Ferris Bueller (Mathew Broderick) lo tiene todo, excepto un coche (no le compraron uno, pero a cambio consiguió una computadora). Es listo, atractivo, simpático y tiene todo el típico brillante futuro de la clase media yanqui por delante cuando finalice su último año de instituto. Sus padres le adoran, aunque su hermana mayor (Jennifer Grey) no le soporta. Ferris sale con Sloan (Mia Sara), la chica más divina del instituto. Su mejor amigo, Cameron (Alan Ruck), es un neurótico niño de papá rico incapaz de superar que su padre quiera a su colección de coches deportivos más que a su propio hijo. Pero un día de primavera Ferris ha planeado algo especial, una despedida de la adolescencia por todo lo alto, un "día de novillos" con Cameron y Sloan. Para ello sólo deberá fingir una enfermedad que engañe a sus padres sin que le hagan ir al médico, rescatar a Sloan de las garras del director del instituto (encarnado por un estupendo Jeffrey Jones) y arrancar a Cameron de la cama donde se haya postrado con un profundo ataque de depresión. Y eso sólo será el comienzo de un largo día en el que irán a Chicago en el Ferrari 250 GT restaurado del padre de Cameron, verán un partido de béisbol en el estadio Wrigley Field, comerán en un restaurante exquisito, visitarán la Torre Sears y el Instituto de Arte de Chicago y participarán activamente en el desfile del día de Von Steuben, momento en el que Ferris se marcará un apoteósico fin de fiesta cantando Twist and Shout en honor de su amigo Cameron. Pero no todo será alegre y festivo ese día, ya que a las dudas acerca del camino que tomarán sus vidas a partir del momento en que se gradúen en el instituto se suman los intentos de Rooney por descubrir la mascarada de Ferris (intentos que acabarán dejándole en un lamentable estado y que propiciarán la excelente escena cómica final que ilustra los títulos de crédito). Cuando el día pase se puede decir que ninguno de los protagonistas es el mismo, cada uno de ellos habrá dado un paso en un sentido u otro que lo habrá acercado un poco más a eso que llaman "vida adulta".
En 1986 John Hughes venía de dirigir 16 velas, Breakfast Club (aquí El club de los cinco) y La mujer explosiva (Weird science). A Hughes se le considera no el padre de las películas teen, (hechas para y sobre adolescentes) sino uno de sus mejores representantes. Aún partiendo de estereotipos y de convencionalismos logra que sus personajes calen en la audiencia y que sus historias no aparezcan ridículas incluso dos décadas después de ser filmadas. Si con 16 velas retrataba el difícil paso "de niña a mujer" de una insegura Molly Ringwald que afrontaba su decimosexto cumpleaños entre la indiferencia familiar y los primeros devaneos sentimentales, El club del desayuno es para muchos una película generacional, la síntesis perfecta de una época difícil. A través de cinco tipos muy definidos (el macarra, el cerebrito, el deportista, la niña pija y la "rarita") seguíamos el día de castigo de cinco muchachos en el instituto. Partiendo de un completo desconocimiento y de unas diferencias aparentemente insalvables llegaban a ver el fondo de los demás desnudando sus miedos y debilidades. Tras dos películas donde los aspectos cómicos quedaban en un segundo plano en beneficio de la caracterización de personajes, Hughes realizó consecutivamente dos alocadas comedias, La Mujer explosiva y Todo en un día. La primera de ellas fue hecha a mayor gloria de una espectacular Kelly LeBrock y mezclaba la comedia gruesa con ribetes sexuales con el slapstick de tinte fantástico más desmadrado. Ferris Bueller’s day off supone la síntesis perfecta entre las primeras y la última: aúna la comedia más o menos sofisticada con el chiste grueso y salpica toda la película de reflexiones acerca del paso a la universidad, de la asunción de mayores responsabilidades, la pérdida de contacto con los viejos amigos... Rodada con un estilo muy dinámico y festivo en más de una ocasión el espectador se convierte en parte de la película cuando Ferris se dirige directamente a la pantalla, rompiendo la cuarta pared haciéndonos partícipes de sus disgresiones y sus reflexiones sobre lo que acontece en pantalla.
Esta fue una de las primeras películas que me marcó, y curiosamente la ví en un momento delicado, el fin del colegio y antes de pasar al instituto, con lo que las dudas de Ferris sobre si seguiría viendo a sus amigos, o las inseguridades de Cameron me llegaron bastante hondo. Con el paso de los años la he visionado recurrentemente, y pese a que el aspecto formal está algo desfasado (canciones ochenteras -ese Oh Yeah de Yello, impagable-, peinados cardados y chaquetas con hombreras a cascoporro) hay muchos elementos que mantienen toda su validez a día de hoy. A las citadas peripecias iniciáticas de los protagonistas se suman los estupendos números cómicos recurrentes: la descripción de la aburrida clase de instituto ("¿alguien? ¿nadie?"); el padre de Ferris y éste cruzando sus caminos a lo largo de todo el metraje sin que el despistado progenitor se percate de ello; las escenas de Rooney con la secretaria del instituto y posteriormente en solitario en la casa de los Ferris; la euforia festiva del desfile o el desparpajo con que Ferris finge su enfermedad (llegando a organizarse en el instituto la campaña "Salvad a Ferris Bueller" -Save Ferris, nombre que luego adoptaría un grupete ska-pop de efímera existencia- para recaudar dinero y comprarle un riñón. El estupendo reparto sabe aprovechar un amplio registro, pasando de la bis cómica a escenas que rondan el patetismo, con algún cameo ilustre como el de Charlie Sheen interpretando a un delincuente juvenil.
Broderick se hizo con un papel al que optaron en un momento u otro John Cusack o Eric Stoltz (que tampoco había conseguido ser Marty McFly unos años antes) y Alan Ruck, que contaba con 29 años, consiguió el papel cuando Emilio Estevez y Anthony Michael Hall (que no quería encasillarse en papeles de adolescente atormentado) rechazaron interpretar a Cameron. Mia Sara está adorable en un papel que requería belleza, simpatía y amabilidad, y estableció una buena química con los actores principales, y Jennifer Grey, por su parte, supo bailar con la más fea interpretando a la arisca y resentida hermana de Ferris (aunque al final será ella quien salvará su "day off" y su graduación). Y de nuevo lo reitero: por muchas veces que vea la película aún se me escapa alguna carcajada con las escenas de Jeffrey Jones, ya sea en su despacho o mientras merodea por la ciudad persiguiendo a sus díscolos alumnos, y el final, con el humillante paseo al ritmo de Yello por el autobús escolar es lo más hilarante y patético al tiempo que uno pueda imaginar.
En fin, que es una de mis películas favoritas, a la que le tengo gran cariño por todos los motivos ya mencionados. Y por si fuera poco, ahí tienen dos de mis escenas favoritas, contrapuestas pero complementarias: el pausado paseo por el museo de arte contemporáneo en que cada uno de ellos se detiene delante de su cuadro favorito, caracterizando con un solo plano a cada personaje mejor de lo que podrían hacerlo horas de diálogo, y ese número musical eufórico que es la actuación de Ferris sobre la carroza cantando Twist and Shout, homenaje exultante a la juventud, a la alegría inconsciente de una época de la vida en que todo parece brillante y prometedor, y en que ningún problema es imposible de resolver cuando tienes a gente a la que le importas a tu lado.
Ay, qué verde era mi valle...
Por cierto, en los años 90 hubo un intento de convertir la película en serie, pero no cuajó, pese a contar con una joven Jennifer Anniston interpretando a la hermana de Ferris, aquí encarnado por Charlie Schlatter. Resulta curioso que la continuación oficial no cuajara y sí lo hiciera otra serie que se inspiraba descaradamente en Ferris Bueller y en muchos de sus gags recurrentes (ruptura de cuarta pared, hermanita díscola, directora de instituto malvada), Parker Lewis nunca pierde. Serie que todo sea dicho, a mí me hacía bastante gracia.
Ay, qué verde era mi valle...
Por cierto, en los años 90 hubo un intento de convertir la película en serie, pero no cuajó, pese a contar con una joven Jennifer Anniston interpretando a la hermana de Ferris, aquí encarnado por Charlie Schlatter. Resulta curioso que la continuación oficial no cuajara y sí lo hiciera otra serie que se inspiraba descaradamente en Ferris Bueller y en muchos de sus gags recurrentes (ruptura de cuarta pared, hermanita díscola, directora de instituto malvada), Parker Lewis nunca pierde. Serie que todo sea dicho, a mí me hacía bastante gracia.
13 comentarios:
Hoy me ha vuelto a tocar la fibra. Y es que esta tambien es una de mis pelis favoritas. El final intentado quitarle millas al marcador poniendo a circular el coche marcha atrás tambien me hizo tela de gracia.
Además estoy totalmente de acuerdo en la serie de Parker Lewis, descaradamente inspirada en Ferris (y sin perder ni una pizca de genialidad por ello).
Y del desfile no se si me gustaba más el Twist and Shout, o Danke Schoen, que sonaba un poco antes.
Enhorabuena, otra vez has vuelto a acertar eligiendo un clásico.
Vaya, durante muchos años creí que sólo yo recordaba esta peli y últimamente veo que no es así. Y me alegro, porque para mí también es la comedia "teen" de los 80 por excelencia.
En su momento, me marcó mucho, y aún hoy alguna vez se me escapa un ¿alguien? ¿nadie? que nadie parece saber a qué viene...
El punto del Ferrari marcha atrás para reducir los kilómetros es genial, te crees que les va a funcionar hasta que ellos mismos se dan cuenta de que no.
Y la versión del "Come on Eileen" de Dexys Midnight Runners por los Save Ferris es muy buena.
Impagable el viaje a mi añorada adolescencia. Tengo cierto cariño por el actor Alna Ruck (al que le tocó ser un viajero del autobús de Speed), será por esa cara a lo burro de Winnie the Pooh
Pablo:
Me alegro que esta película despierte tan buenos recuerdos en muchos de ustedes, porque desde luego yo la tengo siempre fresca en mi memoria de cinéfilo friki.
La simbología de la escena del cuentakilómetros es aterradoramente cercana. ¿Cuántas veces habremos intentado deshacer una metedura de pata o desandar lo andado sólo para vernos metidos en el fango hasta el cuello?
Y Parker Lewis molaba, ya lo creo. De hecho a Corin Nemec le seguí la pista en lo poquito que se prodigó desde entonces.
Rafa:
Pues sepa que por estas tierras ilicitanas hay un buen puñado de fans de Hughes en general y de Todo en un día y El club de los cinco en particular.
Hay un capítulo de Futurama donde se hacía un homenaje tremendo al Breakfast Club que me provoca un nudo en la garganta... ¿Alguien lo ha visto? ¿Alguien? ¿Nadie? El del trebol de... ¿Alguien? ;)
Milo:
Y la cantante pelirroja tambien tenía un punto... de voz que estaba muy bien. La verdad es que el video de su versión de Come on Eileen lo tengo en el ordenador para verlo de vez en cuando, jejeje.
Ternin:
Requetebienvenido sea después de su periplo por la pérfida albión ;) Yo también le tenía más simpatía al personaje de Cameron, siendo yo mismo como era el típico amigo "sidequick" si se me permite la expresión. Además de su simpático papel en el Speed le recuerdo sobretodo en Intrépidos forajidos, y como capitán de la flota estelar en Star Trek Generaciones (aunque aquí su papel si que estaba desaprovechado).
Que peli mas grande!! Hace mucho tiempo que no la veo, pero esta muy bien reflejada la sensacion de que se dejas un mundo dorado que no va a volver nunca, pero sobre todo los pjs son cojonudos. Tanto Ferrys como Broderick se salen.
La foto "en pose" del grupo es una pasada, jejeje. Y hay que poner remedio a lo de no haberla visto en tiempo. Un programa doble de Todo en un día y El Club de los Cinco y se le arregla el fin de semana a uno...
Acabo de ver la película y ya la he puesto en mi lista de películas de culto, imaginense! está al lado de Blade Runner, que friki.
Anónimo, yo la vi de nuevo hace un par de meses y ahí sigue, tan fresca y divertida y emocionante como cuando la vi en el 86 con un compañero de séptimo de EGB... La escena de Twist & Shout me sigue haciendo bailar, la de Rooney en su despacho me sigue arrancando la carcajada y la del museo me sigue poniendo al borde de las lágrimas. Ya no hacen teen movies como esta... Un saludo!
Gracias Plissken por responder, en verdad es una gran película, en mi humilde opinión las escenas en el Museo de Chicago están entre las más hermosas jamás filmadas en la historia del cine. (tanta belleza me conmueve y a mí también se me quiere escapar alguna lágrima).
Algo que también me llamó la atención al momento fue lo bien escrita que está esta película, escuchar hablar a Ferris es una delicia:
"No es que apoye el fascismo,
o algún “ismo”.
Una persona no debería creer en un
“ismo”, sino en si mismo.
Cito a John Lennon: “No creo en los
Beatles. Sólo creo en mí.”
Buen punto.
Después de todo, era el líder.
Yo puedo ser el líder,
solo me falta la gente".
Y la música (woow, que banda sonora!!), Ferris no solo es un chico muy listo sino que también tiene clase, una de sus canciones favoritas es Danke Schoen (ya me la baje y la tengo en mi reproductor).
Saludos
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