viernes, agosto 08, 2008

Day Break: Atrapado en L. A. Confidencial

El detective Brett Hopper (Taye Diggs) es uno de los miembros más eficaces e íntegros de la policía de Los Angeles. Una mañana se despierta en casa de su pareja, la enfermera Rita Shelten (Moon Bloodgood), pasa por su propia casa y se dirige a la comisaría, donde le espera una mañana difícil, ya que su compañera, la también detective Andrea Battle (Victoria Pratt), se enfrenta a una investigación de Asuntos Internos por tratos oscuros con su informador. El encargado de llevar esa investigación es el ex-marido de Rita, Chad Shelten (Adam Baldwin), un oficial algo engreído pero bastante profesional que mantiene una fuerte animadversión contra Hopper.


Este microcosmos de relaciones cruzadas salta por los aires cuando se hace público el asesino del fiscal del distrito Alberto Garza, un crimen que parece haber sido cometido según todos los indicios por Brett Hopper. Éste se ve superado por los acontecimientos al ser acusado de un delito que sabe no ha cometido por los oficiales Spivak (Mitch Pileggi) y Choi (Ian Anthony Dale), perseguido por unos tipos que le golpean y amenazan con dañar a su familia y drogado para que confiese el crimen. Hopper cierra finalmente los ojos en la cárcel después del peor día de su vida y los abre... la misma mañana que da inicio al mismo peor día de su vida. Ante la incredulidad, el desconcierto, la preocupación y finalmente la desesperación de Hopper, se hace evidente para él que cada día es el mismo y que está condenado a repetir una y otra vez las mismas acciones dentro de unas coordenadas temporales restringidas (24 horas), dentro de las cuales se puede mover con entera libertad e interactuar con quien quiera.


Las reglas de ese bucle temporal aparentemente sin fin son sencillas: el tiempo sólo transcurre para él, experimenta cansancio y sueño de un día para otro y si sufre una herida ésta experimentará una curación normal en el tiempo. Hopper asume que puede morir pero sabe que quienes le rodean aparecerán al día siguiente como si nada aunque les hayan golpeado, disparado, quemado o arrojado desde un quinto piso. Del mismo modo, sólo Hopper conservará recuerdos de lo ocurrido en cada día, recuerdos que irá sistematizando en un cuaderno para de ese modo intentar hallar algo de luz en la enrevesada trama criminal que le ha elegido como cabeza de turco y que se extiende a todos los niveles de la ciudad de Los Angeles.


La serie consta de 13 capítulos y en su momento constituyó un sonoro fracaso al ser emitidos únicamente los seis primeros episodios y ser cancelada por los bajos índices de audiencia. A pesar de todo, las descargas por internet posibilitaron que la serie fuera finalmente emitida por cable. Con producción del propio Taye Diggs quizá sea la mano de Rob Bowman, que también dirige varios episodios, la que más se deja notar en la factura de la serie, un adrenalínico seriel de policías íntegros y complejos entramados de corrupción, extorsión y asesinato que se ve alterado por el matiz fantástico del bucle temporal que se convierte en el auténtico macguffin de la historia, dando lugar a una especie de mezcla entre L.A. Confidencial y Atrapado en el tiempo que aunque bien realizado y entretenido dista mucho de la calidad de sus modelos. En realidad el elemento fantastique sólo proporciona el marco en el que desarrollar una historia al uso de investigación policial con sus infiltrados, sus traidores, chivatos, tiroteos, dobles y triples juegos, persecuciones, peleas y demás tópicos empleados en los thrillers policiales. Hopper no buscará una explicación para su insólita situación, sino que a través de un sistema de prueba y error muy gráficamente visualizado vemos cómo va desenmarañando poco a poco la madeja que ensucia comisarías, juzgados y concejalías de su ciudad para de ese modo intentar romper la prisión temporal en la que el mundo parece haber quedado atrapado.


Hay detalles humanos muy divertidos que confieren verosimilitud al personaje (su preocupación por saber en qué momento cesará el bucle temporal y quién de los suyos habrá muerto irreparablemente cuando el mundo recobre su marcha normal, los intentos de huir de su situación, ya sea por evasión de sus perseguidores o por buscar un respiro siquiera temporal y efímero) y el plantel de secundarios ofrece muchas historias paralelas que presentan algo de interés y que permiten diversificar algo -poco- el punto de vista de la serie. Otro intento de no aburrir al espectador con continuas reiteraciones es presentar la acción de cada capítulo desde diferentes enfoques: melodrama romántico, enfrentamiento entre bandas, persecución, toma de rehenes. Lo malo es que tanta repetición, tanta muerte y tanto giro argumental afectando a los personajes hace que o te olvides de alguno de ellos durante varios capítulos o que finalmente te importe un rábano cual sea su destino final. Day Break se encuentra en una zona gris dentro de la variada y atractiva oferta televisiva actual, pues sus aciertos son tantos como sus errores y quizá la mayor baza con la que cuenta para atraer a nuevos espectadores en formato doméstico sea su brevedad en estos tiempos de seriales eternos. En un par de tardes uno se ventila la historia de Hopper y compañía y se queda tan pancho.

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