Tres años después, en 1990, llegaría Adam Strange, miniserie prestigio de tres números escrita por Richard Brunning y dibujada al alimón por los hermanos Adam y Andy kubert, con un estilo muy influido por el de su padre. La historia continúa explorando el Rann reescrito por Moore, con un Sardath absorto en sus investigaciones e incapaz de ver el descontento social creciente entre su pueblo ante la injerencia de lo que ellos consideran un alienígena. Alanna espera un hijo de Adam, el primero en décadas. Por su parte, atrapado en la tierra a Strange le plantea Sardath la posibilidad de emplear un Rayo Zeta mejorado que le permitiría permanecer en Rann indefinidamente junto a su familia. Al hacerlo, el viaje le trastorna y provoca una crisis de destrucción en Rann, malhiriendo a Sardath en el proceson de los intereses de estado amigo le manipula en funci. Enajenado y perseguido, Adam Strange llega hasta el vergel que La Cosa del Pantano creara en el planeta como regalo para los rannianos. Allí la esterilidad reinante en el resto del planeta no existe. Mientras cada vez se le hace más evidente que el motivo de que Sardath le eligiera no fue el de convertirse en campeón, sino su compatibilidad con Alanna, Adam debe afrontar la revuelta social que asola Rann y le culpa a él de todos sus males y la amenaza de una invasión de una flota enemiga. Al finalizar la miniserie Adam se queda definitivamente en el planeta aun cuando su situación diste mucho de la idílica estampa familiar que él había añorado durante años. Me descolocó mucho el final de la historia cuando lo leí hace una década, y aunque con mirada esperanzadora hacia el futuro, la tristeza y la melancolía se apoderaban de nuestro héroe.
Afortunadamente, llegaría Mark Waid para salvar los muebles y retroactivamente devolver la leyenda de Adam Strange a toda su grandeza en una historia cósmica y épica desarrollada a modo de fill-in de dos números en la colección de
Waid, bendito Waid, se las arregla para reestablecer dentro de la continuidad el statu quo clásico del personaje mediante una historia espectacular y con algunos momentos inolvidables para el que suscribe -como el rescate de un Superman forzándose al límite o el reencuentro fugaz de los Strange-. Finalmente Adam es zeta-transportado una vez a la tierra, al haber eliminado de su cuerpo la energía Mega Zeta, a la espera del siguiente rayo que le devolverá a su hogar. Es la página final –además de dicho reencuentro, que aún hoy me pone la carne de gallina- la que me deja con un nudo en el estómago, donde Jonn y Adam miran a las estrellas en silencio compartiendo el dolor de la perdida y la sensación de darlo todo por un mundo que, en el fondo, no es el suyo.
2 comentarios:
No, si yo no soy de DC, pero historias autoconclusivas como la de Ferry me gustan y mucho.
¿A que adivino con que sketch finaliza la semana?
Jejeje, me pilló usted, y encima vendrán a pares los sketchs ;)
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