Y el que faltaba para el duro. El tercer vértice del triángulo felino, la tercera persona de la Santísima Trinidad gatuna: les presento a todos ustedes a Obi-Wan... Y nosotros que pensábamos que ya se había cerrado el cupo de acogida. No podíamos estar más equivocados. Situémonos en el trabajo. A primera hora de una mañana de verano. Vemos un gatito entre las matas. Le llamamos como solemos hacer con todo gato que se nos cruza por la calle, ese bisbisbis tan de taradín, y en vez de esconderse por si somos una amenaza para él, el tontorrón se nos acerca como un perrillo faldero. Y se queda a la puerta de acceso a las salas de trabajo esperando alguna caricia. Y se llega a colar dentro buscando algo de cariño y encontrando el escándalo y la irritación de estreñidos e histéricas... Hay dos intentos de adopción frustrados, uno a causa de un mastín de 20 kgs y otro a causa de una intensa e inoportuna alergia. Y yo me mosqueo porque con tanto entrar y salir de casas ajenas al final el gato se va a volver loco. Así que, como somos taaaaaan ricos y podemos asumir otra boca más que alimentar, vacunar y cuidar, pues alaaaa, ¡¡¡bienvenido a tu nuevo hogar, Obi-Wan!!!! Patoso como él solo, desgarbado (debe ser uno de los pocos gatos al cual felino no resulta un epíteto, sino un adjetivo admirativo), cariñoso son calificativos que se ciñen como anillo al dedo. La verdad es que el proceso de adaptación fue un tanto lento, y que Leia aún mantiene las distancias con él y no quiere jugar, pero creo que este invierno los tres gatos van a dormir más de una noche hechos un ovillo. Si Amidala deja de dormir en la almohada junto a nuestras cabezas, claro.
1 comentario:
Pero que haces! no le des psicotropicos al gato!!! o es que esta usando la fuerza??
;-D
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