Recordemos que al final de Planeta Robado, Sy’r Valkyr había transportado Rann -mediante el rayo Mega-Z- al sistema de Thanagar, desestabilizando el equilibrio gravitatorio del sistema y condenando irremisiblemente a su ancestral enemigo a la extinción. En esa tesitura Adam Strange, Tigorr y sus Hombres Omega y Vril Dox y el cuerpo de seguridad galáctico L.E.G.I.O.N ayudaron a evacuar Thanagar, pero los refugiados thanagarianos reaccionan hostilmente ante el auxilio recibido y tratan a los rannianos como si la destrucción de su planeta hubiese sido fruto de una invasión. Adam viaja a la Tierra para recabar la ayuda de Hawkman y Hawkgirl y evitar el estallido de la violencia, pero llegan demasiado tarde y hay una guerra abierta en Rann provocada por los airados thanagarianos y alentada por los sacerdotes del culto de los Siete Demonios. Otros actores implicados en el conflicto serán Kilowogg y Kyle Rayner, enviados por los Guardianes para observar el conflicto sin intervenir en él, y el Capitán Cometa, héroe clásico de la casa, que ha decidido ayudar en lo posible.
Por si fuera poco se produce un estallido violento en otros sistemas cuando el delicado sistema de alianzas y pactos entra en juego, y los aliados de uno y otro bando participan activamente en las hostilidades, bien enviando tropas a la zona o bien invadiendo sistemas no amigos una vez roto el equilibrio de poder imperante entre ambos imperios. Así, Rann y sus aliados de Okara, el Dominion, Colu y Mundo-Trono se verán amenazados por los planes thanagarianos para fundar Nuevo-Thanagar sobre las cenizas de Rann. Para ello contaría con la ayuda de los supervivientes de Tamarán (extinto planeta natal de Starfire), Durla (habitado por multiformes), los Psiones y la Ciudadela (enemigos ancestrales de los Omega Men), añadiéndose a todos ellos los belicosos Khund como mercenarios.
(Más vale esta imagen que todo el post a modo de resumen de la miniserie. Y en primer término Tigorr, uno de mis felinos favoritos, todo él corazón, malas pulgas y buena puntería.)
(Si se rompe el Universo, nada mejor que lanzarse contra la fractura de cabeza, a ver qué pasa.)
La serie cuenta con guiones de un Dave Gibbons cada vez más cómodo en las labores de guionista, ofreciendo un entramado de personajes y sucesos muy bien documentado -aparecen de un modo u otro casi todas las grandes razas alienígenas de DC de un modo que no se había visto desde la saga Invasión- y con claras reminiscencias de la historia real reciente. El paralelismo con la I Guerra Mundial sería más que evidente en esa sucesión de pactos que van obligando a intervenir a un planeta tras otro ocupando territorios y atacando a terceros sistemas planetarios. Por su parte Iván Reis, dibujante brasileño con una gran progresión desde sus números de Superman -y una mejor proyección, pues habrá que ver cómo evoluciona y se consolida su estilo- nos narra a lo grande una historia repleta de acción y movimiento, con planificaciones dinámicas de página y una espectacularidad cósmica muy apropiada cuando se pasa de las escaramuzas bélicas a la acción superheroica contra Onimar Synn. Habría sido ideal que fuera Pasqual Ferry el encargado de rematar el excelente trabajo artístico iniciado en Planeta Robado, pero los lápices de Reis no se quedan atrás. Además, en este caso me gustaría señalar el entintado -y en algunos momentos quizá hasta algo más- de Joe Prado y Marc Campos, entintadores habituales de Ivan en otros proyectos.
Lo mejor de esta miniserie, que en algún momento puede agobiar por la cantidad de personajes poco conocidos para el lector y por la sucesión frenética de peleas, traiciones y viajes de un lado a otro de la galaxia, es la recuperación de una faceta del Universo DC que había estado abandonada durante los últimos años. Pese a los momentos de gloria que conocieron series como Omega Men, Green Lantern Corps o Atari Force en los 80, ha habido escasos intentos de recuperar y cohesionar esos mundos (mundos claramante definidos por ese futuro del Siglo XXX, de la Legión de Super Héroes y sus miles de razas y planetas), siendo los más destacados la saga del destierro de Swamp Thing por Alan Moore y la saga de Starman Llegar a las estrellas, y Las estrellas, mi destino. Es curioso que en ambas Adam Strange jugara un papel primordial, como ha sido también en este último caso. Se abre una nueva época en que los aficionados a la Space Opera y la Ciencia Ficción también podremos disfrutar de ella dentro del Universo DC.
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