lunes, mayo 24, 2010

El lunes que concluyó Perdidos

Hoy ha sido un día verdaderamente atípico. Un día en el que he hecho todo lo posible para romper con la rutina habitual y convertirlo de alguna manera en algo especial, único, en un día que recordaré por no haber ido a trabajar para ver el final de una serie que he venido siguiendo a lo largo de seis años, y lo he hecho de forma simultánea a millones de personas en los 59 países del planeta que han sincronizado señal para ver algo especial, algo irrepetible. Perdidos, Lost, concluía a las ocho y escasos minutos de esta mañana. Las emociones y las dudas y las respuestas se atropellaban en mi mente y en las de los que hemos compartido ese momento. No ha sido fácil ni ha sido perfecto, pero es lo que es, y aún quedan cosas por comprender, pero por el momento, un servidor de ustedes ha llegado al final de un camino del que ha disfrutado enormemente cada momento de la travesía por el mismo, y es que pese a que muchos se empeñen en decir lo contrario, y como dice el proverbio, lo importante no es el final del camino, sino el camino en sí, las experiencias vividas en el transcurso del mismo, las personas que se han conocido a lo largo del mismo, los cambios que todo ello han causado en uno mismo. Perdidos no es un final, sino seis años de experiencias compartidas con personajes inolvidables que ya están en el imaginario colectivo de la cultura contemporánea. Lo cierto es que tanto ayer como hoy han sido días marcados a fuego por el evento de La noche Perdida. La expectación y las ganas de conocer ya el final de la serie convirtieron el domingo prácticamente en un día vacío de significado, una tortura de tiempo que había que pasar de la forma más rápida posible antes de alcanzar la recompensa final. Reconozco que tal nivel de expectación y ansiedad sólo lo había vivido en otra fecha: la final de la Eurocopa contra Alemania de hace un par de años en la que todo un país vivió un sentimiento similar. En este caso no hemos sido tantos los losties que han pasado un día vacío, pero os aseguro que la ilusión ha sido similar.


A lo largo de esta semana intentaré elaborar mi habitual post de fin de serie -al estilo de Galáctica o Muertos como yo- sin espoiler alguno y tan sólo para dejar en la bitacora virtual mis sensaciones sobre una de las series más adictivas y apasionantes de la televisión contemporánea. Junto a él encontraréis un sketch de colección -que la semana pasada escatimé miserablemente- y una galería de commissions. De nuevo si el tiempo lo permite -aunque esta semana bien es cierto que ya andaré más libre de ciertos compromisos- aparecerá esa reseña de la última peripecia de Los caballeros extraordinarios que también se quedó en el tintero.

Poco más puedo o quiero decirles este lunes tan especial, salvo que hasta la canción elegida procede de uno de los capítulos de la serie. Originalmente compuesta e interpretada por Ben Harper, en Perdidos se empleó la versión de Los chicos ciegos de Alabama. Ha sido un placer caminar a vuestro lado a lo largo de estos seis años, chicos, y no será la última vez que lo hagamos juntos.

I shall not walk alone
Ben Harper/The Blind Boys of Alabama

Battered and torn
Still i can see the light
Tattered and worn
But i must kneel to fight

Friend of mine
What can't you spare
I know some times
It gets cold in there

When my legs no longer carry
And the warm wind chills my bones
I reach for mother mary
And i shall not walk alone

Hope is alive
While we're apart
Only tears
Speak from my heart
Break the chains
That hold us down
And we shall be
Forever bound

When i'm tired and weary
And a long way from home
I reach for mother mary
And i shall not walk alone

Beauty that
We left behind
How shall we
Tomorrow find

Set aside
Our weight in sin
So that we
Can live again

When my legs no longer carry
And the warm wind chills my bones
I reach for mother mary
And i shall not walk alone





3 comentarios:

milo dijo...

Se vuelve a repetir la regla de oro:
"No mates a la gallina"

paco dijo...

No sé pedro me pareció demasiado pobre, emotivo final, pero pobre.

Plissken dijo...

Hombre, Milo, antes o después había que acabar con ella y buscar otra que diese huevos de plata.

Paco, a mí me dejó completamente perplejo, pero conforme han ido pasando las horas me ha gustado cada vez más. Esta noche lo reviso de nuevo, pero creo que ese plano final va a convertirse en uno de mis favoritos all time... ¡Un abrazo!

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...