domingo, octubre 07, 2007

La Jungla 4.0: El ocaso del héroe

John McClane es detective del Departamento de Policía de Nueva York. Divorciado de su esposa Holly, apenas mantiene un tenso contacto con su hija Lucy. Lejos quedan las hazañas que convirtieron a un aburrido policía en el maltratado héroe del día en las crisis del Nakatomi Plaza, del Aeropuerto de Washington y de Simon Gruber en Nueva York. Su único interés ahora es cumplir con sus rutinarias labores policiales y velar por el bienestar de su hija a su particular manera.



Un encargo rutinario, llevar al joven hacker Mat Farrell (Justing Long) al Centro de Seguridad Interna en Washington, se convertirá en una auténtica pesadilla para la supervivencia cuando un grupo altamente entrenado y preparado de asesinos pretendan acabar con la vida del joven. Inadvertidamente Matt ha formado parte de una cadena de programadores que han creado una especie de bomba lógica introducida en el sistema informático gubernamental y que ha otorgado el control de dicho sistema a un grupo encabezado por la bella y letal Mai Linn (Maggie Q.) y el frío cerebro de la operación Thomas Gabriel (Timothy Oliphant). Para evitar que su plan saliera a la luz Gabriel ha eliminado a todos los programadores excepto a Farrell, en cuyas excepcionales dotes informáticas parece residir la única posible esperanza de frenar el caos al que parece abocada la capital estadounidense y que podría extenderse al país entero. Más cansado que nunca y con una visión amarga de una realidad que definitivamente le ha derrotado (divorciado y sin el cariño de sus hijos a John sólo le quedan los últimos años de un trabajo rutinario y una exigua pensión), McClane asumirá una vez más el papel de héroe salvador en una carrera contra reloj en la que se enfrentará a tiradores expertos, atletas de parkour, a la letal Mai Linn, a un helicóptero y a un caza del ejército, todo ello antes de enfrentarse cara a cara con la que ha sido su Némesis en esta peripecia repleta de explosiones, persecuciones, puñetazos y tiroteos aderezados con el habitual vocabulario florido de McClane y punteados con sus cínicos comentarios.



Proveniente de los talleres de atrezzo de producciones como Godzilla o Independence Day Len Wiseman es más conocido cinematográficamente por haber parido Underworld y su secuela, dos productos que mezclaban elementos de todo tipo (desde las ensaladas de tiro à la Hong-Kong entre vampiros y licántropos a la imaginería del juego de rol Vampiro pasando por la influencia de las recientemente exitosas producciones de Blade impulsadas por Wesley Snipes) para ofrecer partiendo de meras excusas argumentales repletas de tópicos escenas donde la acción y los efectos especiales luchaban por dejarse ver entre los continuos cambios de plano y los trucos de montaje. Es por eso que cuando se anunció que sería él el director de la cinta muchas fueron las reservas que un servidor alimentó, temiéndome lo peor. Sorprendentemente, Wiseman se deja de tonterías y filma un espectacular producto de acción de una manera harto clásica, y aunque no renuncia a un montaje acelerado con continuos cambios de plano, zooms o contrapicados sí planifica algo mejor las escenas de acción y la forma de montarlas logrando que la acción, aunque siga siendo rápida y atropellada, por lo menos resulte visible para los espectadores que a fin de cuentas buscan eso en este tipo de películas.



Es en el reparto donde encontramos los mayores aciertos y a la vez el mayor error de la película. Por un lado, Justin Long como el muchacho experto en ordenadores que acompañará a McClane a lo largo de toda esta odisea resulta simpático desde el primer momento en su papel de chaval superado por los acontecimientos, aterrado en los momentos de violencia y progresivamente atraído por la personalidad de McClane, por el que acabará sintiendo cierto aprecio. Lo cierto es que Justin Long es un buen actor que lleva tiempo afrontando todo tipo de papeles, desde el aterrado protagonista de Jeepers Creepers hasta el trekker de Héroes fuera de órbita, y resultaba extremadamente importante que su personaje cayera bien desde el primer momento, pues la empatía del público juvenil dependía de él. Otro acierto de casting es sin duda la estupenda Maggie Q., cuya frágil belleza contrasta con la letal agresividad de su personaje, auténtico villano físico del film y que protagoniza una de las set pieces más espectacular del film (con permiso del helicóptero y del caza): la pelea en la central eléctrica. Pero si en algo habían funcionado bien las tres entregas previas de Die Hard había sido en ofrecer villanos carismáticos, personajes con poquísima caracterización pero interpretados por monstruos de la interpretación (Rickman, Irons) o por solventes actores (Sandler) que sabían dotar al papel de las convenientes dosis de maldad, atractivo, peligrosidad y mala leche. En este caso Timothy Oliphant (visto en Dreamcatchers o La chica de al lado) no llega en ningún momento a dar el tipo, ni en los intercambios dialécticos entre ambos, ni en las reacciones del villano ante los contratiempos que le van surgiendo ni en la ya mencionada confrontación final. Al espectador le queda la sensación de que con otro actor podíamos haber disfrutado de otro villano memorable. Por supuesto, de la labor de Willis no podemos decir nada malo. El papel de McClane es el que mejor da este actor que comenzó encandilándonos como David Addison, el detective más golfo de la televisión ochentena, y en esta ocasión ha sabido darle nuevos matices al personaje: del agotamiento y el hastío vitales a su instinto paternal. No extrañaría nada que en una próxima entrega John fuera ya abuelo.



En resumidas cuentas el reencuentro de Bruce Willis con el personaje que le hará pasar a la posteridad cinematográfica es un entretenimiento de primer orden, repleto de acción y explosivas set pieces donde todo lo que puede explotar vuela por los aires. Esperemos que Wiseman mantenga el nivel en su próxima película, aunque siendo esta una precuela de Underworld, me temo lo peor.

4 comentarios:

JON OSTERMAN dijo...

Sin duda una buena película, superior a la tercera entrega, donde como bien dices la única pega es un villano sin ningún carisma. Saludos.

Luma dijo...

Permitame la simpleza y ligereza del comentario que paso a exponer a continuación...

Pero es que Maggie Q esta mu güena!!!

:D

Bueno ¿coñas? a parte, desde luego entretenimiento puro y duro....y el gustazo de ver a McClane de nuevo teniendo un mal dia....habria que ver donde estaria mi por otra parte admirado Jack Bauer, de no haber existido McClane....

Olyphant es un menosmola....y visto lo visto quizas la cague en Hitman, pero no adelantemos acontecimientos y demosle el beneficio de la duda...pero la va a cagar...jejejejeje

Plissken dijo...

Jon, ya te digo. No sé, con un Harvey Keitel, un Ray Liotta, Ed Harris o Willem Defoe... ¡Cualquiera!

Plissken dijo...

Chantranás, se puede decir más alto, pero no más claro, la señorita Q (espero que sin relación con la entidad cósmica trekkie) es particularmente guapa.

Me sorprendió mucho lo divertida que era la peli, lo rápido que se pasaban los 130 minutazos, lo clarito de las escenas de acción pero sobretodo el cariño por el personaje y el respeto por la saga, con coñas sobre los agentes que se llaman Johnson y trabajan para el FBI, cómo supero McClane su pánico a volar, cómo ve su carrera 20 años después... Si hubiese habido un cameo de Al Powell ya habría sido completo el éxtasis friki :D

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