sábado, octubre 31, 2009

Commissionando personalmente: Greg Kirkpatrick (y III))

En esta sección ya han aparecido dos de las commissions que este dibujante realizara para mí tiempo atrás, la recreación personalizada de un poster de Starman originalmente dibujado por Tony Harris y una ilustración homenaje a la historia de Astro City "Cerca de ti" que capta la esencia de la misma y se acerca al peculiar estilo de Brent Anderson. En realidad esos fueron los últimos encargos que realicé al dibujante, un tipo profesional y cumplidor tanto en plazos de entrega como en envío rápido y bien protegido. Nunca antes había pedido una recreación, pese a ser muchos los dibujantes que se dedican exclusivamente a ello, moviéndose en un ya de por sí ambiguo campo como el de las commissions -en el que se cobra por recrear personajes cuyos derechos pertenecen a sus respectivas editoriales-. Decidí probar y en aquel momento me debatí entre las cientos de portadas que habían significado algo para mí a lo largo de mis años de lector. ¿Qué momento me gustaría recordar? ¿Qué tebeo querría conservar en mi galería de commissions por encima del resto? Curiosamente, la elección fue la de un tebeo que no leí en su momento y que físicamente no estuvo en mi colección hasta casi tres lustros después de ser editado en España, el número 8 de Crisis en Tierras Infinitas en el que Barry Allen sacrificaba heroicamente su vida para detener el rayo con el que el Anti-Monitor buscaba aniquilar la creación. Lo que sí tenía claro y se lo transmití al dibujante, era que no quería un calco de la portada de Pérez, sino una reinterpretación que siendo fiel al propio estilo de Kirkpatrick homenajeara y recordara a la del maestro Pérez, aunque me parezca legítimo buscar en estos casos el mayor grado de semajanza posible respecto del original "copiado" y es algo que no descarto en un futuro intentar con otras piezas y otros autores.
El peso emocional de ese tebeo, las posibilidades argumentales que abrió y peso de la herencia que recayó sobre Flash III (Wally West), que adoptaría el manto de su mentor unos números después, han sido uno de los puntales que cimentaron mi devoción por el tebeo americano paso a paso, algo a lo que contribuyeron enormemente guionistas como Mike Baron, William Messner-Loebs, Mark Waid o Geoff Johns y que remataron dibujantes como Jackson Guice, Greg LaRocque, Mike Wieringo, Óscar Jiménez, Pop Mahn o Scott Kollins. Todo el amor y la devoción que siento por el personaje está sintetizado en esa portada, el final más congruente y espectacular posible para un personaje coherente consigo mismo hasta las últimas consecuencias y el punto de partida para un futuro prometedor que tuve la suerte, ahí sí, de vivir más o menos a tiempo real, o por lo menos todo lo que su publicación en España y el Previews me permitieron. Ahora andan en los USA publicando un tebeo llamado Flash: Rebirth que podría alterar la permanencia de una de las muertes de personaje de ficción más recordadas por los aficionados. Miedo me da...

miércoles, octubre 28, 2009

Distrito 9: Pateras del espacio

En el año 1982 una gigantesca nave espacial se estableció sobre la ciudad de Johannesburgo. Aparentemente averiada tras perder uno de sus módulos la mole flotante quedó allí sin dar señal alguna de vida hasta que las autoridades realizaron una incursión en su interior, donde cientos de miles de criaturas permanecían hacinadas y hambrientas en su interior. Las criaturas, dotadas de escasa inteligencia y comportamiento similar al de las hormigas obreras, carecían de liderazgo o de la habilidad para solucionar su difícil situación. Las autoridades sudafricanas decidieron agrupar a la población alienígena en un sector concreto de los arrabales de Johannesburgo, al que denominaron Distrito 9, para poder mantener la situación bajo una mínima ilusión de control.


Casi tres décadas después, la situación ha empeorado ostensiblemente, y el gobierno encarga a la corporación MNU que recoloque a la población extraterrestre en un nuevo campamento, el distrito 10, situado a doscientos kilómetros de la ciudad. Esperan así alejar a unos alienígenas que se comportan como carroñeros y roban toda clase de basura y objetos llamativos a los desprevenidos humanos que se cruzan en su camino. Además, gracias a la insana afición de los bichos por la comida para gatos, una cruel y expeditiva banda nigeriana está comerciando con ellos, cambiando armas -inútiles a menos que sean disparadas por los propios bichos- por latas de comida y controlando todo el crimen del distrito 9, desde el contrabando hasta la prostitución.


A ese polvorín acude el funcionario de la MNU Wikus Van de Merwe (Sharlto Copley) en el día señalado para el desahucio de la población alienígena, junto con un nutrido grupo de mercenarios experimentados al mando del coronel Koobus (David James). Les acompaña un equipo de televisión que grabará todo lo que suceda, dejando constancia de una maquinaria funcionarial desalmada que maneja a los extraterrestres como si fueran carne de cañón y que es totalmente insensible a las desgracias o necesidades del otro colectivo. Sólo un bicho, identificado como Christopher Johnson, mostrará algo de inteligencia cuando intentan desalojarle de su chabola, un bicho que ha sintetizado ese mismo día una sustancia que llevaba buscando durante décadas y que podría cambiarlo todo.


El destino pondrá a Wikus bajo las ruedas de los caballos de la MNU, será perseguido por las autoridades, hostigado por Koobus, y obligado a refugiarse en el Distrito 9, donde por primera vez en veinte años existe una posibilidad real de que cambien las cosas, aunque sea a costa de la sangre y el sudor de los bichos y humanos que se vean envueltos en un peculiar día de furia y de la destrucción del infame ghetto en el que el pueblo bicho se ha visto obligado a sobrevivir durante cerca de 30 años.



La génesis de Distrito 9 está en el corto Alive in Joburg (2005), dirigido por Neil Blomkamp, en el que un equipo de investigación visitaba un arrabal chabolista en Joburgo en el que las autoridades mantenían a un grupo de extraterrestres. El paralelismo entre esa situación y la tragedia del Apartheid vivido en Sudáfrica durante décadas resultaba manifiesta, mezclando un tratamiento de género con una idea valiente e incómoda que remitía al suceso real de la reubicación de 60.000 personas de color de una zona designada para uso exclusivo de la población blanca. La factura del corto llamó la atención de Peter Jackson, que ejerciendo como productor del proyecto aportó los 30 millones de dólares necesarios para que Neill Blomkamp rodara un largometraje partiendo de esa premisa.



La película se inicia como un falso documental sobre el Distrito 9 y poco a poco se nos va dando la impresión a través de testimonios de científicos e historiadores de que vamos a ver algo significativo, algo más que una simple evacuación de prisioneros. Alusiones a la "traición" de Wikus o a sus "actos inexplicables" contratan con el retrato de un funcionario engreído y pusilánime que debe su puesto al matrimonio con la hija del presidente de la MNU y al que la situación le viene grande desde el primer momento. La cámara del documental se introduce en el ghetto y durante unos largos minutos estamos viendo un crudo reportaje de Documentos TV sobre la difícil vida en un campamento de refugiados que se debaten entre la insensibilidad de los que les acogen y la crueldad de los que les oprimen y extorsionan. No deja de ser curioso que la única analogía establecida con el film haya sido el Apartheid -felizmente desaparecido desde hace casi dos décadas- cuando las referencias a población desplazada, refugiada o emigrante son igualmente apropiadas y sangrantes, máxime en estos tiempos en que hay campamentos con decenas de miles de refugiados en demasiados países del mundo.



Pero poco a poco ese tratamiento naturalista de la situación y el acercamiento cámara en mano a los protagonistas va dejando paso a un argumento de género más o menos clásico y a una película de ciencia ficción al uso en la que la cámara se estabiliza, la planificación de las escenas se vuelve cada vez más elaborada y el espectáculo se apodera de la pantalla, aunque nunca en detrimento de un mensaje de fondo verdaderamente desolador. Pese a un mínimo atisbo de poesía en su final, Distrito 9 no pierde ni un ápice de crudeza en su retrato de la ambición humana, de los mecanismos corporativos de las multinacionales del armamento y de los no menos salvajes métodos de los señores de la guerra que ejercen ese mismo mercadeo a un nivel más loca.



Para que tanta miseria humana nos llegue como espectadores pero no nos afecte excesívamente -al fin y al cabo es una película de ciencia ficción con abundantes escenas de acción y no pocas dosis de gore cuyo único propósito es entretener- resulta fundamental la labor del protagonista, Sharlto Copley, que podría interpretar perfectamente a un personaje de The Office metido en Dos policías rebeldes, que grita ante la injusticia, que mantiene un fondo de dignidad -mínima, bien es cierto, pero dignidad- a lo largo de todo el metraje, y que evoluciona de una forma aterradoramente realista a lo largo de la historia en virtud a sus propias miserias y errores y a su contacto con el bicho Christopher Johnson, con el que formará una peculiar alianza repleta de encuentros y desencuentros con vistas a lograr un objetivo que les beneficie a ambos.



Para terminar, me gustaría resaltar las similitudes en contenido de Distrito 9 con esa otra peliculita de ciencia ficción de bajo presupuesto que vi recientemente, Moon, y es que aunque parezca mentira ambas están protagonizadas por empleados de una multinacional, funcionarios al servicio de empresarios sin alma y aficionados al empleo de métodos poco éticos y expeditivos a la hora de maximizar beneficios. Igualmente sus protagonistas acaban afrontando un dilema moral tan antiguo como el hombre, el de sobreponer los problemas de otro a los propios y ofrecerlo todo con tal de ayudar al prójimo. El ruido y la furia, o la soledad y el aislamiento, dos caras de una misma moneda, la del hombre capaz de darlo todo por algo que ni siquiera puede llamar amigo, por algo que existe en el interior de todos nosotros, una suerte de imperativo categórico moral que nos induce a hacer lo correcto. Tanto Wikus como Sam nos remiten en sus respectivos laberintos emocionales a las palabras de un ilustre alienígena con cara de Jeff Bridges que venía a decir que lo que más le gustaba de los humanos, era que sacaban lo mejor de sí mismos cuando peor estaban las cosas. Lo triste es que si eso fuera cierto al cien por cien viviríamos en un mundo mejor que este. En cualquier caso, si no han encontrado tiempo para ver Distrito 9, no dejen de recuperarla en un pase doméstico, porque merece muy mucho la pena. Aunque exploten cuerpos y salgan decenas de criaturas que parecen grillos gigantes y el protagonista se llame Wikus.

lunes, octubre 26, 2009

Resucitando un lunes

De fines de semana como el pasado líbrenos Crom. Un desafortunado incidente culinario con un cocido de cuyos ingredientes servidor respondía personalmente, excepto del embutido proporcionado por mis suegros, nos tuvo a miss Sparks y a mí completamente fuera de combate durante el sábado y el domingo. Siendo además este sábado un día propicio para los hijos de la noche, al alargarse la hora de cierre de los bares debido al cambio horario, el sentimiento de haber perdido de mala manera el tiempo y la salud es doble. Tiene gracia que uno se encuentre perfectamente recuperado y listo el lunes a primera hora para afrontar la semana laboral que se presenta frente a él después de haber perdido el efímero descanso que supone el fin de semana, pero eso son los riesgos del trabajador más o menos responsable... Ejem.

Por lo demás, obligado por esa indisposición que me llevó como a geisha por arrozal y que me dejó para el arrastre, no tuve ánimo de escribir la entrada que había reservado para el fin de semana, una reseña a otra pequeña joya del cine de ciencia ficción que respira serie B por los cuatro costados y que me gustó tanto como la comentada hace un par de semanas Moon. Queda por tanto pendiente esa reseña junto a algunas secciones habituales de este vuestro blog, como un sketch de colección, una commission personal que además me servirá para comentar un tema bastante polémico en el mundillo del coleccionismo de originales, y espero poder compartir con vosotros casi en tiempo real el próximo sábado la decoración à la Halloween de la cueva de Sparks y Plissken.

Antes de acabar la habitual entrada de cada lunes, me gustaría recomendaros que visitarais el blog dedicado al coleccionismo de originales de Carlos Pujol. En él, Carlos ha venido realizando un exhaustivo repaso de las colecciones de algunos de los miembros del foro Originals Fans, colecciones que van desde lo excelso a lo normal, que es donde un servidor se encuentra. Aunque a lo largo del último año la dichosa crisis ha reducido mis adquisiciones al mínimo, no deja de agradecerse un repaso por mis originales, commissions y sketchs de convención desde el cariño y la admiración de otro colega coleccionista. No dejéis de pasaros por su blog Mi colección de comic art para poder apreciar el nivel de los coleccionistas de arte original que hay en España, así como la variedad, cantidad y calidad de muchos de los originales que Carlos ha ido atesorando en su colección personal y mostrando en las colecciones de algunos de los compañeros del foro de originales.

Ya termino la entrada con la habitual canción, que en una semana como esta no puede dejar de hacer referencia a la fiesta -importada, pero divertida, pero importada, YA, pero DIVERTIDA- de Halloween que muchos celebraremos en nuestros hogares el próximo sábado para luego acercarnos al cementerio a visitar a nuestros familiares y seres queridos al día siguiente en la más tradicional y española fiesta de Todos los Santos. Quitando el aire tétrico y fúnebre al asunto, celebremoslo con esta canción del grupo Zombina and the Skeletones, banda de Liverpool formada por Zombina, Kyle K'Thulu, Doc Horror, Ben Digo y X-Ray Speck que saquea a gusto y sin complejo alguno el imaginario de la serie B fantástica en canciones pegadizas y divertidas, ideales para una fiesta de Halloween como la que se avecina.




Zombie Hop
Zombina and the Skeletones

In a demon dragster hittin' warp speed ten,
Emissions nocturne as I meet a dead end,
Through a hill o' beans to an early groove,
To the zombie hop where I can shake my shoes.

Yeah, you gotta swing it right,
At the zombie hop tonight,
Beelzebub and Mickey Devil wait inside for me.

I caught a zeroplane to voodootown,
Some chicken beads to chilli down,
Bleeding eyes make a red u-bend,
Situation me no comprehend.

Yeah you gotta swing it right...
Yeah you gotta swing it at the zombie hop tonight,
At the zombie hop tonight now baby,
yeah, wo-o-o-oah!

Superglue for my broken dreams,
Runnin' and cryin' 'til it's past our means,
Is there a doctor in this house?
Apes in space and stepping out.

viernes, octubre 23, 2009

Nightmare Alley: El callejón de las almas perdidas

Stanton Carlisle es un tipo ambicioso y espabilado que forma parte de la compañía de fenómenos ambulante Ten-O-One. En ese mundillo cerrado y regido por sus propias reglas, muchas de ellas al margen de la sociedad, y destinadas a preservar el estilo de vida del feriante a costa de la credulidad de los habitantes de las ciudades y pueblos que visitan, Carlisle trabaja como ayudante de Madame Zeena, una adivinadora que ha depurado muchos de los trucos de su maestro hasta ser considerada una de las mejores del negocio. Nada de mágico ni de sobrenatural esconde Zeena bajo su turbante, sólo un abrumador montaje y un complejo código para transmitir mensajes desde la audiencia sin que esta se percate de que Madame Zeena no lee sus mentes ni adivina su porvenir.


En el Ten-O-One se encuentran junto a Zeena y Stanton un variopinto grupo de fenómenos de circo que van desde lo curioso hasta lo aberrante. Un forzudo alemán, una bella muchacha que recibe descargas eléctricas ataviada con ropa interior metálica, un marinero tatuado, un acróbata tullido excepcionalmente fuerte, un enano con malas pulgas... Todos ellos despiertan la admiración, el asombro y el miedo en los lugares donde actúan, pero uno de ellos resulta asqueroso y fascinante por encima de todos ellos, el Monstruo, un despojo humano que vive entre sus propios excrementos y se alimenta de carne cruda y sangre de gallina. Cada día en el circo de monstruos de feria de Ackerman-Zorbaugh es una lucha intensa por mantener la propia humanidad y dignidad humana en un entorno tan dado a la burla brutal, a la deshumanización y a ver a los semejantes como monstruos o como "primos" a desplumar, dependiendo de qué lado del escenario se esté contemplando tan peculiar espectáculo a medio camino entre lo trágico y lo grotesco.


Endogamia, miedo al mundo exterior, secretos guardados celosamente para no revelar los trucos del oficio, extrañas relaciones entre los componentes de tan heterogénea troupe... En ese ambiente Stanton pronto dará rienda suelta a su desmedida ambición y a su incapacidad para empatizar con sus congéneres. Primero a partir de su complicada relación con Zeena y más tarde como mentalista de éxito acompañado de la hermosa Mary, el gran Carlisle alcanzará el sueño del éxito con la permanente sombra de sus pesadillas más oscuras atormentando su alma, unas pesadillas en las que es perseguido de forma inmisericorde por callejones sombríos de los que no hay escapatoria.


El callejón de las almas perdidas fue escrita por William Lindsay Gresham en 1946, tras largos años de vivir rodeado de charlatanes, adivinadores y fenómenos de feria. Dotada de una gran carga naturalista y mostrando claramente retazos del pensamiento izquierdista de Gresham, la novela gozó de notable éxito en el momento de su publicación, algo que llamó la atención de la industria del cine y más concretamente del actor Tyrone Power. Que una estrella consagrada mostrase tal interés en interpretar a un tipo amoral, arribista y totalmente negativo como Carlisle da una idea de la fuerza del personaje y de las posibilidades que ofrecía para alguien que buscaba verdaderos retos interpretativos.


Seis décadas después, y tras un infructuoso intento previo de adaptar esa poderosa y tremebunda historia al comic, el artista independiente Spain Rodriguez hace suyo el proyecto y decide adaptar él mismo el material original e ilustrar su propio guión. A lo largo de siete años Rodriguez alternó el trabajo en esta negrísima novela gráfica junto con otros proyectos, hasta que finalmente y gracias a la editorial Phantagraphics, Nightmare Alley vio la luz en la forma de novela gráfica. El acercamiento de Rodriguez al material original viene facilitado, además de por la calidad del mismo, por las similitudes entre las obras de Gresham y Rodriguez, con un pensamiento cercano a la izquierda más combativa y con un conocimiento de primera mano de las miserias humanas y de la capacidad innata del hombre para el mal y la degradación (Gresham por sus contactos en el mundo de la feria y Spain por haber vivido como miembro de una banda de moteros).

La novela gráfica relata con todo lujo de detalles el ascenso y caída de Stanton Carlisle, sin hurtar los detalles positivos que humanizan al personaje o provocan conmiseración en el lector y sin maximizar los delitos o faltas que comete a lo largo de sus años como feriante, mentalista de vodevil o espiritista. A través de extensos diálogos, que en muchos casos parecen remitir al original novelesco, o de gráficas descripciones del funcionamiento de los números o de la vida en la feria, Rodriguez dibuja un mundo en que no hay cabida para los grises y los personajes se manejan entre la honestidad y la inocencia o la ambición sin límite y la amoralidad absoluta. Con un dibujo que remite al comic underground, con un dominio naturalista de la figura humana en toda su belleza o fealdad, y con una excepcional habilidad para mostrar la acción desde todos los puntos de vista, las diferentes etapas de la vida de Carlisle se nos muestran de forma aterradoramente clara en una disección en blanco y negro que no esconde un erotismo exacerbado en ciertos pasajes, una brutalidad seca y real en otros y un intento de comprender y acercar al lector/espectador a unos tipos humanos que despertarán la compasión, la simpatía o la repugnancia, llegando al extremo de aglutinar en un mismo personaje muchas de esas sensaciones.


Drakul Ediciones, en su línea Likantro, edita esta novela gráfica en una cuidada edición que incluye un pormenorizado estudio sobre la obra en todas sus manifestaciones artísticas (literatura, cine, comic) firmado por Gary Groth -editor de la revista Comic Journal y cofundador de Fantagraphics-, una reproducción nítida de los recargados dibujos de Rodriguez y una traducción casi literaria que no presenta las erratas o faltas a las que últimamente y por desgracia nos tienen acostumbrados otras editoriales por así decir mayoritarias. Tebeo absolutamente recomendable que he podido leer gracias a la amabilidad de los miembros de Drakul y que desde aquí recomiendo encarecidamente a todos aquellos amantes de los relatos de género negro o a los que en su momento disfrutaron de Freaks o Carnivale, película y serie magistrales cada una en su campo que muestran con sus luces y sus sombras, sus miserias, alegrías y tragedias un mundo que pese a estar dedicado a entretener esconde en su interior mucho dolor, frustraciones y sueños rotos... en el callejón de almas tan perdidas como las que encontrarán aquí.


Nightmare Alley. El callejón de las almas perdidas,
de Spain Rodriguez
Adaptación de la novela de William Lindsay Gresham
Rústica con solapas
Blanco y negro. 136 páginas

martes, octubre 20, 2009

Sketch-busters CXXX: Daniel Acuña (II)

Sigo con la tónica mantenida en las últimos entradas de esta sección recuperando todos los sketchs de un mismo dibujante. Resulta curioso que en el caso de Daniel Acuña sólo tenga escaneados los últimos dibujos de artista murciano, mientras que otros más antiguos están todavía durmiendo el sueño de los justos en sus respectivas carpetas. El dibujo pertenece a la misma sesión de firmas del Salón del Comic de Barcelona que el Nightwing conseguido por Miss Sparks. En mi caso me decanté por esta Phantom Lady por diversas razones, además de las obvias -es un personaje cuyo diseño le hace muy espectacular a nivel visual y sensual- por tratarse de uno de los componentes de los Freedom Fighters con los que Acuña acababa de trabajar en una miniserie y porque aún tenía reciente la participación de la Dama Fantasma en el último y trágico acto de las aventuras de Jack Knight en Opal City, donde James Robinson hacía un magistral y ejemplar empleo de personajes semi olvidados (como Phantom Lady o Black Condor) que mantenían el orden de la ciudad en ausencia de su héroe "oficial". El dibujo de Acuña se corresponde con la última encarnación del personaje, que muestra un look más agresivo y moderno gracias a las gafas en las que seguro que no os habréis fijado.

lunes, octubre 19, 2009

Lunes: alunizando, alucinando

Este ha sido uno de esos fines de semana verdaderamente extraños en los que uno se pone en contacto, sin proponérselo, con viejas compañeras de carrera -y amigas-, con viejos compañeros de curro -y amigos-, participa en una fiesta de aniversario de un bar aportando ambiente con el viejo gag de Joliet Jake Blues y acaba perdiendo poco menos que la consciencia cual adolescente bisoño en cuestiones de bebercio o cual protagonista de Resacón en Las Vegas. A duras penas recuperado pero ya en plena posesión de mis facultades mentales, debo decirles que espero tener una productiva semana en la que compartir con todos ustedes varios posts que considero de su interés. A la habitual e imprescindible ración de arte original se unirá la reseña de un tebeo sobre el que les hablé hace unas semanas y la convocatoria de un premio de comic que puede interesar a alguno de ustedes no sólo por el premio monetario en sí sino por la posibilidad de ver publicada su obra. Semanita por tanto más que interesante en la que les recomiendo que no dejen de pasar por esta su casa virtual.

Para comenzar la semana, pues no se me ocurre otra canción más que esta, perteneciente a los Blues Blothers, repleta de humor tabernario y el mejor reflejo de lo acontecido el pasado viernes en la medida en que mis brumosos recuerdos perfilan una serie de estrambóticas y catastróficas situaciones. Hacía tiempo que no recuperaba el gag de los Blues Brothers -esto es, salir ataviado con camisa blanca, corbata, sombrero y gafas negras y toneladas de actitud-. Resulta curioso cómo los más jóvenes no conocen el modelo primigenio y lo confunden con CQC, pero en fin, es el signo de los tiempos y cualquier película o programa con más de quince años ya es considerado viejo u obsoleto por la muchachada. Creo que pasarán unos cuantos meses hasta que me anime a desempolvar la corbata de nuevo, pero hasta entonces, qué demonios, ¡Hey, Bartender...!


Hey Bartender
Blues Brothers

I went balling the other night
I started drinking and got real tight
I blew each and all my friends
I felt so good I had to blow it again

I said hey bartender
Hey man, looka here
A draw one, draw two, draw three, four glasses of beer

Well I saw a chick sitting on the end
I said baby cant we be friends
Youre looking sweet as you can be
Well come on down and drink with me

I said hey bartender
Hey man looka here
Draw one, draw two, draw three, four glasses of beer
Elwood!

Well we was having so much fun
I didnt know it was half past one
I turned around to have on more
I looked at the clock and it was half past four

Hey bartender
Hey man look a here
A draw one, draw two, draw three, four glasses of beer

Well jukebox girl is everything
All the cats began to sing
I heard somebody called and said
Last round for alcohol

I said hey bartender
Hey bartender
Hey bartender
Hey bartender
Draw one, two, three, four glasses of beer

domingo, octubre 18, 2009

Moon: Paranoia en el lado oscuro de la luna

En un futuro no demasiado distante, la Luna se ha convertido en fuente de aprovisionamiento energético para la Tierra. Los yacimientos de Helio 3 ofrecen una alta rentabilidad por el bajo coste de recolección y la alta capacidad energética que posee. La empresa Lunar Industries es la encargada de desarrollar esas labores de prospección, y para ello han construído una base en la cara oculta de la Luna. Desde allí, un operario se encarga de recoger los contenedores repletos de Helio 3 que gigantescas máquinas recolectoras van extrayendo de la superficie lunar. Esos contenedores son enviados a la Tierra periódicamente en lanzaderas. El trabajo, monótono, repetitivo y no exento de peligro es desarrollado por ese único operario en turnos de tres años.


En los compases finales de su turno de trabajo encontramos a Sam Bell (Sam Rockwell), a punto de regresar a la Tierra. El aislamiento y la añoranza de su mujer Tess (Dominique McElligott), con la que únicamente puede mantener videoconferencias grabadas en diferido debido a un fallo en el satélite de comunicaciones van sumiendo al trabajador en un estado mental cercano a la confusión y a la paranoia. El único compañero de Sam en la estación lunar Sarang es el computador Gertie (Kevin Spacey), encargado de mantener los sistemas a punto y ayudar en la medida de lo posible a su apoyo humano. A medida que el deterioro físico y mental de Sam se va acentuando conforme se acerca su fecha de partida, la incertidumbre sobre si finalmente podrá regresar a casa y el miedo a no volver a ver a los suyos hacen mella en el trabajador y convierten su situación en algo totalmente inestable e impredecible.


Moon, película rodada con un presupuesto escasísimo (unos cinco millones de dólares), medios de producción tradicionales (maquetas, transparencias) y dos actores sobre los que recae el peso dramático del film (Rockwell y Spacey) supone el triunfal debut como director de Duncan Jones. Hijo de David Bowie, graduado en filosofía y con estudios de dirección de cine en la London Film School, Jones concibe esta historia como una minimalista pieza de ciencia ficción filosófica, concepto que sería desarrollado por el guionista Nathan Parker. Para plasmar una historia tan contenida y centrada en un par de personajes Jones recrea a la antigua usanza un entorno gris y ceniciento, cubriendo de polvo lunar los vehículos de prospección y creando unos interiores inmaculados con abundantes dosis de iluminación blanca. En el centro de todo ello, dos hombres y una máquina.


Seré más vago -por menos concreto, ojo, no por perezoso- de lo usual en esta reseña porque me niego a desvelar el primer gran giro argumental del film, a partir del cual de desarrollará ya toda la película y permitirá plantear no pocas dudas acerca de la identidad del individuo y las características que nos hacen personas humanas a todos y cada uno de nosotros. Sólo resaltaré un par de puntos que me llamaron poderosamente la atención. El primero de ellos es la habilidad de Jones para manejar una historia con tan pocos actores en danza y no caer ni por un momento en el aburrimiento. Con un ritmo lento, pero inexorable -la trama se desarrolla en poco menos de un par de días- somos testigos de las peripecias y miserias que sufre Sam Bell a lo largo de todo el metraje, y nos sentimos plenamente identificados con un currito como él, como nosotros, un tipo explotado por sus superiores que analizan la situación en base a los gastos provocados por tal o cual factor y basan sus decisiones sobre un asunto en aquello que provocará menor coste a la compañía. El segundo factor que quiero destacar es el tono empleado para narrarnos el periplo de Sam Bell. Alejándose de modelos previos con los que presenta algunas similitudes -como 2001, Atmósfera Cero o Alien- y evitando casi por completo clichés del cine de género más orientados a la acción o al terror, Jones y Parker nos presentan una historia de decisiones personales, de añoranzas y anhelos que, aún incluso en el filo del precipicio encuentra una salida para sus actores, una opción de humanidad escogida en el peor trance posible. En este sentido, Moon es una película hondamente humanista y optimista en su planteamiento y resolución, algo que servidor agradece en tiempos más propicios para el nihilismo o el exhibicionismo de fuegos artificiales.


A todo lo anterior tenemos que sumar la prodigiosa interpretación de sus actores principales. Por un lado tenemos a Sam Rockwell como el trabajador cosmonauta Bell, uno de los tipos más interesantes que pululan por la industria a día de hoy, capaz de dignificar con su desvergonzada presencia bodrios infumables de la categoría de Los Ángeles de Charlie o echarse encima el peso dramático de toda una película como en el caso de las interesantes Confesiones de una mente peligrosa, Asfixia o esta Moon en la que da un recital de interpretación sin excesos ni histrionismos. La voz calma y atonal de Kevin Spacey da vida al otro gran personaje de la película, Gertie, cuyas palabras sirven de hilo conductor a la trama y que están ilustradas por oportunos emoticonos que confieren emoción y trascendencia a las frías palabras de la computadora. Por desgracia, para disfrutar de esto último tendremos que esperar a la edición en dvd y disfrutar de la versión original de una película que merece no uno, sino varios visionados.


Con un estreno reducido en nuestro país, frente a los cientos de copias de, pongamos G-Force en la que Rockwell también participa, Moon ha sido una de las sorpresas cinematográficas de la temporada, acreedora de críticas positivas por doquier y premiada en el reciente festival de Sitges con los premios a mejor película, actor, guión y diseño de producción. Todos estos aspectos han sido ya comentados previamente, pero no quiero dejar de citar la excepcional labor del compositor Clint Mansell, habitual de Darren Aronofsky y autor de la melodía de Requiem por un sueño, empleada en decenas de trailers que quieran transmitir el agobia y la desesperanza que la tonada transmite. En Moon encontramos a un Clint Mansell minimalista, tranquilo, que juega con las melodías de una nana o que refleja la melancolía del personaje cada vez que examina sus recuerdos, ofreciendo el contrapunto perfecto para una historia humana y humanista que, según todos los inicios, será la primera parte de una trilogía lunar que Jones tiene planeado realizar. Difícil tarea será la de superar la calidad lograda con este debut cinematográfico, aunque vistas las muestras de talento y sensibilidad no creo que sea tarea imposible.

jueves, octubre 15, 2009

Epicuro, el sabio: La filosofía como nunca antes nos la habían contado

Estamos en torno al siglo IV antes de Cristo, en la cuna de la civilización, el pensamiento y la cultura occidentales, en el momento álgido de la ciudad estado de Atenas, verdadero centro del universo al que acuden los mejores poetas, artistas y filósofos atraídos por el buen gobierno de Pericles para desarrollar en ese ambiente de efervescencia y genio su labor artística y científica. Allí acude Epicuro de Samos, un filósofo con unas ideas un tanto peculiares para la época, con la intención de abrir una escuela que practique la moderación como medio de alcanzar la felicidad del individuo. Con una visión atomista del universo -lo cual que le emparenta con Demócrito, filósofo con el que se le confundirá continuamente y al que se le acusará incluso de plagiar-, Epicuro no tiene ningún problema en darse pequeños placeres como comer queso con su rebanada de pan duro o enseñar a las mujeres, completamente apartadas de la vida cultural del momento, lo cual provocará no pocos enfrentamientos con sus colegas filósofos.


Es un mundillo peculiar en el que Sócrates domina todo pensamiento a través de su método de "hacer preguntas a los demás hasta hacerles quedar como imbéciles" y tiene a pupilos como Platón o Aristóteles cavilando en sus teorías filosóficas que expliquen la realidad y el mundo. Las escuelas filosóficas están enfrentadas y no dudan en buscar las cosquillas al contrario, ya sea enzarzándose en inacabables discusiones con los sofistas, interrumpiendo las progresiones matemáticas de los pitagóricos o desacreditando los métodos epicúreos por "poco filosóficos". Un mundo en el que igualmente nos encontramos con poetas como Hesiodo que compone odas a la vida en el campo y a sus criaturas, o como Homero, un engreído rapsoda que recita sus interminables cantos a quien quiera y a quien no quiera escucharle. No menos estrambótico resulta Esopo, que busca a través de tortuosos experimentos con animales la demostración empírica de que en la naturaleza pueden hallarse lecciones edificantes que guíen el comportamiento de los hombres.


Y en esa realidad anacrónica e imaginaria está Epícuro, un tipo honesto, sensato, decente, que busca transmitir sus enseñanzas a todo el mundo, ya sean mujeres espartanas o futuros dictadores macedonios como Alejandro que además de violar y matar deben aprender filosofía. Un filósofo que no tuerce el gesto ni cuando baja al Hades en busca de Perséfone a instancia de su santa madre Deméter, ni cuando se ve obligado a seguir el rastro de lasciva lujuria que Zeus va dejando a su paso por toda Grecia, ni cuando es testigo de una peculiarísima y algo extraña, pero en todo caso hilarante, guerra de Troya.


Esopo "investigando" una de sus fábulas más conocidas. ¡¡Ingrato, ingrato León!!

Epicurus The Sage fue una de las publicaciones encuadradas dentro del sello de DC Piranha Press, un experimento editorial que duró cuatro años (1989-1993) y que pretendía dar cabida a comics que por su experimentación formal o por su complejidad o rareza argumental no habrían encontrado salida al mercado. Colecciones antológicas como Beautiful Stories for Ugly Children o novelas gráficas como Gregory (Marc Hempel), The Hiding Place (Boatner y Parkhouse), Prince: Alter Ego (McDuffie y Cowan) o Why I hate Saturn (Kyle Baker) encontraron allí su hueco, pero ninguna de ellas provocó un excesivo entusiasmo del público, quedando alguna de ellas convertida en obra de culto para futuras generaciones, como es el caso de Gregory y su continuación o la excelente historia de Kyle Baker. De entre todas ellas, destaca esta aproximación gamberra y delirante a la Grecia clásica y a muchas de sus figuras históricas emblemáticas.


La República de Platón, modelo ideal de gobierno... Ideal para echar una cabezadita.

Epicurus The Sage es obra del equipo creativo formado por William Messner-Loebs y Sam Kieth. El primero se encontraba trabajando en otras colecciones de la casa, como Flash, Hawkman o Doctor Fate, en las que junto a un sanísimo sentido del humor y de la diversión realizó acercamientos originales y profundos a los personajes. Su colaboración con Kieth se extendió no sólo a los dos especiales de Epicurus aparecidos en el sello Piranha Press, sino a la serie The Maxx y a las nuevas aventuras del filósofo con las que se completó la recopilación Epicurus The Sage. Sam Kieth, por su parte, es uno de los más peculiares y personales dibujantes del comic norteamericano, con un estilo caricaturesco, surrealista, con tendencia a deformar o exagerar la figura humana y a mostrar extraños ángulos para encuadrar la acción de sus viñetas. O lo amas, o lo odias, y a lo largo de su carrera ha trabajado en títulos lo suficientemente variados como para que lectores de todos los espectros del mercado lo hayan disfrutado o sufrido: Sandman, Aliens: Earth War, Wolverine: Blood Hungry, Wolverine/Hulk, Batman: Secrets, The Maxx, Zero Girl... Me encuentro entre sus devotos seguidores, y lo cierto es que el trabajo realizado en Epicurus es realmente escandaloso, dada la comicidad de sus gags visuales, la expresividad de los personajes a la hora de plasmar las conversaciones delirantes, el dinamismo de muchas de sus escenas, la imaginación surrealista con que aparecen plasmados dioses y criaturas del averno.


Leí hace ya casi dos décadas las dos primeras entregas de Epicuro, el sabio en su primigenia edición de Zinco, en el momento justo, con 16 añitos y sufriendo semana a semana las insufribles clases de filosofía en el instituto. Los conceptos abstractos y abstrusos, la terminología oscurantista, la retórica retorcida y las diferenciaciones entre escuelas y pensadores dentro de una misma corriente me volvían completamente tarumba. No es de extrañar que este tebeo me arrancase verdaderas carcajadas en su momento y que a pesar de haberlo releído varias veces con el paso de los años, aprovechara la reciente edición en castellano del compendio de las andanzas del filósofo de Samos para volver a disfrutar de los disparates, chistes anacrónicos, pullas extemporáneas y rocambolescas situaciones que nos deparan las cuatro aventuras que incluye el mencionado tomo: De visita por el Hades, Los muchos amores de Zeus, El carro del Sol (en glorioso blanco y negro, que diría aquel, que permite disfrutar al 100% del trazo de un Sam Kieth desatado en una historieta que parece un corto animado de Tex Avery por su endiablado ritmo y su preponderancia del gag visual) y Los chicos de Helena, una descacharrante y desmitificadora visión de la Guerra de Troya que no deja títere con cabeza y en la que se aprecia un cierto exceso de experimentación narrativa por parte de un Kieth más excesivo que nunca. Sólo por poder leer estas dos historias, inéditas hasta el momento en nuestro país ya merece la pena leer este tomo, aunque como en mi caso, se posea una de las añejas ediciones de Zinco, editorial que mes a mes hacía historia editando de la mejor manera posible entonces algunos comics antológicos, algo demostrado en el hecho de que dos décadas después siguen plenamente vigentes y son disfrutables incluso aún más que entonces. Aunque sea sin moderación y de forma "poco griega".

miércoles, octubre 14, 2009

Sketch-busters CXXIX: Daniel Acuña (I)

Estos días se está celebrando en Gijón el XXXIII Salón del Comic del Principado de Asturias, una de las citas con el tebeo más antiguas de las celebradas en España y que cuenta con unos premios tan consolidados como los Haxtur. No es mi intención hablaros del evento (del que podéis encontrar toda la información posible y necesaria en el imprescindible Trazos en el Bloc) sino de uno de sus invitados, Daniel Acuña, con el que comparto año y lugar de nacimiento y al que vengo siguiendo aproximadamente hace una década. El trabajo de Daniel sólo se puede calificar de deslumbrante, con unos lápices perfectamente detallados y llenos de volumen que cobran todo su significado artístico y esplendor de cara al resultado final cuando él mismo se encarga de colorearlos. Ya desde sus primeros trabajos en la serie de albumes Claus & Simon junto al guionista Santi Arcas el trabajo de Daniel llamaba la atención por su espectacularidad y rotundidad, lo que al fin y a la postre le abrió las puertas del mercado norteamericano, primero como portadista y más tarde ilustrando tebeos de DC como Green Lantern, Flash o Uncle Sam and the Freedom Fighters. Dada la gran cantidad de veces que hemos coincidido con el dibujante a lo largo de los años -en alguna de esas citas saloneras junto a Santi Arcas presentando las nuevas andanzas de sus hijos mimados C & S- han sido varios los dibujos que hemos tenido la fortuna de conseguir, aunque repasando la lista de sketchs publicados en el blog me sorprendo al no encontrar ninguno. Oportuno momento me parece este, en el que un paisano murciano anda por tierras asturianas en compañía de autores y aficionados, para recuperar uno de esos dibujos, si no recuerdo mal conseguido en el transcurso de una sesión de firmas dominical del Salón del Comic de Barcelona del año 2007, un busto de Dick Grayson como Nightwing a lápiz con todo lujo de detalles que mereció todos y cada uno de los minutos de la espera realizada.

lunes, octubre 12, 2009

Lunes perezoso

Hay lunes como este en los que tranquilidad lo inunda todo, la pereza se apodera de uno y canciones como la que cierra el post describen el estado anímico que uno atraviesa a la perfección. A pesar de esa pereza infernal que me invade, la semana pasada cumplí con prácticamente todos los objetivos planteados inicialmente, salvo uno, que queda para los próximos días en forma de reseña/batallita. Junto a ella encontrarán el habitual dibujo de colección y cualquier otra cosa que vaya improvisando sobre la marcha para hacerles amena una semana corta en lo laboral y tan repleta de posibilidades como cualquier otra.


Por lo demás, otro factor que me ha tenido ocupado y distraído en cierta forma del blog es mi esquiva vocación de escritor frustrado, a la que he venido prestando un poco más de atención en los últimos meses, tampoco mucha, no se vayan a creer que lo de "frustrado" es una pose. En cualquier caso, de aquí a fin de año prácticamente todos mis relatos estarán circulando por diferentes certámentes y concursos literarios de toda España. Ya veremos si es fructífero el empeño o si por el contrario vuelve a ser otra etapa de actividad previa a la hibernación literaria. Por supuesto, ustedes serán los segundos en enterarse de cuaquier novedad al respecto.

Y poco más para un lunes castrense, hispánico y... perezoso al que seguirá una semanita como las demás, con sus luces profundas y sus sombras púrpuras como la canción que les dejo, un compendio de rock y blues que pone el dedo en la llaga sobre los espúreos motivos que nos impulsan a convertirnos en curritos explotados o en carotas explotadores todos y cada uno de los días que nos empeñamos en seguir tirando hacia el infinito y más allá. Sean ustedes buenos, si les dejan, y si no, por lo menos, tengan mucho cuidado ahí fuera.

Lazy
Deep Purple

You're lazy just stay in bed
You're lazy just stay in bed
You don't want no money
You don't want no bread

If you're drowning you don't clutch no straw
If you're drowning you don't clutch no straw
You don't want to live you don't want to cry no more

Well my trying ain't done no good
I said my trying ain't done no good
You don't make no effort no not like you should

Lazy you just stay in bed
Lazy you just stay in bed
You don't want no money
You don't want no bread

sábado, octubre 10, 2009

Commissionando CXV: Eddy Barrows

Parece que en esta sección, a lo largo de los años, los dibujantes brasileños ganan por goleada, pero es que la nutrida representación de jóvenes dibujantes que se han abierto camino en la industria estadounidense a lo largo de los últimos años bien lo merece. Con Ed Benes e Ivan Reis como punta de lanza a nivel artístico y mediático, muchos otros dotados artistas de origen brasileño han ido encontrando su hueco en las principales editoriales yanquis. Es el caso de Eddy Barrows, dibujante que comenzó trabajando para algunos títulos de la editorial IDW (GI Joe: Reloaded, Cobra Reborn) para posteriormente pasar a DC donde sus dotes como narrador han destacado en títulos como 52, Countdown to Adventure y una larga etapa en Teen Titans. Su competencia como dibujante le ha llevado recientemente a ser uno de los dibujantes mejor considerados de la casa y recibir encargos de la envergadura de Action Comics. En su blog personal podéis ver una buena muestra de su trabajo como dibujante de portadas e interiores, con alguna comparativa entre los lápices preliminares y el resultado final entintado más que interesante. El caballero también acepta commissions a través de la página Comic Art Ink, en la que detalla sus tarifas. Los resultados, como podéis comprobar en las imágenes que acompañan estas líneas es realmente espectacular, desde la figura sin fondo de Marrina hasta la espectacular recreación de los Titanes clásicos, pasando por esos pinups entintados por Sandro Ribeiro que tan buen acabado proporcionan al conjunto.















jueves, octubre 08, 2009

Nightmare Alley: Novedad de Likantro Ediciones

De nuevo, y al igual que la semana pasada, he recibido una nota de prensa de Likantro Ediciones, sello perteneciente a la Editorial Drakul y que parece decidido a buscar un hueco editando comics que han permanecido inéditos en nuestro país hasta el momento. Es el caso de Star Trek: Countdown y del comic que hoy nos ocupa. Os dejo con la nota de prensa.

El martes y trece de octubre de 2009, como novedad para Getafe Negro, se publica el cómic "Nightmare Alley. El callejón de las almas perdidas", novela gráfica nominada a los prestigiosos premios Ignatz y Harvey en Estados Unidos. Posiblemente la mejor obra de Spain Rodríguez, uno de los mitos del cómic americano, y que hasta ahora no había sido publicada en España. 136 páginas imprescindibles en la estantería de todo coleccionista apasionado del cómic.

Esta adaptación de la novela de culto de W. L. Gresham, ilustrada con un estilo personal e hipnótico por el legendario autor underground Spain Rodríguez, es un estudio de las miserias del showbusiness y de la obsesión por alcanzar el éxito a cualquier precio. El oscuro, sombrío mundo de una feria de segunda categoría se nos presenta lleno de buscavidas, timadores y femmes fatales.

"Nighmare Alley" es el primer título del nuevo sello Likantro. Los libros y comics de Likantro serán comercializados íntegramente por Editorial Drakul en España.


Desde aquí únicamente me cabe desear la mayor de las suertes a un equipo que estará derrochando esfuerzo e ilusión por acercar al público español obras que de otro modo permanecerían ajenas a nuestra realidad editorial, tan acomodada en muchas ocasiones a franquicias y productos con una rentabilidad asegurada.

martes, octubre 06, 2009

Galería de originales LII: Peter Snejbjerg

Para un servidor, y sin ningún género de duda, Peter Snejbjerg era el cabeza de cartel de las pasadas Jornadas del Comic de Avilés, el dibujante cuyos tebeos, bendecidos por guiones tan competentes como los de Peter Tomasi o Geoff Johns o tan magistrales como los de James Robinson en su larga etapa en Starman más profundamente me habian impactado en los últimos años. Resultaría difícil explicarles como el trazo sencillo, claro, la narración escueta y perfectamente secuenciada, el dominio del claro oscuro y la iluminación de escenarios y personajes de sagas como Grand Guignol o A starry knight causaron en mí tan honda impresión en su momento, llevándome desde las cotas más elevadas de la épica pulp en la saga espacial de Jack Knight hasta los trágicos resabios wagnerianos del gran teatro sangriento que sacude Opal City en los compases finales de Starman... ¿Les he dicho ya que es la MEJOR SERIE DE LOS 90? Pues me repito... Y qué decir de La brigada de la luz, un tebeo clásico en su forma, que recurre a la mezcla de géneros más pop para narrar una historia que en el fondo no es sino la de unos hombres capaces de afrontar una situación que les supera aún a costa de sus propias vidas. Ese interés especial por la obra de Peter se tradujo en un contacto previo para conocer si el dibujante llevaría algunas páginas con él a Avilés, algo a lo que el artista danés respondió afirmativamente, y encima, para mi sorpresa, incluyendo algunas páginas de La brigada de la luz que nunca antes habían estado a la venta. Peter no sólo trajo un buen puñado de páginas de La brigada... y The boys, uno de sus últimos trabajos, sino que esperó hasta que yo viera el material antes de ofrecer a nadie más las páginas, algo que le agradezco enormemente pues todas y cada una de ellas eran verdaderas preciosidades. Mis opciones quedaron reducidas a tres: una splash page en la que se ve el castillo donde se guarda la llama divina y el pelotón al completo mirando desde un cerro cercano, el tiroteo con la patrulla alemana en el pasto de vacas y esta que véis a continuación, una página que me parece espectacular en la que asistimos al asedio de la granja por parte de un tanque alemán y en la que dos miembros de la Brigada de la luz se sacrifican para frenar el avance imparable de la bestia de hierro. Por cierto que mi asesor militar y amigo Zubiarra me comenta que el tanque es bastante fiel a la realidad y que de esa forma no se conseguiría frenarlo. Puede no ser real, pero es tremenda, románticamente épico...

lunes, octubre 05, 2009

Mirando atrás a otros lunes sin ira

El comienzo de la semana está siendo tan tranquilo como puede llegar a serlo un comienzo de semana normal de los últimos tiempos. Un ligero cosquilleo a medio camino entre la detección de una falsa calma y la intranquilidad de oscuros nubarrones que se arremolinan en el horizonte me hacen estar un poco más paranoico en lo laboral que de costumbre, y claro, así no hay quién salga del Bosque Oscuro o Búnker o Caverna en la que algunos compañeros y servidor estamos instalados desde hace meses, rodeados de presiones, órdenes contradictorias y desgobierno generalizado. Por si fuera poco, el sábado, a altas horas de la madrugada y ya en clara retirada, me crucé con el que fuera mi antiguo jefe durante años en mi etapa de pluriempleo feroz. La verdad es que a las sentimentales declaraciones de amistad hacia mí y de loa de mi capacidad como trabajador -puede que nunca haya sido el más rápido en nada ni haya peloteado de forma lisonjera a mis jefes, pero minucioso y cumplidor he procurado serlo siempre- se añadieron las tristes declaraciones sobre la mala situación por la que atravesaba la empresa y el más que inminente cierre de la misma tras la marcha de la última trabajadora de las de mi quinta, de las que conocí una mañana de marzo del 99 en la que empecé a trabajar sin contrato para poder terminar de comprar Predicador y que supuso mi irrupción en el convulso e ingrato mercado laboral español. Pese a que mi salida de allí no fue ni agradable ni de mutuo acuerdo, aún guardo un muy bien recuerdo de muchos momentos, buenos, regulares y peores, que vivimos entre las paredes de los dos locales por los que pasamos. Una verdadera lástima que cierra en cierto modo de manera definitiva una etapa decisiva de mi vida. Queda para mi memoria sentimental, entre otras cosas, aquél grito de guerra de la base obrera a imitación de los Vengadores, que decía: Crosador una vez, crosador siempre.

Dejando de lado el habitual soliloquio personal con el que les torturo cada lunes, esta semana sí me gustaría avanzar los contenidos que verán por aquí a lo largo de los próximos días. Además de la prometida página original de cierto tocayo mío que se quedó en el tintero por motivos técnicos espero recuperar la sección de commissionando e incluir la reseña de un comic que leí hace ya quince años y que ha sido recientemente reeditado en una lujosa y completa edición de la que estoy volviendo a disfrutar como el frustrado filósofo de bar que soy.

Les dejo ya por hoy con mis neuras y mis paranoias y me retiro por el foro con una canción melancólica que invita a mirar al pasado sin sentimientos de rabia, recordando y atesorando lo positivo que pueda encerrar y sobre esa memoria construir un futuro mejor. A ello vamos, día a día. Sean ustedes buenos, y tengan mucho cuidado ahí fuera.


Estos chicos sí que saben lo que es el compañerismo, crear un entorno de trabajo cómo en el que compartir esfuerzos e ilusiones con los colegas de curro... Me pregunto si ellos se aplicarán sus propias canciones


Don't look back in anger
Oasis

Slip inside the eye of your mind
Dont you know you might find
A better place to play

You said that youve never been (sounds like bean in order to rhyme w/seen)
But all the things that youve seen
They slowly fade away

So Ill start a revolution from my bed
cuz you said the brains I had went to my head
Step outside, summertimes in bloom
Stand up beside the fireplace
Take that look from off your face
You aint ever gonna burn my heart out

And so, sally can wait
She knows its too late as were walking on by
Her soul slides away
But dont look back in anger
I heard you say

Take me to the place where you go
Where nobody knows
If its not our day

Please dont put your life in the hands
Of a rock and roll band
[and? youll? ] throw it all away

Im gonna start a revolution from my bed
cuz you said the brains I had went to my head
Step outside, cuz summertimes in bloom
Stand up beside the fireplace
Take that look from off your face
cuz you aint ever gonna burn my heart out

And so, sally can wait
She knows its too late as shes walking on by
My soul slides away
But dont look back in anger
I heard you say

So, sally can wait
She knows its too late as were walking on by
Her soul slides away
But dont look back in anger
I heard you say

So, sally can wait
She knows its too late as shes walking on by
My soul slides away
But dont look back in anger
Dont look back in anger
I heard you say

At least not today.

sábado, octubre 03, 2009

Fanboys: Entre frikis nos entendemos

Hace no mucho tiempo, en una galaxia muy, muy cercana...


Halloween, 1998. Durante una fiesta de disfraces el serio y centrado para su edad Eric (Sam Huntington) se reencuentra con sus antiguos compañeros de instituto Zoe (Kristen Bell), Windows (Jay Baruchel), Hutch (Dan Fogler) y Linus (Christopher Marquette). Los cuatro muchachos compartían un genuino amor y una absoluta devoción a la saga de Star Wars, sobre la que poseen un conocimiento enciclopédico. Tras el instituto, Eric se fue apartando progresivamente de sus amigos y aceptando responsabilidades más serias, como trabajar de vendedor de coches en el negocio de su padre. Las tensiones afloran y por encima de sus gustos comunes los viejos amigos se sienten desplazados y traicionados por Eric. En el transcurso de la fiesta, y conforme el alcohol les suelta la lengua, retoman un viejo plan de infancia, asaltar el rancho Skywalker y robar una copia de La amenaza fantasma, película en fase final de producción a seis meses de su estreno. Eric les reprocha su infantilismo e inmadurez y les deja perdidos en lo que parecen fantasías inconexas de frikis borrachos...


A la mañana siguiente Windows y Hutch hablan con Eric y le explican el verdadero motivo de recuperar sus viejos sueños. Linus está en la fase terminal de su enfermedad y los médicos le dan cuatro meses de vida, a lo sumo, sesenta días menos de los que su amigo necesitaría para poder ver el Episodio I junto a sus amigos y satisfacer así uno de los sueños que todo seguidor de Star Wars había alimentado durante los últimos 15 años. Entre la espada de ayudar a su amigo a cumplir un último deseo y la pared de su trabajo y responsabilidades adultas, Eric decide mover el asunto y poner en marcha un road trip galáctico que les llevará por medio país en una carrera contra reloj repleta de situaciones surrealistas y esperpénticas. Desde un enfrentamiento con trekkies -o trekkers- en el futuro lugar de nacimiento de James Tiberius Kirk hasta peleas con furibundos críticos de internet pasando por conocer a médicas inolvidables o tratar con un más que peculiar garganta profunda que les proporcionará todo lo necesario para quebrantar la seguridad del rancho Skywalker.


En ese viaje los amigos se reencontrarán, todos descubrirán algo que llevaban dentro y de lo que no habían sido conscientes hasta el momento y saldrán fortalecidos de una experiencia en la que quedará claro en todo momento, y por encima de cualquier circunstancia, que todos ellos aman Star Wars y son capaces de afrontar por esa devoción cualquier problema o situación que la vida les plantee.



La película Fanboys está dirigida por el jovencísimo Kyle Newman sobre un guión de Ernest Cline y Adam F. Goldberg, y cuenta, para su desgracia, con uno de los más azarosos procesos de producción de los últimos años pese al entusiasmo despertado entre el fandom y a contar con el apoyo incondicional de George Lucas, que dio su aprobación para el uso de sonidos registrados de la saga a lo largo de toda la película tras ver un montaje preliminar. El problema que planteó la película desde el primer momento es la inclusión de la trama de Linus y su cáncer terminal, motivo único y primordial por el que los amigos inician su particular viaje, algo con lo que la productora de los hermanos Weinstein no estaba cómoda. Tras posponer el estreno, un nuevo montaje fue realizado por el director Steven Brill, eliminando la enfermedad de Linus y cargando las tintas en el humor grueso. Los aficionados reaccionaron de forma agresiva en la red ante estos cambios y llegaron a amenazar con boicotear otras producciones de la casa. Los Weinstein recularon y volvieron a incluir el tema de la enfermedad, pero únicamente como excusa argumental. Finalmente Fanboys se estrenaba en cines con un montaje a medio camino entre la película planteada inicialmente por Newman y la deseada en último término por los Weinstein.


Estos vaivenes de producción son los que han convertido Fanboys en una película sin alma, con tan poca mala baba que no se permite ni opinar sobre la nueva trilogía para no ofender a Lucas y sólo ataca de forma indiscriminada a los trekkies a los que ridiculiza todo lo que puede y más. Personalmente me hubiera gustado que el guión ahondase en las inseguridades de Eric a la hora de afrontar sus responsabilidades adultas y la forma en que eso incide en sus gustos y aficiones, o que la enfermedad de Linus hubiese dado pie a algún diálogo con sus amigos de cierta profundidad y sentimiento, pero nada de eso aparece en pantalla. Sólo un par de escenas permiten que veamos la trágica situación de Linus con algo más de perspectiva, como su encuentro con la doctora en el hospital y ese precioso plano del muchacho apartado de sus amigos, bajo las estrellas, remedando el final de El retorno del Jedi. Es aventurado afirmar algo como lo que voy a decir, pero estoy seguro que el montaje original de Newman habría sido la película que a mí me hubiera gustado ver.


Y el caso es que uno no lo pasa mal viendo Fanboys. Las referencias a mi saga galáctica favorita trufan toda la cinta, desde los disfraces que llevan en la fiesta de inicio a la camioneta tuneada como el Halcón Milenario, los apodos de los frikis, los diálogos alusivos a personajes y situaciones o un nutrido plantel de cameos que convierte Fanboys en un quién es quién de actores y frikis relacionados con la saga: Carrie Fisher, Billy Dee Williams, Ray Park, Kevin Smith, Jason Mewes, Seth Rogen (interpretando tres papeles en plan Peter Sellers), Etahn Supplee... Hasta William Shatner, cuyo sentido del humor y falta de vergüenza están muy por encima de la seriedad y veneración con que los fanboys de Star Trek le veneran se permite un cameo de lo más cachondo y divertido para alegrar la fiesta todavía más. Todo lo anterior hace que alguien como yo, que ha visto las pelis de Star Wars decenas de veces, que ama todas las películas de la saga (hasta los infectos spin-off del Planeta de los Ewoks) y que ha invertido horas de su vida y cientos de euros -para contribuir a aumentar la papada de Lucas- en artículos licenciados, no deje de tener una sonrisa boba a lo largo de toda la película, llegándome a emocionar en algunos momentos, como los dos mencionados antes protagonizados por Linus, o el festivo final de fiesta un 20 de mayo de 1998 en el que millones de espectadores hicieron cola en las salas de todo Estados Unidos para ver -lo de disfrutar ya va en gustos y en carácteres- Star Wars Episodio I: La amenaza fantasma. Ese fue el primer caso conocido de piratería masiva de una película, con screeners de pésima calidad circulando por la red, información espoileando algunas de las sorpresas de la cinta y un maravilloso estreno una tarde de agosto en la que hicimos cola, como toca, vimos la peli dos veces consecutivas y una vez más, quedamos prendados por los personajes y las historias que al amigo Lucas le dio la gana contarnos. Que para algo es el amo del cotarro. Señores, ¡¡¡QUE LA FUERZA LES ACOMPAÑE!!!

jueves, octubre 01, 2009

Sketch-busters CXXVIII: Gary Erskine

Perteneciente al mismo día de las Jornadas de Avilés en que conseguimos el dibujo de Herb Trimpe, y compartiendo anécdota gastronómica con el mismo -aunque en este caso más dulce, como señalaba Julián en un comentario de la galería de fotos-, hoy comparto con vosotros este espectacular busto de Dan Dare realizado por el dibujante Gary Erskine. De origen escocés, Erskine es uno de los dibujantes que acudió a las Jornadas de motu propio, a buen seguro tras oír de Chris Weston las maravillas sobre el ambiente de las mismas. Hombretón de las tierras altas, Gary además lució el kilt típico de Escocia por las calles de un Avilés algo fresco en comparación con otros años pero nada que un compatriota de los McCloud no pudiera llevar sin torcer el gesto. La tarde del viernes subió como muchos otros autores a las terrazas para una improvisada sesión de firmas por amor al arte y a los aficionados allí congregados. Avisado de su presencia decidí llevar conmigo El tigre de Johann, trabajo en el que entintaba los lápices de Weston, algo que repetiría en la serie Vértigo The Filth. Aquí nos dividimos, y mientras miss Sparks se quedaba con él yo pasaba un rato viendo dibujar a Doug Braithwaite. Entre las muchas cosas que comentaron durante la sesión de firmas estaba la afición desmedida de Gary por los dulces de todo tipo, que comía periódicamente -no sé yo si por salud o gusto- con bastante apetito. Tras finalizar este detallado dibujo de Dan Dare, sin duda uno de los iconos del comic de ciencia ficción británico y del que Gary había realizado recientemente una miniserie con guiones de Garth Ennis, Leti se acercó hasta una pastelería cercana a por unos carbayones, insigne muestra de la repostería asturiana, de los que, a buen seguro, Gary daría buena cuenta en un santiamén.


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