domingo, marzo 23, 2008

Detective Marciano. Secretos americanos

Estamos a finales de los años 50. La sociedad norteamericana vive una época aparentemente idílica en la que la represiçon ejercida por el Comite de Actividades Antiamericanas ha erradicado cualquier elemento que sugiera disensión interna en el país o que permita la proliferación de las ideas del Gran Enemigo Rojo, el comunismo en cualquiera de sus formas. Es una sociedad que comienza a ser dirigida por el Gran Hermano televisivo a través de concursos televisivos, de series con contenido doctrinal encubierto y en la que se está gestando un movimiento contracultural bastante importante que conducirá al desencanto y a los intentos de ruptura ideológica con el asfixiante pensamiento único dominante. Es en esta reluciente manzana comida por gusanos en la que aterriza el último marciano, J'Onn J'Onnz, y en la que tendrá que aprender a hacerse pasar por uno de los perfectos y bienpensantes wasp del momento.


Bajo el aspecto humano del detective de policía John Jones, el Detective Marciano es testigo de la muerte de un hombre en plena calle que farfulla enigmáticas palabras. La investigación de ese crimen llevará a Jones/J'Onnz al corazón podrido de la Norteamérica paranoica y consumida por sus propios demonios internos, en un periplo que incluye visitas a antros de jazz en los que poetas beatniks esconden en sus versos el secreto de una silenciosa invasión, concursos televisivos amañados (al estilo del reflejado en la magnífica película Quiz Show) que sirven a los intereses de los amos de títeres que controlan el tinglado, o idílicos pueblecitos de casas unifamiliares con jardín habitados por familias perfectas que no son en absoluto lo que parecen. Acompañado de una estrella juvenil de la canción y de una niña que se cruza en su camino el Detective Marciano se enfrenta a una peligrosa huida hacia adelante a lo largo y ancho del país que le permitirá mirar a los ojos a la Gran Mentira Americana y destapar la Caja de Pandora de una auténtica invasión alienígena mucho más peligrosa y real (en el cómic, claro, no crean que desvarío) que aquella que los ciudadanos medios del país temían que llegara desde Moscú o Pekín.

Los encargados de narrar esta historia de ciencia ficción con elementos superheróicos son el guinosta Gerard Jones y el dibujante uruguayo Eduardo Barreto. El caso de Jones es realmente curioso, pues además de su labor como guionista de comics en series como Green Lantern, JLE, Wonder Man o Batman, ha realizado varios libros teóricos sobre el medio. Uno de esos libros tiene un título revelador y que además entronca con muchas de las obsesiones temáticas que se aprecian en esta historia del Detective Marciano: Cariño, estoy en casa: Telecomedias vendiendo el Sueño Americano. Se entiende perfectamente el cuidado puesto en la recreación no ya de una época histórica, sino de una idea, de una sensación y un ambiente dominado por la hipocresía, las apariencias, la paranoia y el miedo que en más de un sentido podría considerarse como un caldo de cultivo convulso para décadas posteriores. Además de los palos a instituciones como las estrellas infantiles de series televisivas, las estrellas de rock juvenil con pose rebelde, los poetas visionarios y estrafalarios o los concursos amañados, resulta curiosa la inclusión en el tramo final de la historia de Castro y Guevara, guerrilleros todavía, que ayudarán con su ejército de decididos rebeldes a acabar con los invasores del planeta en un preludio de la que sería su posterior tarea de acabar con el régimen de Batista. Por su parte Eduardo Barreto, que ha ilustrado series como Atari Force, Nuevos Titanes, La biografía no autorizada de Lex Luthor o La sombra proporciona unos sólidos y rotundos lápices que confieren a la historia el adecuado aire retro, que sin ser exactamente un remedo de los comics EC del momento sí recuerda en algunos momentos al arte de dibujantes como Wally Wood. Desde las escenas de acción con monstruos y explosiones por doquier, pasando por la recreación de escenarios y personajes históricos, hasta las escenas de diálogo, el dibujo de Barreto ofrece un gran dominio de la gestualidad y de la anatomía de sus personajes, y demuestra no sólo un gran dominio de la narrativa sino gran habilidad para jugar con secuencias mudas durante varias páginas, secuencias de viñetas repetidas en las que apenas cambia uno o dos elementos para hacer avanzar la acción o espectaculares y dramáticas splash pages, como aquella que abre el tomo recopilatorio o con la que finaliza la persecución aérea.


Me permito recomendarles este tomo que recupera una historia enexplicablemente inédita en España durante más de tres lustros y que no hace sino reflejar lo constreñido del mercado superheróico español. Una historia repleta de acción, con una historia inteligente y bien escrita que invita a la reflexión una vez terminada su lectura.

4 comentarios:

Jaime Sirvent dijo...

Caballero, se ha salido usted con la reseña. Ojeé el cómic en el momento en que salió, me dio buenas vibraciones pero no lo compré porque ya sabes cómo está el patio a nivel de pasta. Estaba esperando que alguien comentara algo sobre este cómic en la tebeosfera y me parece que has sido el primero en comentar algo, decididamente lo compraré. Veremos cuando, pero caerá.

Los dibujos de Barreto me gustaron mucho por esa sensación retro que mencionas, se mete muy bien en la época y la historia por lo que comentas es muy atractiva.

Oneyros dijo...

Pues al igual que el comment anterior este post me ha convencido para comprarlo, a saber cuando, pero me interesa y mucho

Bruce dijo...

Me apunto tb

Plissken dijo...

Me temo que estamos todos igual, rodeados de novedades jugosas y haciendo virguerías para mantener sobre mínimos el nivel de lectura. El tebeo es muy recomendable para aficionados a la ciencia ficción pulp y las superheroes de los años 50, pero como siempre, ¡si no les gusta no me echen la culpa! Mira que me siento presionado por estas cosas ;D

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