jueves, agosto 02, 2007

Los perdedores: lo peor de cada casa

Una cabecera clásica de los comics bélicos de DC durante los años 60 y 70 fue The Losers (dentro de la colección genérica Our fighting forces), serie que contó con el talento y la implicación en la escritura de sus historias de Bob Kanigher y con el arte de gente como Sam Glanzman, Joe Kubert, John Severin o el mismísimo Jack “King” Kirby. Los perdedores contaba las historias casi siempre aciagas de un grupo de descastados de diferentes cuerpos del ejército: el Capitán de barco William Store (tuerto y con una pata de madera), Johnny Cloud, piloto de origen navajo, el Sargento Clay (uno de los marines en servicio de mayor edad) y finalmente Gunner McKay, el benjamín de las fuerzas armadas. Las historias de tan heterogéneo grupo hacían hincapié en las desgracias de la guerra, alejándose de la exaltación del combate y de los valores guerreros a la que los títulos de género bélico suelen tender. Desaparecidos en una página de las Crisis en tierras infinitas, contaron con un especial de despedida, The Losers Special #1, que situaba su última aventura en 1945 y le daba un tono más acorde a lo que había sido la trayectoria del grupo.

Entre los años 2004 y 2006, y dentro del sello Vertigo, se publicó The Losers, una serie cerrada que contó con 32 números y que partiendo de un mismo título ofrecía una historia completamente distinta. Así, ya desde el electrizante comienzo somos testigos de las andanzas de un wild bunch muy especial, comenzando con el ataque a una base de misiles del ejército en Nuevo México por parte de un grupo de renegados de la CIA capitaneado por el frío y calculador “coronel” Clay, y formado por Roque (segundo al mando), Jensen (experto en sistemas informáticos y el gracioso del grupo), Cougar/Puma (francotirador de origen hispano, silencioso y letal, una jodida máquina de matar bajo su eterno sombrero vaquero) y Pooch/Chucho (el piloto-para-todo y hombre de arraigados valores familiares). Más adelante se les unirá Aisha, una chica de origen árabe y habilidades más que letales tanto en la lucha cuerpo a cuerpo como en el manejo de toda clase de armas.





 
El grupo de cinco ex-agentes fue traicionado por su jefe de operaciones durante una operación encubierta en Oriente Medio, y la única forma de recuperar sus vidas es sacar las maquinaciones de ese agente de la CIA a la luz, lo cual no resultará nada fácil. De Nueva York al Caribe, de Qatar a Londres, de Texas a un nuevo archipiélago emergido en medio del Mar Rojo, Los perdedores contarán tan solo con su astucia, determinación y habilidad para arrasar con todo lo que se les ponga por delante y descubrir los planes que Max tiene reservado para el mundo. Repleta de situaciones al límite, de traiciones rastreras y venganzas llevadas hasta el último extremo, de tiroteos espectaculares y persecuciones vertiginosas, Los perdedores es un tebeo que se disfruta mejor leído de un tirón, porque la tregua que la trama da al lector es la misma que el lector acaba queriéndole dar al tebeo. Ninguna. Las conexiones del dinero negro procedente del narcotráfico que el ejército entrega a la petrolífera texana Goliat conduce a adquisiciones en Oriente Medio y a operaciones de blanqueo realizadas en Londres. Toda una trama de corrupción global alimentada por un sistema que crea los mismos monstruos que amenazarán con destruirla, y así, a través de la lucha con esos “enemigos” perpetuar un statu quo en el que las grandes corporaciones petroleras, la banca internacional, el gobierno USA y los petrojeques llevan la voz cantante.




El encargado de escribir de forma extrañamente clara una trama tan compleja es Andy Diggle, guionista por el que siento una gran estima dado que tanto esta serie como Adam Strange: Planeta Robado se cuentan entre lo mejorcito que servidor ha leído en los últimos años. Manejar de forma precisa y dosificada la información que el lector recibe, caracterizar a los personajes a través de sus acciones y jugar con los flashback en varios reveladores momentos de la trama es algo que Diggle sabe hacer a la perfección y lo demuestra número a número. En el apartado artístico encontramos al también británico Jock como dibujante regular de la colección, aunque hubo varios números ilustrados por otros artistas (Ben Oliver, Shawn Martinbrough, Ale Garza, Colin Wilson). Se agradece que todos ellos adoptaran un estilo similar al de Jock, repleto de planos imposibles y rostros angulosos, de claroscuros brutales y rostros duros y angulosos.

En suma, leída casi un año después de que Planeta editara el último tomo de la colección que iniciara Norma, Los perdedores queda, además de cómo un excelente comic de política ficción repleto de acción y poses chulescas que encantará a los conspiranoicos que creen que la CIA está detrás de mucho de lo que apesta en el planeta actualmente, como el posible storyboard para una adaptación cinematográfica que lleva gestándose un año en Hollywood y cuyo hipotético director, Peter Berg, se encargaba de prologar el último recopilatorio de la serie. Ferviente recomendación de un servidor.

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