viernes, enero 18, 2008

Desde la máquina (III): Realidad contra Ficción / En pie de guerra

Hace ya más de un año leí con bastante sorpresa los dos primeros tomos editados en España de la serie Ex-Machina, y aproveché para dejar mis impresiones sobre la serie y sobre lo publicado en su momento. Pese a lo mucho que me gustó el acercamiento atípico a la historia de un superhéroe metido en política tras abandonar el vigilantismo enmascarado, no ha sido hasta hace una semana que he devorado de un tirón los dos tomos siguientes.



Comienza el tercer tomo recopilatorio de la serie con una historia introductoria de eventos futuros en la que Mitchel Hundred visita a una adivina antes de prohibir a curanderos, magos y adivinos por fraude. El tono del capítulo recuerda poderosamente a los de Starman, serie igualmente dibujada por Harris, en la que el protagonista visitaba a una adivinadora que vaticinaba futuros acontecimientos que de este modo ya configuran un horizonte nada halagüeño para el personaje. A continuación encontramos una historia en tres partes, Realidad contra ficción. Para fomentar el espíritu cívico en la ciudadanía Hundred se presenta como voluntario para jurado, sólo que tendrá la mala suerte de coincidir con un psicótico que tomará rehenes en el juzgado con tal de que el alcalde le cure los terribles dolores de cabeza que padece. Al mismo tiempo un misterioso enmascarado, aparentemente un robot, está actuando como vigilante en la ciudad, realizando detenciones ilegales y ayudando a los que lo necesitan. La comisaria intentará acabar con esa amenaza a la ciudad, mientras que el escolta Bradbury y Kremlin investigarán el asunto por su cuenta al temer que parte del pasado de Hundred pueda salpicarle en su carrera política. Al mismo tiempo una serie de flashbacks van colocando algunas piezas en su sitio, mostrándonos cómo el ahora alcalde Hundred compartía su afición por los comic-books con dos amigos que acabarían siendo uno su abogado y el otro su librero. Cierra el tomo la historia en dos partes Fuera del Sistema en la que Mitchell Hundred abandonará su puesto en la alcaldía para acudir en ayuda de su madre desaparecida. Recorrer el país sobre dos ruedas y solucionar la situación de su madre le ayudarán a comprender mejor lo podrido que está el sistema en algunos lugares dominados por la corrupción, y al tiempo le descubrirá un tremendo secreto sobre su pasado que había permanecido oculto hasta ese momento.



El cuarto tomo recopilatorio de Ex Machina se divide en dos partes bien diferenciadas. En pie de guerra es una historia desarrollada en cuatro partes que se centra en la decisión tomada por Hundred de autorizar una manifestación contra la invasión de Irak, decisión que contará con la frontal oposición de su segundo Willie y de la comisaria y el entusiasta apoyo de Journal, que dimitirá de su cargo para poder acudir a la marcha y pedir el regreso de las tropas. Una explosión química desatará el pánico entre la multitud y provocará un desastre humano -cuatro muertos y sesenta heridos- y político -con medidas de seguridad típicamente yanquis post-11S, brotes racistas entre algunos exaltados que culminarán en un criminal linchamiento y un ambiente de paranoia creciente que enrarecerá la vida en la ciudad hasta límites insoportables. La situación requerirá de medidas extremas y el alcalde y la comisario deberán aunar esfuerzos para evitar que Nueva York se convierta en una ciudad en estado de sitio. Cierra el tomo la inclusión de una miniserie especial en dos partes, Vida y muerte, que narra el origen de Jack Pherson, un técnico de sonido que investigando una grabación con la voz de la Gran Máquina sufrió un rocambolesco accidente que le transformó en el reverso del héroe. Si aquel podía comunicarse y dar órdenes a las máquinas, Pherson podrá dar órdenes a toda clase de animales, desde gaviotas a gorilas, aunque no llega al extremo de poder comunicarse con ellos. El enfrentamiento de ambos será inevitable cuando los delirios de Pherson le hundan en la locura megalomaníaca del típico villano de segunda con ínfulas de conquistar el mundo. A nivel de planteamiento argumental, una vez más, el presente como político de Hundred se ve determinado por sus acciones pasadas, y la asunción de las consecuencias generadas por esas acciones será vital para poder defender sus convicciones morales.

El equipo creativo sigue desarrollando con mimo una historia que progresa suave pero implacable, alterando los puntos de vista de cada uno de los protagonistas y relativizando al máximo las posturas de cada personaje según las circunstancias obligan a tomar unas decisiones u otras. Vaughn escribe diálogos brillantes que no ralentizan la narración lo más mínimo, y a la vez crea situaciones en las que la intriga política, las relaciones humanas, el suspense criminal o el escenario heroico al uso se conjugan en una mezcla que pese a la heterogeneidad de sus diferentes elementos logra un resultado perfectamente cohesionado. Esto es patente sobretodo en la primera de las sagas, Realidad contra ficción, donde se entremezcla el amor por el género de superhéroes reflejado en esas lecturas de adolescencia que marcaron el carácter de Hundred y sus amigos con la intriga superheroica al uso -un vigilante está haciendo de las suyas y los compañeros del héroe intentan detenerlo- y con la actividad política de un alcalde que intenta dar ejemplo de buena ciudadanía a los neoyorquinos y acaba envuelto en una tensa situación de rehenes de incierto desenlace.

A esto por supuesto se añade un Tony Harris que mantiene su estado de gracia de los últimos tiempos, jugando con personajes expresivos y arquitecturas tan hermosas como reales a su antojo y manejando la narración como le viene en gana, haciendo ágiles las conversaciones y perfectamente comprensibles las escasas pero espectaculares escenas de acción. No hay que olvidar la colaboración de Chris Sprouse en la historia en dos partes Vida y muerte, que pone su habitual estilo depurado y limpio para narrar el flashback sobre la vida como vigilante de Hundred y el enfrentamiento con su némesis, Jack Pherson.

2 comentarios:

Bruce dijo...

Pedazo de reseña, don Plissken :)

Plissken dijo...

Muchas gracias Bruce, la serie me encanta, y no miento con lo de estar enganchado. Ayer mismo me ponía al día comprando el quinto número, que espero leer lo antes posible.

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