Spiderman, OMD: Otro mayúsculo desastre

El tebeo mediático del mes ha hecho correr ríos de tinta y de entradas blogueras y se ha convertido en el tema más polémico de los últimos tiempos, con defensores, detractores y muchos lectores buscando un sentido último a una historia que trastoca prácticamente todo lo que han conocido como lectores del trepamuros en las últimas dos décadas. El resumen argumental que viene a continuación es un repaso en profundidad de la historia One More Day, asi que si no la has leído y tienes intención de hacerlo, no sigas leyendo.

Peter Parker se encuentra al borde de la desesperación absoluta. Su querida tía May yace en una cama de hospital en estado crítico tras haber sufrido una atentado. Los gastos médicos son elevados y los Parker no pueden hacerles frente, no sólo porque carecen de recursos sino porque emplean una identidad falsa al ser fugitivos que no se han acogido al acta de registro de héroes de Tony Stark. Un médico comprensivo le da a Peter un plazo de cortesía para que encuentre fondos y éste se lanza a la desesperada a buscar una solución, mientras que Mary Jane, igualmente dolida, permanece al lado de May Parker velando su descanso. En su urgencia para encontrar una pronta salida al más acuciante de sus problemas, Peter recurre a Tony Stark, al que podría considerar responsable en buena medida de la situación en que se encuentra. Tras una enconada lucha en la que Stark deja clara su delicada postura en el nuevo statu quo generado tras la Guerra Civil entre héroes y se muestra incapaz de ayudar directamente a May, Peter Parker cae en un estado de desesperación aún más profundo incapaz de asimilar el grave cariz de las heridas de May, cuya evolución se torna crítica y convierten su estado de salud en algo prácticamente terminal. A situaciones desesperadas, medidas desesperadas, y si la tecnología y el dinero no pueden ayudar a May, Peter recurrirá a uno de los seres más poderosos que conoce, el antaño cirujano y ahora maestro de las artes místicas Stephen Extraño. Igualmente la respuesta resulta ser negativa en primera instancia, aunque aquí el dolor ante la situación de su tía y el miedo a perderla hacen que Peter pierda los papeles y se lance a una impulsiva, peligrosa y a la postre inútil búsqueda para buscar una solución a todos sus problemas que hunde un poco más en la miseria a un Peter Parker al que ya no le quedan opciones.

Sólo, perdido en mitad de la noche, devastado emocionalmente y sin ya apenas un atisbo de esperanza, una misteriosa niña le guiará a través de la ciudad y le mostrará a una serie de curiosos personajes que reflejan diferentes aspectos de lo que podría haber sido su vida si hubiese escogido caminos diferentes a los seguidos en su momento. Quien se encuentra detrás de esas visiones no es otro que Mefisto, el cual, como buen diablo que es, no resiste la oportunidad de joder un poco la vida de alguien y ofrece un trato terrible a Parker: la vida de su tía a cambio del amor por Mary Jane y, por extensión, su matrimonio. Algo tan esotérico y mágico que suena casi ridículo puesto que lo único que Mefisto tiene que hacer es esperar unas horas a que May muera y luego machacar a Parker, pero que coloca a Peter y MJ en una situación de ruleta rusa emocional en la que sea cual sea la decisión que ambos tomen -puesto que la oferta ha sido realizada a los dos al mismo tiempo- afectará su vida de forma irremediable para siempre. Finalmente, y como todos sabemos ya, MJ decide cambiar toda su existencia al lado del hombre que ama por la vida de una anciana moribunda y el universo de Spiderman sufre un retconeo de proporciones cósmicas. Peter y MJ ya no son pareja, Harry Osborne sigue vivo y tía May le sigue preparando el desayuno a su sobrino favorito que con una edad indeterminada aún sigue siendo viviendo con su tía. Volvemos atrás de golpe casi treinta años, sólo que esta vez no hay clones de por medio y para resolver este desastre mayúsculo será necesario otro "reinicio" mágico de la franquicia. A menos claro que las ventas respondan como parece que lo están haciendo con el evento posterior Brand New Day, y la aceptación de ese nuevo-pero-viejo Spiderman sin ataduras emocionales adultas sea alta.

Como habrán podido adivinar, a un servidor no le ha gustado nada en absoluto el rumbo seguido por el trepamuros a lo largo de los últimos dos años, rumbo que empezó a ser errático tras la alteración de la continuidad referente a Gwen Stacy y que se agravó ostensiblemente con los sucesos relacionados con la Civil War. Precísamente de aquellos lodos vienen estos barros, y es el desenmascaramiento público de Parker el hecho más grave, incoherente, ridículo y fuera de personaje de todos los acontecidos durante esa serie que compré y leí como todos pero que encontré vacía de contenido, errática de intención y ultimatizada hasta sus últimas consecuencias. Dejando de lado una apreciación personal, totalmente subjetiva y absolutamente discutible como esa, quiero centrarme en la decisión de Peter de revelar su identidad secreta al mundo. En la codificación del género, la identidad secreta es una constante desde sus primeros ejemplos: Superman/Clark Kent, Batman/Bruce Wayne, La Sombra/Lamont Cranston, y de ahí hasta nuestros días. El objetivo en la ficción es claro y lógico: defender la propia seguridad y el bien de aquellos que amamos. Para alguien como Peter Parker, que conoce demasiado bien las trágicas consecuencias de las propias acciones u omisiones, revelar al mundo que él era Spiderman suponía colocar una diana en la frente de Mary Jane y otra en la de May Parker. Convertir a las dos personas que más dices amar en rehenes potenciales o en víctimas de venganzas criminales no es algo que un hombre como Peter hubiera hecho jamás. Pero era un movimiento editorial muy mediático al que la prensa hizo mucho caso y que ayudó a vender decenas de miles de tebeos, por lo que moló a Quesada y le moló a la compañía. De ahí en adelante ya nada tiene demasiado sentido: un atentado orquestado en principio contra Peter Parker hiere mortalmente a la tía May. Peter se siente responsable, pero es que él ES el responsable último, el que ha colocado a la familia en esa situación. El hecho de que sea incapaz de asumir su culpa, de que no pueda pedir perdón a una comatosa May e intentar rehacer su vida, de que permita una vuelta atrás que afecta no sólo a su matrimonio sino a todos los que conoce, puede ser visto ya como una decisión valiente o como un acto de inmadurez total y cobardía supina. Eso depende del lector. Lo cierto y verdad es que la editorial se quita de encima el lastre molesto de tres décadas de continuidad y realiza en esta miniserie una jugada muy rentable económicamente pero muy discutida entre crítica y aficionados. Como siempre sucede en estos casos, lo mejor es que ustedes compren, lean y saquen sus propias conclusiones. Un servidor cada vez lo tiene más claro. ¡Los editores de comic son Mefistofélicos y capaces de vender su alma -o la de sus personajes- por un puñado de tebeos vendidos de más!

Ala, ya estarán contentos, han dejado a mi Peter sin rubia y sin pelirroja. ¿Será su próxima novia morena?