martes, noviembre 21, 2006

En el país de las Fábulas

Fábulas fue una de esas series que nació en estado de gracia. Con una historia prometedora y llena de posibilidades, un elenco de personajes amplio y reconocible y un claro plan previo de lo que se pretendía contar, Bill Willingham y Lan Medina iniciaron la colección en el 2002.

Vayamos por partes. La premisa inicial resulta espectacularmente jugosa. Existe un reino poblado por todas las fábulas, los personajes de cuentos, leyendas, tradiciones o mitos de la humanidad. En un momento dado un mal primordial y con un poder incontestable comienza a conquistar ese mundo de fantasía, aniquilando a todos los que se le oponen y acumulando cuantos objetos de poder mágico caen en su poder. La única posibilidad de supervivencia es el exilio desde las Patrias (Homelands) al mundo de los hombres (mundanos), y para ello nada mejor que un hueco de Nueva York, Villa Fábula, donde las fábulas con aspecto humano viven entre los hombres pero cuidando muy mucho de mantener oculta su verdadera naturaleza. Blancanieves, el Príncipe Azul, el Lobo Feroz, Pinocho, la Bella y la Bestia, el Príncipe-rana, la Cenicienta, Barbazul, Ricitos de Oro o la Bella Durmiente son algunos de esos exiliados. Muchos otros, animales, seres mitológicos y demás fauna fantástica que no pueden ocultar su aspecto -o no quieren- viven en una idílica comunidad campestre denominada muy acertadamente La Granja. Planteamiento como dije prometedor, quizá no novedoso en tanto premisa, pero desde luego sí innovador en su desarrollo. Y permítanme explicarme.

A nivel literario existían precedentes de ese tipo de marco en el que conviven seres fantásticos de diversa procedencia. Sin ir más lejos, el reino de Shrek podría ser unas Patrias antes de ser invadidas por el Enemigo. Pero partiendo de esa base se desarrolla por un lado la historia de fondo (que a día de hoy dista mucho de estar resuelta) mientras que se nos van presentando personajes y situaciones continuamente, en un carrusel fantástico de idas y venidas, relaciones amorosas y familiares volubles, asesinatos, intrigas políticas. Esto da como resultado una lectura sumamente ágil, en ningún modo farragosa, ya que la acción evoluciona a la par que la presentación de nuevos personajes, y la forma en que estos interactúan y evolucionan, a su vez, constituye el motor que permite circular a esta serie con la suavidad de un tren de alta velocidad.


Bill Willingham, guionista de la serie, es un viejo conocido de los lectores de Zinco como dibujante de Green Lantern o del especial de la JLI en que se las veían con el Joker. Como guionista empezó practicando con las miniseries de la Tesalia, la bruja griega vista en Sandman. Lo cierto es que el do de pecho como escritor lo ha dado con esta serie creada por su mente calenturienta. Y digo lo de calenturiente porque esta es una serie donde cualquier personaje puede ser decapitado, degollado, destripado, hechizado para mantener relaciones sexuales con otro, estafado y todos los -ados adversos que se os ocurran. Afortunadamente al estar la serie englobada dentro de la linea Vértigo, aunque con su propia continuidad al margen del Universo DC, Bill Willingham ha podido hacer lo que le ha venido en gana con los personajes. Cosa que le agradecemos. Además, y siempre dentro de la coherencia argumental y del desarrollo de personajes fiel a la caracterización de los mismos, Willingham ha intentado ofrecer en cada una de las primeras sagas historias que se podrían encuadrar dentro de géneros muy concretos, aunque siempre con la impronta de la magia y el humor que caracterizan la serie. Así, desde el tradicional whodonit pasando por la acción política, a la fantasía épica al thriller más cercano al género negro, leer Fábulas es una experiencia de lo más atractiva para este su humilde servidor, que tiene el culo pelado de leer según qué "fantasías adultas" que no abarcan la cantidad de registros y matices como sí hace esta serie.


Y mañana más (los dibujantes y los arcos argumentales vistos hasta la fecha en España) en esta semana que he decidido convertir en Fable’s Week de forma improvisada.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Resumiendo:

La serie es cojonuda.

Ves porque no hago un blog? es que tengo demasiada capacidad de sintesis :p

Plissken dijo...

Adri:

Pues no queda aún ná para que termine yo por decir eso mismo, jejeje.

Anónimo dijo...

Ays estos escribas todo lo enredan :p

Oscar_Bcn dijo...

Yo diria mas es una peaooooooso serie.

Bueno ya se que llevo tiempo sin dejarme ver el pelo pero es que ando liado y por ese mismo motivo no podran contar con mi presencia en madrid. Espero que lo pasen en grande y se acuerden de un servidor cuando pidan un dibujo a carlos pacheco.

Un abrazo desde BCN

Pep dijo...

Ya en los 80, con su famosa serie como autor completo para la independiente Comico, Elementals, daba muestras de cuan calenturiento puede ser (y puedeN ser sus personajes).

Una serie a recuperar algún día, no sólo porque estaba bastante bien, sino porque es un claro representante de aquellos primeros cómics de super-heroes que iban más allá de la pasada de hostias que se le metía al villano rancio de turno (me niego a decir tebeos adultos!).

Plissken dijo...

Adri:

Ya le digo, hay que sacar jugo de tó ;)

Plissken dijo...

Oscar:

Contestado le he en su Marca de Kain. Ánimo y a ver si hay más suerte para el próximo evento.

Plissken dijo...

Pep:

Los Elementals es una de esas series mil veces mentada pero que nunca tuve la ocasión de leer. Ojalá se animara alguien y la editara por estos lares. O eso o tirar de Milehigh...

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