Como ya comenté, tanto la Warner como DC han mimado el proyecto del regreso del Hombre de Acero a la pantalla grande. Dentro de la campaña de marketing previa, y dado que han pasado dos décadas desde el anterior film (Superman IV, 1987), se creyó necesario recordar al Superman cinematográfico a las jóvenes generaciones que sólo lo han conocido a través de las series Lois & Clark y Smallville. Ciertamente parece una jugada algo arriesgada el realizar una película-secuela a más de 20 años de distancia. Nada mejor que el lanzamiento de cuatro especiales que preparan el terreno para ese público potencial y que nos recuerdan los viejos buenos tiempos a los veteranos que tenemos cierta nostalgia por aquellas primeras veces. Entre el simple recuerdo y el llenar los vacíos de la historia que nos narrará la película oscilaran los cuatro números en cuestión, con diferentes equipos creativos pero coordinados directamente por Bryan Singer, Dan Harris y Michael Dougherty (director y guionistas, respectívamente).
El primero de ellos, De Krypton a la Tierra, vuelve a contar con pelos y señales el origen alienígena del personaje. Desde los fútiles intentos de Jor-El por avisar al consejo científico del Planeta Krypton de la inminente catástrofe cósmica que les destruirá a todos hasta los preparativos del resignado científico para poner a salvo a su hijo en una nave espacial. Con diálogos sacados directamente del guión de Superman (1978) este Jor-El parece y habla como Marlon Brando. Nada nuevo bajo el sol en este especial, que acaso sea el más importante. En tanto que ubica el origen del personaje, nos recuerda la continuidad establecida en este particular universo cinematográfico. La mayor traba es que no ofrece ningún elemento novedoso para los conneiseurs, tan sólo esa mirada repleta de nostalgia y cariño a unos momentos que –hablo personalmente- me marcaron desde bien niño. El dolor de la madre mientras dejaba al bebe en la fría y estéril aeronave, la serenidad con la que Jor-El realizaba los preparativos, su voz educando y preparando a su vástago durante los años de viaje para lo que habría de afrontar en su planeta natal…
Todo ello queda perfectamente reflejado en el guión de Jimmy Palmiotti y Justin Gray y en los maravillosos lápices de Ariel Olivetti, que pese a tener que buscar cierto parecido físico con los actores logra que el resultado no sea el típico pastiche de adaptación al comic de peli de éxito, sino un tebeo repleto de momentos intensos que van desde lo emotivo hasta lo espectacular. Para muestras de ello, los tres botones que ilustran este post.
Dentro de poco, más de lo mismo.
¡Arriba, arriba y lejos!
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