar “dedo” y escribiendo consejos para otros turistas del espacio.
A partir de ahí, las situaciones extrañas se suceden una tras otro. Tras un encuentro con una raza de malolientes burócratas que recitan poesías pésimas y letales, los vogones, nuestros protagonistas van a parar a la nave impulsada por un generador de improbabilidad donde el presidente de la galaxia (Sam Rockwell) se ha secuestrado a sí mismo y a una terrestre (Zooey Deschannel) que Arthur conoció en una fiesta. Acompañados por el robot maniaco depresivo Marvin (Warwick Davis con la voz de Alan Rickman) emprenden una casi maníaca e inconsciente búsqueda de un superordenador llamado Deepthought (con la voz de Helen Mirren) para solicitarle la respuesta a la pregunta de la existencia.
Puertas que suspiran cuando se abren, transmutaciones provocadas por la improbabilidad, campos de minas que reaccionan a las ideas, robots con problemas de personalidad, computadoras extrovertidas que parecen drogadas con speed, la película no da tregua al espectador. Una situación esperpéntica da paso a una escena delirante para culminar en un colofón absurdo. Todo ello sazonado con la mejor ironía inglesa, con hallazgos visuales impresionantes y con alguna que otra crítica indisimulada al mundo de la política, la burocracia, la religión o el progreso que nos lleva a todos por delante. Todo lo anterior viene aderezado por ocasionales visualizaciones de las entradas de la Guía, con unos sencillos dibujos animados acompañados por los socarrones comentarios del narrador (Stephen Fry en la versión original, aquí doblado acertadamente por el locutor que puso su voz a documentales como A vista de pájaro y Cosmos) y que ayudan a comprender a los seres e historias de ese peculiar universo.
Personalmente me quedo con la parte final, cuando a Arthur se le revela el origen del mundo (del suyo y de muchos otros) y el motivo por el que todos estamos aquí. Tremendo Bill Nighy, como casi siempre (tanto Nighy como Martin Freeman, por cierto, compartieron protagonismo coral en esa comedia romántica deliciosa y poco acaramelada que fue Love actually, la Magnolia de su género, si se me permite la comparación).
Buff, esto me ha quedado más largo de lo que esperaba. Estooo... ¿donde habré dejado mi maldita TOALLA? No se puede sobrevivir ahí fuera sin una.
Estos son los antecedentes al film en cuestión. Producida con pasta de la Disney The hitchhiker’s guide to the galaxy fue dirigida por Garth Jennings e interpretada por Martin Freeman, Sam Rockwell, Mos Def, Zooey Deschannel y Bill Nighy, siguiendo un guión escrito por el propio Adams. Intentaré comentar algunas cosas de la peli sin destripar en exceso el argumento, repleto de sorpresas, giros y momentos delirantes propios del mejor humor absurdo inglés -del que los Monty Pithon serían sus máximos representantes y con los que Douglas Adams llegó a colaborar gracias a su amistad con Graham Chapman-.
Arthur Dent (Martin Freeman) se despierta una mañana. Su casa tiembla. Una escuadra de demolición tiene la orden de derribarla. El progreso determina que justo allí se levante una vía de circunvalación. Además, el proyecto lleva meses expuesto en el ayuntamiento antes de que Arthur se percate de su existencia. Por una de esas extrañas ironías del universo, que según el narrador, “suceden continuamente”, nuestro planeta se halla EXACTAMENTE en la misma situación que la casa de Arthur, sólo que a escala universal... De ello es advertido –y rescatado in extremis- por su extraño amigo Ford Prefect (Mos Def), autor del best-seller interplanetario La guía del Autoestopista Galáctico. Ford se dedica a viajar por los diferentes mundos y galaxias haciendo un peculiar “dedo” y escribiendo consejos para otros turistas del espacio.
A partir de ahí, las situaciones extrañas se suceden una tras otro. Tras un encuentro con una raza de malolientes burócratas que recitan poesías pésimas y letales, los vogones, nuestros protagonistas van a parar a la nave impulsada por un generador de improbabilidad donde el presidente de la galaxia (Sam Rockwell) se ha secuestrado a sí mismo y a una terrestre (Zooey Deschannel) que Arthur conoció en una fiesta. Acompañados por el robot maniaco depresivo Marvin (Warwick Davis con la voz de Alan Rickman) emprenden una casi maníaca e inconsciente búsqueda de un superordenador llamado Deepthought (con la voz de Helen Mirren) para solicitarle la respuesta a la pregunta de la existencia.
Puertas que suspiran cuando se abren, transmutaciones provocadas por la improbabilidad, campos de minas que reaccionan a las ideas, robots con problemas de personalidad, computadoras extrovertidas que parecen drogadas con speed, la película no da tregua al espectador. Una situación esperpéntica da paso a una escena delirante para culminar en un colofón absurdo. Todo ello sazonado con la mejor ironía inglesa, con hallazgos visuales impresionantes y con alguna que otra crítica indisimulada al mundo de la política, la burocracia, la religión o el progreso que nos lleva a todos por delante. Todo lo anterior viene aderezado por ocasionales visualizaciones de las entradas de la Guía, con unos sencillos dibujos animados acompañados por los socarrones comentarios del narrador (Stephen Fry en la versión original, aquí doblado acertadamente por el locutor que puso su voz a documentales como A vista de pájaro y Cosmos) y que ayudan a comprender a los seres e historias de ese peculiar universo.
Personalmente me quedo con la parte final, cuando a Arthur se le revela el origen del mundo (del suyo y de muchos otros) y el motivo por el que todos estamos aquí. Tremendo Bill Nighy, como casi siempre (tanto Nighy como Martin Freeman, por cierto, compartieron protagonismo coral en esa comedia romántica deliciosa y poco acaramelada que fue Love actually, la Magnolia de su género, si se me permite la comparación).
Buff, esto me ha quedado más largo de lo que esperaba. Estooo... ¿donde habré dejado mi maldita TOALLA? No se puede sobrevivir ahí fuera sin una.
Como siempre, unos enlaces:
http://www.douglasadams.com/
http://www.imdb.com/title/tt0371724/
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