Aprovecho la tranquilidad dominical para iniciar una nueva sección dedicada al cine, dado que el espacio dedicado a John Carpenter está a punto de acabar (y ese es precisamente el motivo por el que me resisto a publicar las dos últimas entregas, ¡demonios!). Ya llevaba tiempo dándole vueltas al asunto, rumiando contenidos e intenciones, y en las últimas dos semanas me decidí a recuperar, sin orden establecido ni criterio más allá de la personal devoción, todas esas pelis que marcaron mi infancia y adolescencia, pero siempre encuadradas en un lapso temporal muy concreto, LOS AÑOS 80. El motivo más que nada es que en esa década están muchos de mis clásicos modernos, y clásicos en el mejor sentido de la palabra, películas que marcaron mi educación moral y sentimental entre los 6 y los 16 añitos. El contenido de cada post se centrará en argumento, valoración crítica del film y contextualización personal en su momento, pero siempre desde la peculiar visión del que humildemente les dirige estas líneas. Y habría muchos títulos posibles para la sección, pero me decanto por el de Aquellos maravillosos años, no tanto porque me gustara la serie en cuestión (que me parecía un plomo soberano) sino porque creo que refleja perfectamente el espíritu de lo que quiero hacer poco a poco. ¿Y porqué maduré la idea estas últimas semanas? Quizá por un ciclo de cine de los 80 que programó la Concejalía de Juventud con films como Cazafantasmas o Los Goonies, o porque la cadena Cuatro emitió la pasada semana…
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